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Todo lo que necesitamos es paz, dice Bono con dedicatoria al Presidente

U2 vuelve a tomar el estadio Azteca
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de mayo de 2011, p. a14

U2 volvió al estadio Azteca el sábado pasado y nuevamente hizo posible la magia cuando Adam Clayton, Larry Mullen, The Edge y Bono tomaron el escenario para ofrecer un concierto esférico; una presentación con ángulos cóncavos, consecutivos y completos; recital telúrico, panorámico y periférico, o sea, U2 pleno, primordial. U2 a 360 grados... centígrados, Fahrenheit y Richter.

El infinito poder de la música de U2 congregó a 111 mil personas durante su segunda presentación en la ciudad de México dentro de su gira 360 grados; una segunda fecha que originalmente era la primera y que los fanáticos en menos de una hora dejaron sold out.

A las 22:40 horas la pantalla de La Garra, como se llama al escenario de U2, descubrió al cuarteto desfilando para tomar posiciones. La gritería ensordecedora hizo casi imperceptible la canción Space oddity, de David Bowie, que los acompañó en su deambular al escenario. Así dio inicio la segunda odisea de tres de U2.

Los irlandeses empezaron con Even better than the real thing, seguida de Out of control, Get on your boots y Magnificent, aunque el primer gran momento del concierto llegó con Mysterious ways, donde los dos puentes que se alcanzan a ver de La Garra comienzan a moverse y Bono cruza uno para estar más cerca de sus fanáticos. Alguien le ofreció a Bono un sombrero con los colores patrios, él se lo puso y llevó al público al clímax.

Luego de Elevation y Until the end of the world, Bono dijo: Todo lo que necesitamos es paz, con dedicatoria especial al Presidente de la República quien, según los organizadores, era uno de los 111 mil asistentes; después se corroboró, pues en la cuenta de Twitter Felipe Calderón mencionó: Extraordinario concierto de U2. Gracias a Bono por alentar a México y defender las mejores causas.

Continuó: “Ayer tuve un sueño surrealista: escuchaba tambores y claxons que sonaban armoniosamente, después me di cuenta de que no era un sueño estaba en la ciudad de México, esta noche nosotros somos irlandeses latinos: Adam, el del bajo es el Rafa Márquez de U2; Larry, el de la batería es el Chicharito, porque parece de 24 años; no sé como definir a The Edge, pero sería Hugo Sánchez, nuestro número 9; también es difícil ver a Bono, pero tengo una fantasía: ser como El Canelo o como El Travieso”.

Llegó I still haven’t found what I’m looking for, que fundió las miles de tonalidades vocales en una sola que se alzó al infinito. El cantante volvió a interrumpir al público para decir: Esta canción va para todos los mexicanos, especialmente para los que emigran a Estados Unidos, y acompañado con la guitarra de The Edge se rifó una versión acústica de Stand by me. El bloque terminó con Desire, en la que Bono tocó la armónica; llegaron también Stay, Beautiful day, Miss Sarajevo, Zooropa y la anticlimática City of blinding lights.

El concierto volvió a tener algunos aspectos del guión anterior: lectura de poesía, dedicatoria a las personas que han perdido a un ser querido en la guerra contra el narcotráfico y la parafernalia visual/tecnológica. Además de las canciones Vertigo, I’ll go crazy, Sunday bloody sunday, Scarlett y Walk on, You’ll never alone, con lo que terminó el concierto.

Pero el guión incluyó dos encores. El primero constó de One, Amazing grace ligada con Where the streets have no name y Ultraviolet. Terminó el concierto con el megahit imperecedero With or without you y la emotiva Moment of surrender, la cual arrancó algunas lágrimas.

Los 111 mil asistentes escucharon 25 canciones en 185 minutos de fruición sónica corroboraron que para el público mexicano ver una vez a U2 no es suficiente.