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En el Palacio de los Deportes, ofreció la primera de sus dos presentaciones en el DF

En concierto, Ricky Martin lanza campaña contra la homofobia

Con la gira Música+alma+sexo, actuará en 125 ciudades de América, Europa y Asia

Con Livin’ la vida loca, entre otras, hizo bailar por igual a más de 14 mil 500 hombres y mujeres

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El boricua, en un momento de su actuación el sábado pasado en el domo de cobreFoto Yazmín Ortega Cortés
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Ricky Martin, en el domo de cobreFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de mayo de 2011, p. a13

Al final del concierto que ofreció el sábado pasado en el Palacio de los Deportes, donde reunió a 14 mil 500 espectadores, el puertorriqueño Ricky Martin anunció que esa noche lanzaba una campaña mundial por la igualdad contra el racismo y la discriminación y para detener la homofofia.

Continuará esta misión en las 125 ciudades donde se presentará con la gira Música+alma+sexo, entre ellas Canadá, Estados Unidos, Europa y Asia. Yo no quiero ser menos ni más que nadie, enfatizó.

El sabatino fue el primero de dos conciertos consecutivos donde la estética gay, con reminiscencias de la música disco, fue utilizada por Ricky para reafirmar su postura homosexual.

En tanto, una voz en off relataba la biografía de alguien que después de la adolescencia se enfrentó con la familia y la sociedad por ser diferente; porque sus ademanes no eran los de un hombre fuerte, menos los de alguien acostumbrado a usar la fuerza bruta; al contrario, le gustaban el baile y otras cosas.

Después de cada discurso, miles aplaudían y gritaban apoyando sin duda a Ricky, quien salió del clóset para declararse homosexual.

Inició su rosario de baladas sentimentales y movidas más lo que llamó fiesta boricua; todo ello hizo de la noche el principio de otras más para cientos de los presentes.

Dijo: Gracias por estar aquí. Es una velada especial y ha pasado mucho tiempo. Voy a dejar mi alma en el escenario, se los juro; todo lo que pase aquí es para ustedes, de todo corazón.

Será será sumergió en sueños a la audiencia cuando apareció de negro y encuerado con ropa de piel. Los chiflidos –tanto de hombres como de mujeres– se oían desde todas las esquinas del Palacio de los Deportes. Si antes era galán para ellas, hoy lo es para ellos; con más razón, de los gays.

La voz en off enfatizaba en primer lugar que el muchacho no era un criminal. Al calor de esas palabras, Ricky se quitaba la camisa y dejaba ver el torso. Más de uno sudaba y volaba con el máximo órgano sexual humano: la mente.

Vida privada

En su regreso a México, después de cuatro años de ausencia, Martin agradeció el apoyo del respetable sobre su vida personal y artística. Dime que me quieres convirtió al Palacio de los Deportes en un antrote. Fue la noche de los torsos descubiertos al ritmo de It’s allright, ¿qué día es hoy?, para regresar al momento íntimo de los abrazos, con Vuelve.

Como en los círculos de amor propios del ska, en las coreografías de Ricky predominan los brincos en grupo y hasta una especie de víbora de la mar. La fiesta estuvo en pleno con Livin’ la vida loca, She bangs, Shake your Bon Bon... Basta ya, hasta que llegó María, pieza cuya coreografía expelió cachondería y mostraba a un Ricky rodeado de majas. ¡Olé!

Para llevar al público a otros estados de ánimo, el joven Ricardo demostró que a sus 39 años tiene condición de atleta, pues con su ritmo derrochaba energía, vida e intensidad, atributos que el artista subrayaba para enaltecer el orgullo de ser puertorriqueño y del poder latino, que tiene en la música una de sus principales manifestaciones.

El amor es la sustancia, el éter, la materia, del discurso de Ricky. Para eso, qué mejor que cantar Fuego, Te extraño, El amor de mi vida. Calentó el medio de los rebotes con Frío. En inglés: I am, I don’t care.

La cadena de éxitos no cesó. Siguieron La copa de la vida, La biomba, Lola Lola...

En un video se muestra a Ricky Martin desnudo y bañado por chorros de pintura. ¡Ah, caray!, de repente se quita la ropa, lo cual da motivos para que más de uno piense en el amor propio.

El puertorriqueño no escatimó en la producción, y el juego de luces que aportó al espectáculo.

Así fue el regreso de Ricky Martin tras cuatro años de ausencia en México, donde reivindicó el orgullo de ser latino, boricua y gay.