Sociedad y Justicia
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En secundarias públicas hay más factores de riesgo, revela estudio

Se reduce brecha de género entre consumidores, advierte especialista
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de mayo de 2011, p. 40

La brecha de género entre fumadores se ha reducido drásticamente en años recientes. Actualmente, por tres varones adultos hay una mujer, pero en adolescentes la proporción es de uno a una, señaló Nazira Calleja, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien aplica estrategias contra el tabaquismo dirigidas específicamente a jóvenes.

De manera particular, expresó, se trabaja con mujeres adolescentes, por ser ese sector uno de los más susceptibles y de más alto crecimiento en el hábito; se hace mediante talleres interactivos y juegos de computadora, en los que aprenden a reconocer situaciones de riesgo, desarrollar habilidades de rechazo y asumir un compromiso público de no fumar. Además, a tomar conciencia sobre cómo será su vida si deciden no hacerlo.

En un estudio comparativo realizado en escuelas del sur de la ciudad de México, la académica descubrió que en las secundarias públicas hay más factores de riesgo que en las privadas.

En las primeras, 65 por ciento de jóvenes entrevistados afirmaron que los maestros pueden fumar en la escuela y 29 por ciento que los alumnos. En las privadas, 31 y 11 por ciento, respectivamente, comentaron lo mismo. En cuanto a una norma antitabaco clara, 52 por ciento de los estudiantes de escuelas oficiales y 64 por ciento de las particulares señalaron que ésta existe en su centro escolar.

Nazira Calleja explicó que la etapa inicial en la experimentación con el cigarrillo puede comenzar en la infancia, pero en mayor medida en la segunda década de la vida, si el individuo está expuesto a factores de riesgo, entre ellos los biológicos (pubertad temprana en niñas).

También figuran los personales (rebeldía, depresión, baja autoestima, anorexia, bulimia y carencia de habilidades para enfrentar el estrés), familiares (padres fumadores, permisividad en casa) y sociales (amigos adcitos, presión social para el consumo y susceptibilidad a esa influencia).

Después de una amplia investigación entre jóvenes mexicanos, Calleja creó un modelo de susceptibilidad tabáquica, integrado por cuatro factores de riesgo (creencia en los beneficios de fumar, rebeldía, amigos fumadores y permisividad en el hogar) y dos de protección (creencia en la propiedad adictiva del tabaco y supervisión de los padres).

“En familias donde hay supervisión paterna y se piensa que el tabaco es adictivo, la ‘susceptibilidad tabáquica’ es menor. Pero en hogares donde se encienden cigarros, el chico o la chica entiende que esa es una norma y es más probable que lo hagan”, señaló.