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El actor Alberto Estrella celebra en el Círculo Teatral 25 años de trayectoria

A escena, el amor filial desesperado y el ocaso de un mundo generacional
Foto
Alberto Estrella (en primer plano), durante un ensayo del montaje que se presenta en el Círculo Teatral, en la colonia CondesaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de mayo de 2011, p. 4

El amor filial desesperado e incomprendido por los hijos, el arraigo a la tierra y a la cultura en una región norteña son el núcleo del montaje En el centro del vientre, que hace unos días fue estrenado en el Círculo Teatral, en la ciudad de México.

Por qué no logré hacerlos entender que mi amor por ustedes es inmenso (...) transmitirles mi amor por estas tierras. Todos se fueron, se interroga un desesperado Alberto Estrella, en el papel principal de la obra, sobre la relación con sus hijos y el espacio donde vivió.

Escrita y dirigida por Medardo Treviño, la obra transcurre en un solo escenario: a la vista de un tosco árbol firme en el suelo, de tronco nudoso, ramas casi desprendidas y carentes de follaje. Como una metáfora del patriarca, Alberto, a su sombra se desarrollan los hechos. También es una aspiración de permanencia. Un fondo verde y el piso arenoso completan el foro.

En contrapartida, expone el papel secundario de las mujeres en la cultura machista, educadas en la obediencia, el mutismo y la desaparición, encarnado en la tragedia de la hermana Delia (Cecilia Toussaint), quien existió siempre a la sombra de su hermano.

Rebelión de herederos

En el centro del vientre expresa también el resultado del encuentro con la civilización estadunidense, que hipnotiza y desmorona la verdad que se construyó por generaciones en un mundo definido por sus mitos y la naturaleza. Los herederos se rebelan contra esa condena al silencio, a un encierro aceptado; se desgajan del núcleo las hermanas Irene (Mónica Gómez) y Ninfa (Larissa López), y el hijo mayor Humberto (Daniel Berlanga).

El gringo (Martín Reynaldo), figura ominosa que presencia e impulsa la destrucción del mundo que Alberto conoció y quiso, encarnación del deseo que seduce a Irene, devora y transforma el cosmos, es a la vez la ilusión de libertad y la transformación acelerada.

Mediante saltos temporales y la exposición de la subjetividad de los personajes con el recurso de un segundo plano, nos muestra los desencuentros en una familia tradicional, donde son defraudadas sus intenciones de quererse. Un padre rudamente amoroso, violento a la hora de enseñar a sus hijos a ser hombres. Humberto, el aspirante a escritor, reprimido con dureza y despojado de su valor.

En todo el montaje, el vientre como imagen central: el dolor de madre de La Güera (Rosy Balderas), el placer de Irene localizado ahí y la sequedad de Delia, quien nunca tuvo descendencia propia.

Alberto explora su papel frente a su hijo: ¿Puedes acusar a un hombre por amar intensamente a sus hijos? (...) Dime, dime, ¿quién chingados enseña a ser padres? Y te juro que hubiera ido.

Al finalizar las actuaciones, Cecilia Toussaint agradeció a Alberto Estrella la oportunidad de regresar al teatro. El actor, a su vez, señaló que se trata del primero de tres estrenos para celebrar sus 25 años de actor; los otros dos ocurrieron el 7 y 8 de mayo.

Édgar Adrián (Humberto niño), completa el reparto. Funciones: viernes a las 20:30 horas; sábados a las 19 y 21 horas; y domingos a las 18 horas, en el Círculo Teatral (Veracruz 107, colonia Condesa).