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Enfrenta una época difícil, dijo el ex tenista

El país está en segunda división: Pancho Contreras

Glorias deportivas evocan el nacionalismo

 
Periódico La Jornada
Jueves 26 de mayo de 2011, p. a14

El país mismo está en segunda división. Los grandes marchistas y tantos deportistas que nos han dado triunfos han tenido problemas. Es una época difícil. Otras naciones han progresado más que la nuestra y nosotros tendremos que seguir luchando, haciendo en este maravilloso país lo mejor que podamos, manifestó el ex tenista Francisco Contreras, tras participar en una mesa de debate en la escuela de periodismo Carlos Septién García.

Figuras de otros tiempos como los marchistas Daniel Bautista y Raúl González, el boxeador Rubén Púas Olivares, el entrenador de futbol Ignacio Trelles, el fondista Rodolfo Gómez, el basquetbolista olímpico Arturo Mano Santa Guerrero, Jerzy Hausleber, considerado el padre de la marcha mexicana, y Óscar Mendiola, primer campeón mundial de taekwondo, coincidieron en que las nuevas generaciones carecen del nacionalismo y la pasión como los principales motores que otrora impulsaban a los campeones.

Robándole al Olvido es el título del texto de entrevistas que en el 62 aniversario de la Septién García realizó un grupo de alumnos a 20 personajes del deporte.

Algunos acudieron a la convocatoria de la escuela y compartieron anécdotas sobre situaciones de esfuerzo y de goce mientras tocaban la gloria en sus disciplinas.

Rodolfo Gómez puso en la mesa el factor nacionalismo como el ingrediente que, más allá de respaldos o premios económicos, generaba ese extra que exigen las competencias.

Ese nacionalismo del que tanto presumo muchas veces me sacó a flote; me daba fuerzas de donde difícilmente las encontraría; todo era amor a la camiseta, nunca pensamos en que podríamos sacar provecho de esa pasión, señaló el ganador de los maratones de Tokio, Atenas, Rotterdam, Oregon, Pittsburgh y México entre 1981 y 1987.

Nos tocó una generación diferente, en la que más que necesidad teníamos deseos de ser alguien en la vida. Los jóvenes de antes teníamos hambre en el estómago y en la mente, expuso el andarín Daniel Bautista, campeón olímpico en Montreal 76, quien agradeció a Hausleber haber guiado su carrera, pues de no haberle dado seguimiento tal vez sería un agente de tránsito retirado en Monterrey.

Pancho Contreras arrancó las sonrisas para convertir esa mesa en una reunión amigable, en uno de los auditorios del Centro Médico Siglo XXI. Citó algunas experiencias de una vida llena de deporte y su relación con casi cada uno de los asistentes.

De Nacho Trelles, a quien en ese momento llamó Maestro de Maestros, recordó imitándolo con voz garrasposa cuando compartió con él alguna inquietud que tuvo dentro del futbol, experiencia que el técnico de la selección en tres mundiales le habría recriminado al tenista durante alguna cáscara con un: ¡También los postes juegan!.

Contreras, capitán y jugador del equipo Copa Davis que llegó a la final de 1962 ante Australia, relató el periplo junto con Rafael Pelón Osuna, Antonio Palafox y Mario Llamas cuando previamente enfrentarían a India en Madrás.

Octavio Paz, entonces embajador, conseguiría un avión para la misión a mil 800 kilómetros de Nueva Delhi, la sede en la que los citaron para jugar inicialmente.

Esa no fue la única dificultad, sino que en los entrenamientos, a dos días de la serie y a unos 40 grados centígrados, los organizadores cubrieron la cancha con caca de vaca, que allá es sagrada y, contrario a lo que esperaban los anfitriones, fue una gran superficie en la que México se impuso 5-0.

Arturo Guerrero, quien no se arrepiente de haber rechazado cinco ofertas de la NBA para continuar como seleccionado nacional –aunque aquí el basquetbol no haya prosperado–, rememoró al Trelles apasionado del deporte ráfaga, o de las visitas que haría el Púas al Centro Deportivo Olímpico Mexicano, adonde no pudo quedarse porque ya había dado el salto al cuadrilátero profesional.

Olivares se mostró orgulloso hasta las lágrimas de no haber robado nunca y de la emoción que sintió cuando escuchó nuestro Himno Nacional en Japón, y la porra, fletada en un avión, lo impulsó a una de sus grandes victorias.

El deporte es un modo de reafirmación individual y colectiva. Es por lo que descubrí la grandeza de mi propio espíritu y lo hermoso que es ser mexicano, dijo Raúl González en una de las conclusiones de la tarde.