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Presentaron volumen publicado por el Fondo de Cultura Económica

Compilan de manera integral la obra cuentística de Inés Arredondo

Sus relatos entregan en una sola emisión ritmos de vida y sensaciones muy hondas, dijo Dallal

La narradora puso al descubierto lo más sórdido de la persona, escribió Beatriz Espejo

 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de junio de 2011, p. 4

Son pocos los cuentistas paradigmáticos de una época, generación, país o cultura, e Inés Arredondo es una de ellos. Por eso se le considera entre los cultivadores más importantes del género en el siglo XX en México.

Así quedó planteado durante la presentación del libro Cuentos completos (Fondo de Cultura Económica), de Arredondo (Culiacán, 1928-DF, 1989), el cual fue presentado la noche del martes en la librería Rosario Castellanos por los escritores Alberto Dallal, Miguel Sabido y Beatriz Espejo.

El volumen reúne los cuentos de sus libros La señal, Río subterráneo y Los espejos, y como capítulo final hay un bloque titulado Otros cuentos. La introducción Inés Arredondo o las pasiones desesperadas fue escrita por Espejo, y la bibliografía fue elaborada por Claudia Albarrán.

Dallal dijo que los cuentos de Arredondo poseen esa magnífica, exacta síntesis narrativa y expositiva, esos nervios muy internos que, expresados mediante la exactitud del lenguaje, nos entregan, en una sola emisión de la voz literaria, ritmos de vida, sensaciones muy hondas, miradas y actitudes de los cuerpos, derroteros, sentencias, ambientes, destinos.

Comentó varios relatos de Arredondo, como Canción de cuna, La señal, Las mariposas nocturnas o La extranjera, uno de los cuentos más exactos de la literatura mexicana, y agregó:

La trama, las anécdotas o los graves conflictos que se cuentan, no importa la variedad de las historias, convergen, por así decirlo, en el alma, en esa esencia humana que todos andamos cargando por el mundo.

Se refirió a algunos cuentos de Río subterráneo y agregó que la escritora se extiende aún más en el análisis de la pureza, la pasión, el destino imperfecto, que se van decantando en la soledad inteligente, precisamente en las ansias desmedidas de imperfección y de venganza y de lo demoniaco que padecen los protagonistas.

Foto
Inés Arredondo a los 15 años, en imagen de 1943 tomada de su libro La verdad o el presentimiento de la verdad, publicado por Difocur-INBA-CNCA

Tras hablar de la necesidad de investigar sobre las vetas narrativas y los paradigmas creativos generados por Arredondo, Dallal mencionó a otros autores compañeros de la escritora, conocida como la generación de medio siglo, entre ellos Juan Vicente Melo o Juan García Ponce, ubicados por muchos como neorrománticos.

Beatriz Espejo, quien veía con cierta frecuencia a Arredondo, dijo que una de las habilidades narrativas de la cuentista era la sutileza, y puso de ejemplo el relato El membrillo.

Entre todas las escritoras mexicanas, dijo Espejo, ella es un caso aparte. Y coincidió con Miguel Sabido en que la cuentista sabe callar lo que es necesario callar y decir lo que es necesario decir.

Consideró que se trata de una narradora difícil de leer porque no era complaciente ni con ella misma, y luego leyó algunas páginas de su introducción a Cuentos completos, en uno de cuyos fragmentos plantea:

Trató el erotismo enfermizo y sus múltiples facetas. Buscó la mayoría de sus temas puertas adentro, en las entretelas espirituales. Puso al descubierto lo más sórdido, secreto, doloroso, incomprensible y vulnerable del ser humano al construir un entramado de historias que muchas veces se complementan. Tenía talento para contarlas sin que una arquitectura ambiciosa limitara su vuelo imaginativo.

Miguel Sabido, quien en un primer tiempo estuvo muy cercano a Inés Arredondo y sus circunstancias personales y creativas, contó varias anécdotas y momentos que aún le siguen sacudiendo el corazón.

En ellos aparecieron el poeta Tomás Segovia, quien fue pareja de Arredondo, o sus compañeros de generación, entre ellos también Vicente Leñero o Pita Dueñas, además de otros como Juan Rulfo y Juan José Arreola, así como el Centro Mexicano de Escritores o las aspiraciones juveniles de publicar en el Fondo de Cultura Económica y hacerse famosos.