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Editorial Alfaguara da a conocer Biografía para encontrarme, del escritor uruguayo

Publican el testamento literario de Benedetti; reúne 62 poemas hasta ahora inéditos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 19 de mayo de 2011, p. 5

Madrid, 18 de mayo. El escritor uruguayo Mario Benedetti agotó hasta el último aliento de vida entregado a la creación literaria y a su compromiso cívico.

Antes de morir, cuando las enfermedades habían mermado severamente sus facultades, se dedicó de lleno a terminar la que sería a la poste su obra póstuma, Biografía para encontrarme, libro con 62 poemas inéditos en el que están sus obsesiones más intimistas, su fervor por la justicia y su postura ante lo que ya veía inminente: su propia muerte.

Benedetti murió el 17 de mayo de 2009 en su casa de Montevideo, y con una larga vida de exilio, persecución y compromiso a su espalda. Su vida la reflejó en su obra, en la que incursionó en el cuento, la novela, el teatro, el ensayo y la poesía, quizá el género por el que más le recuerdan sus lectores que lo erigieron en el poeta del pueblo.

Alfaguara, el sello que publicó los últimos libros del autor de La tregua, publica dos años después de su muerte el que ya se considera el testamento literario de Benedetti, uno de los escritores más queridos y leídos de Iberoamérica.

En los 62 poemas está la vida y el alma del poeta, desde su búsqueda insaciable del amor, la llegada de la melancolía, la rabia por la injusticia, la soledad, la nostalgia, el desarraigo, la represión o la simple evocación del ritmo candente de las olas del mar. Así como su compromiso con los valores de la izquierda, su defensa de un mundo más justo desde esa visión libertaria que heredó de sus interminables luchas contra las dictaduras militares que lo persiguieron por medio continente.

Entre los poemas inéditos hasta ahora figuran Pies de patria, Resumen, Hartura, Valores, Mis calles, Crepúsculo y Mirar el mar. Como el verso en el que dice: ¿Y qué dirá el Después, después de todo?/ tengo la impresión de que sus brazos/ empiezan a cerrarse/ Y es ahora mi muerte meridiana/ la que en silencio está diciendo ven/ Pero yo me hago el sordo.