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Por el halconazo desertaron varios compañeros: jefe de la corporación

Antes los jóvenes respetaban a la policía: nos veían y corrían

Actualmente se favorece mucho al delincuente cuando se le detiene, dice

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El jefe policiaco, quien participó en los hechos del 10 de junio de 1971, durante la entrevista con La JornadaFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de junio de 2011, p. 36

Ingresó a la policía de la ciudad en 1966, tenía sólo 21 años de edad. Era joven, al igual que muchos otros estudiantes que se empezaban a organizar para manifestarse en las calles. Sólo que él no pensaba en ello en ese momento. Con sólo la primaria terminada, ni los estudiantes universitarios ni sus preocupaciones formaban parte de su contexto.

En el barrio donde creció había un agrupamiento de policía y el uniforme café que usaban se convirtió en una aspiración. Ahora es un alto mando policiaco que revela en sus comentarios la ideología de la policía de entonces: antes los jóvenes nos respetaban. Si estaban jugando futbol en la calle, con tan sólo ver a la patrulla se echaban a correr. Ahora ya no se echan a correr. Hemos perdido respeto.

El uniformado recuerda de forma imprecisa el 10 de junio de 1971. Habla de elementos que desertaron, que ya no volvieron más a la corporación e incluso de compañeros que dieron por muertos.

Sin embargo, reconoce que antes los manifestantes eran tranquilos, porque actualmente muchas veces son ellos los que agreden a los elementos policiacos.

En la década de los 70 del siglo pasado las preocupaciones sociales no formaban parte de su trabajo. A él le interesaba terminar sus labores, estar bien rapado para los martes, que había revisión, y no traer los zapatos sucios para que no lo arrestaran.

Cuenta que sus mandos eran militares, por lo que obedecer y ser disciplinado era los más importante.

Esa formación hace que este mando policiaco, que hoy es considerado uno de los más eficientes en reducir los índices de delincuencia en las zonas asignadas, sostenga que el rompimiento de la familia tradicional empezó a ser uno de los principales causante de los problemas sociales.

Hoy, las mujeres entran a los billares, a las cantinas, incluso faltan a sus casas. Eso trajo como consecuencia el problema que hoy tenemos con la delincuencia. No hay un control.

La misma línea aparece en la entrevista cuando él habla sobre los derechos humanos. Matiza que no se trata de ir contra la ley, pero opina que se favorece mucho al delincuente.

Dicen (los delincuentes) que los golpeó el policía, se pican el interior de la nariz para sangrar, se rompen la camisa: Nosotros tenemos problemas, no es fácil detener un delincuente que ya ha estado en el reclusorio y ya se la sabe.

Vuelve otra vez a hablar de los jóvenes que juegan futbol en la calle: Ya hoy el juzgado cívico no nos recibe a los jóvenes porque son menores y no es una falta grave estar jugando. La ley ha cambiado para nosotros.

Sin embargo, esta visión no era comparable con otros cuerpos policiacos que acometían contra los jóvenes.

Cuando deteníamos a alguna persona, nos suplicaban,que mejor los lleváramos a la policía en lugar de la ahora extinta Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), dependiente del Gobierno Federal.