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Tristemente, los Monarcas se fueron sin corona al vestidor

El novel Cortés y el veterano Palencia, dos rostros de un mismo campeón
Foto
Manta desplegada en el estadio Olímpico Universitario durante la final del torneo Clausura 2011Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de mayo de 2011, p. 5

Javier Cortés fue el héroe de la final, pero Francisco Palencia disfrutó como nadie la conquista del nuevo título. El Gatillero se adueñó del balón como si fuera un tesoro, y entre festejos y papel picado al aire se desbordó en declaraciones de amor para el club en el que espera vivir sus últimos años como jugador:

Ser campeón con Pumas no se compara con nada, ¡Estoy enamorado de esta afición!, clamó el atacante de larga cabellera surgido en Cruz Azul, pero de corazón celeste y oro.

Al comienzo de la vuelta olímpica y luego de los abrazos que el rector José Narro repartió entre los jugadores, Paco acaparó el trofeo, lo alzó jubiloso mientras por el altavoz, como al principio del juego, sonaban las notas del himno deportivo universitario, y los paraguayos Dante López y Darío Verón se turnaban para portar como capa la bandera de su país.

Nadie se movía de sus lugares; al contrario, algunos con celulares buscaban inmortalizar el instante glorioso. Los Monarcas del Morelia, hoy sin corona, poco a poco se levantaron del césped donde quedaron tendidos unos minutos, agotados y dolidos, para después, con aplomo, felicitar al rival y en triste procesión entrar a su vestidor luego de recoger sus medallas; el lesionado Mauricio Romero fue con una muleta.

Amplio operativo

Previo al partido el despliegue policiaco fue aparatoso. Nadie podía acercarse al estadio sin haber sido cateado. Viejos, jóvenes, niños, hombres y mujeres apenas ponían un pie en el suelo al bajar de los autobuses, de inmediato se veían en medio de una fila de uniformados que los hacían separar piernas y alzar brazos para un rápido tanteo, mientras un helicóptero de la policía sobrevolaba la zona.

Sin embargo, nada menguó la alegría, los tambores de las porras universitarias se desplazaban entre los seguidores que cantaban y bailaban sin dejar de entonar goyas. La venta de playeras con la cara del puma al pecho tuvo gran demanda, aunque muchas féminas portaban diademas con orejas doradas y se ponían colas felinas de peluche en el trasero.

Adentro, el graderío estuvo lleno una hora antes de la cita y el procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, fue el primero en dar la vuelta olímpica sobre la pista de tartán, custodiado por responsables de la organización del partido y por los líderes de las principales barras auriazules.

Cuando comenzaron a escucharse las mentadas y rechiflas para el funcionario policiaco, Salvador Reyes, el Nariz, lo sacó del apuro; alzó el brazo para solicitar a sus huestes una goya que acalló los insultos. Los improperios y el infaltable uuuulero, uuulero reaparecieron cuando el equipo michoacano saltó a la cancha para hacer ejercicios de calentamiento.

Y luego de la expectación que durante más de 90 minutos tuvo a los aficionados al borde de la butaca, llegó la catarsis con infinidad de matices. El más vergonzoso resultó el baño de cerveza y otros líquidos que arrojaron a los familiares de los jugadores del Morelia, acompañado del burlón: ¡Quieren llorar, quieren llorar...!, tras el gol antológico de Javier Cortés.

Memo Vázquez se mostró complacido, pero serio. Más exultante estaba su padre, del mismo nombre, encargado de las fuerzas básicas, quien aceptó haber transmitido mucho de su conocimiento al hijo, pero recalcando las cualidades de liderazgo, análisis e inteligencia del técnico campeón.