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Análisis sobre ruedas
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de mayo de 2011, p. a20

Hablemos sólo de Egipto. El pasado 25 de enero comenzó la revolución que el 11 de febrero puso fin al régimen de Hosni Mubarak. No hace falta mucho para traer de nuevo a la memoria las imágenes transmitidas por televisión e Internet de los miles de personas que se reunieron y vivieron en la Plaza Tahir demandando y esperando que el gobernante abandonara el poder que detentó durante tres décadas.

En su crónica el periodista Robert Fisk, publicada el 12 de febrero en este diario, narra cómo los egipcios, al conocer la noticia, de pronto todos se pusieron a cantar. Y a reír, a gritar y orar, arrodillándose en el suelo y besando el sucio pavimento frente a mí, danzando y alabando a Dios por librarlos de Hosni Mubarak (...) Fue como si todo hombre y mujer acabara de contraer matrimonio, como si el júblio pudiera ahogar las décadas de tiranía, dolor, represión, humillación y sangre.

Quién no recuerda las decenas de análisis publicadas en medios impresos o difundidas en Internet y los medios electrónicos. Parecía, de pronto, que todos eran expertos en Medio Oriente. Todos creían saber las causas de la revolución.

Una de las mejores respuestas a cuáles fueron los motivos se encuentra en el libro Taxi, del periodista egipcio Khaled Al Khamissi, que salió en Egipto en 2006 y publicado por Almuzara en castellano. Ya fue traducido al inglés e italiano y pronto podrá leerse también en griego y francés.

En Taxi, el también productor y director de cine, recoge la voz de los taxistas egipcios, quienes sin pretensiones –y a veces sin pedirlo– cuentan y analizan de manera precisa lo que ocurría en su ciudad, en su país, con su sociedad, cultura y economía.

Son análisis sobre ruedas, pero también hermosas postales del país donde está una de las siete maravillas del mundo, de las maravillas antiguas, no de las de la reciente campaña Las nuevas siete maravillas del mundo, que tan sólo las denominó bajo el rimbombante concepto de candidata honoraria (pero eso es parte de otro tema).

Khaled Al Khamissi dice en la introducción: Me apasiona conversar con los taxistas, pues son, ciertamente, uno de los termómetros de la espabilada calle egipcia. Este libro recopila entre sus tapas historias que he vivido y conversaciones que he mantenido con taxistas entre abril de 2005 y marzo de 2006.

Se trata de algunas historias y no todas debido a que algunos amigos abogados me dijeron que la publicación de algunas de ellas sería suficiente para encarcelarme, acusado de difamación y calumnias; y que de, la misma forma, escribir los nombres propios que aparecen en ciertos chistes o historietas que están al alcance de todos en la calle egipcia, es algo peligroso. ¡Peligroso! Es algo que me entristece porque los cuentos populares y los chistes egipcios se van a perder sin que nadie los recopile. (Quizá ahora después de la caída de Mubarak, eso pueda ser posible).

Son 58 historias. A veces alegres. Otras tristes. Unas de corrupción. Otras acerca de las mujeres. La caída de la economía (cuánto costaba ir al cine, cuánto cuesta ahora). Algunas de apoyo al gobierno. El regreso de los migrantes a su país, del cual salieron para buscar algo mejor... y no lo encontraron.

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Egipto, una sociedad y una cultura lejana en geografía, pero tan parecido a nuestro país en cuanto a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales. Una nación que dijo basta y que por supuesto ahora enfrenta nuevos retos.

¿Con el fin de Mubarak cuáles serán ahora las historias que cuentan los taxistas? ¿Cuáles son las historias que cuentan los taxistas mexicanos? Porque acá entre nos... quién no se ha topado con uno de estos analistas políticos sobre ruedas...

Sensualidad y memoria

Y de Egipto el viaje nos lleva a Japón.

Mientras todo mundo entra a la locura del marketing por la llegada de 1Q82, de Haruki Murakami, quien esto escribe decidió que era mejor dejar ese libro sobre la mesa hasta que se pase la alharaca y revisitar a otro autor japonés, a uno de los clásicos: Yasunari Kawabata.

La casa de las bellas durmientes es uno de esos libros del que todos hablan pero pocos leen. Ahora se publica en castellano por el sello Emecé. En realidad son tres las historias que conforman la obra original: la más conocida es la que da título al volumen, Un abrazo y De pájaros y animales, aunque la que presentamos en esta ocasión sólo es la de las vírgenes narcotizadas... la historia de Eguchi.

El anciano que llegó una noche a un burdel muy particular y recibe como primera instrucción no hacer nada de mal gusto a la mujer que yace en el cuarto contiguo y que pronto se convertirá en su compañera dormida.

Y le ruego no intente despertarla, aunque no podría, hiciera lo que hiciese. Está profundamente dormida y no se dará cuenta de nada, desde el principio hasta el fin. Ni siquiera de quién ha estado con ella. No debe usted preocuparse, le dice a Eguchi la mujer encargada del lugar.

Lo que no sabe es que esa primera visita, a la que le seguirán otras –acaso convertidas en un nuevo vicio–, es que será un encontronazo con sus recuerdos. Sensualidad y memoria.

En realidad no es un texto largo, pero las frases se quedan un buen rato en la imaginación. Lo mismo que Egipto... otra cultura.

La orfandad de Mariana

Ya más cercano en tiempo y espacio es Las manos pequeñas, del español Andrés Barba. Nuevo descubrimiento gracias al sello Anagrama, aunque no se trate de una novedad editorial ya que se publicó hace tres años.

Las manos pequeñas tiene pocas páginas, 108 para ser exactos. Y con una historia, la de Mariana, que parece que no va a ningún lado. Niña-pierde a sus padres en un accidente-ingresa a un orfanato pareciera la repetición de uno de los tantos clichés tratados por la literatura. Sólo diré que no lo es.

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