Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 12 de junio de 2011 Num: 849

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Jair Cortés

Monólogos Compartidos
Francisco Torres Córdova

Entre el corrido y
la lírica popular

Adriana Cortés Koloffon
entrevista con Margit Frenk

Un muralista en la UAEM
Óscar Aguilar

Borges y el jueves
que fue sábado

Ricardo Bada

Con Borges en Ginebra
Esther Andradi

Borges en catorce versos
Ricardo Yáñez

Los halcones, cuatro décadas
Orlando Ortiz

Leer

Columnas:
Galería
Rodolfo Alonso

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Un muralista en la UAEM

Óscar Aguilar

Heredero de los grandes muralistas mexicanos de principios del siglo XX, José Hernández Delgadillo (1928-2000), perteneció a una corriente de artistas independientes, activistas y críticos del sistema. Estas características, por un lado, lo llevaron a “construir imágenes solidarias del pueblo en lucha” y, por el otro, lo “condenaron al olvido” en la historia oficial del arte en México. A partir de los años setenta, realizó un sinnúmero de murales en universidades públicas, escuelas normales rurales, tecnológicos, preparatorias populares, colegios de bachilleres, comunidades rurales-campesinas y colonias populares, precisamente donde habían germinado movimientos sociales de estudiantes, campesinos y obreros. El presente ensayo da a conocer la presencia de José Hernández Delgadillo en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) por medio de los murales que trazó en los edificios de Rectoría y Arquitectura bajo el contexto de la lucha estudiantil de la UAEM en los setenta.

La reforma educativa

La “apertura democrática” de Luis Echeverría (1970-1976) propuso una serie de reformas políticas que fortalecieron la legitimidad del Estado cuestionada por el movimiento estudiantil de 1968. La reforma educativa vino a ser la carta de presentación del sexenio que, entre otras cosas, pretendió la modernización de la universidad pública y que pronto se le conoció como modelo ANUIES o universidad-empresa. Contrario a ésta, en algunas universidades surgió la alternativa universidad-pueblo con la idea de construir las bases para una universidad democrática, crítica, científica y popular. Como una extensión de la universidad-pueblo, aparecieron las preparatorias populares en las universidades de Guerrero, Sinaloa, Oaxaca y DF. La UAEM no podía quedarse al margen y en 1972 un grupo de universitarios de diferentes facultades fundaron la preparatoria popular, quienes tejieron redes de comunicación con sus similares del DF: Liverpool y Tacuba. Esto facilitó el encuentro de Hernández Delgadillo con los integrantes de preparatoria popular Toluca.

Hernández Delgadillo en la uaem

El muralista dejó plasmados al menos dos murales en Ciudad Universitaria que al paso del tiempo se convirtieron en huellas visibles de la lucha estudiantil. En esta tesitura, el maestro Delgadillo pintó el primer mural dentro del edificio de Rectoría con la participación de los muchachos de la preparatoria popular en febrero de 1973. La obra ha sido catalogada como una de las más efímeras en la historia del arte-mural en Toluca, puesto que fue borrada pocos días después. Entre los estudiantes era un secreto a voces que el rector Guillermo Ortiz (1969-1972) ordenó aquella acción. Nadie levantó la voz; no obstante, el Comité Central de Humanidades (CCH) presentó en noviembre de 1973 un pliego petitorio de seis puntos al Consejo Universitario. El último exigió a rectoría que “respetara los murales que se pintaran en los recintos universitarios”.

En julio de 1974, el director del diario local El Sol de Toluca, David Alvarado Guerrero, suscitó una controversia al afirmar que Delgadillo mandó destruir una exposición pictórica del pintor Leopoldo Flores montada por sus alumnos: “aunque quisiera permanecer en la sombra, apareció como el autor intelectual de esa agresión el pintor José Hernández Delgadillo, quien no ha podido alcanzar los triunfos de Leopoldo Flores”. Los dos artistas, compañeros en La Esmeralda, vivían una etapa de madurez artística y eran conocidos nacional e internacionalmente; por lo tanto, la calumnia verbal estaba fuera de tono. El CCH, por su parte, respondió a la acusación en estos términos: “Cómo un periodista sin tener elementos de juicio culpó a José Hernández Delgadillo, quien ha gozado del mismo prestigio que Leopoldo Flores […]. La opinión pública ha deseado saber la razón por la cual ningún periodista y otro defensor del arte se desgarró las vestiduras cuando el ex rector Guillermo Ortiz ordenó destruir los murales de José Hernández Delgadillo en Rectoría.” El director del diario local desairó el arte-mural de Delgadillo y, por el contrario, enalteció el de Flores. Ello explica por qué no hubo ¡ni una sola nota! de Delgadillo en El Sol de Toluca.

El mural en la Facultad de Arquitectura

En julio y agosto de 1976, meses antes de que estallara la huelga del movimiento estudiantil, el pincel del maestro apuntó hacia el edificio de la Facultad de Arquitectura. Sobre la fachada principal pintó otro mural que consolidó su presencia en la UAEM; ahí estuvo presente la identidad pictórica de Delgadillo: puños alzados en señal de victoria, el contraste del rojo-negro y figuras antropomorfas. El conjunto artístico –dividido en dos bloques iconográficos (cada uno de 5 por 9 metros) separados por una columna negra representada por tres canceles– simbolizó la lucha popular e hizo un llamado al levantamiento social. Representó dos estructuras antagónicas históricamente: burguesía-proletariado y gobierno-pueblo. Sobresalieron líneas geométricas, trazos y formas diagonales; resaltó el rojo y el negro: colores representativos de la huelga. Los elementos gráficos fueron fauces, puños alzados, garras, cabezas en forma de calaveras y guerrilleros furiosos. El hombre con el puño izquierdo en alto sostiene con la mano derecha una metralleta dispuesta a enfrentar una “fauna nociva caracterizada por personajes mutantes con garras y rostros descompuestos por la furia”. El mural se convertiría en testimonio artístico de la álgida lucha estudiantil en la UAEM.

El mural de Arquitectura, a diferencia del anterior, permaneció visible como un centinela que miraba a los miles de estudiantes que habían pasado por las aulas universitarias. Ahí estuvo un cuarto de siglo (1976-2001) la herencia cultura de Hernández Delgadillo.