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No hay esperanza de encontrar con vida a los ocho restantes, acepta Javier Lozano

Recuperan el sexto cadáver de los mineros atrapados en explosión ocurrida en Sabinas

Los trabajadores caídos dejan en la orfandad a 37 menores; serán pensionados, según el funcionario

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 6 de mayo de 2011, p. 18

Sabinas, Coah., 5 de mayo. Brigadistas que trabajan en el pozo minero donde el martes pasado ocurrió una explosión recuperaron el cuerpo del sexto trabajador fallecido, y de los ocho restantes, ya no hay esperanzas de encontrarlos con vida, de acuerdo con la expectativa de Javier Lozano Alarcón, secretario de Trabajo.

De confirmarse la muerte de estos 14 trabajadores, 37 niños y jóvenes quedarán en la orfandad. Datos del Registro Civil del gobierno municipal y de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) revelan que los fallecidos no estaban inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por lo que sus deudos desconocen si podrán acceder a pensiones, como prometieron autoridades federales.

Con 38 años de edad, Juan Alberto Sifuentes Ávila tuvo como única fuente de ingresos ser carbonero en el complejo de pozos mineros ubicado en el ejido Sabinas, cuya concesión fue expedida a la empresa Beneficios Internacionales del Norte Sociedad Anónima (Binsa).

Al igual que sus compañeros, trabajaba siete horas, de lunes a sábado, a cambio de una paga promedio de mil 440 pesos semanales. Sifuentes Ávila es uno de los ocho que permanecen atrapados en el filón, a 60 metros de profundidad.

Su viuda, Rosalinda Madrigal Cantú, comenta: Han venido aquí y nos dicen que nos van a entregar una pensión. Es una situación bastante difícil, porque tenemos cuatro niños (de 14, 12, nueve y siete años) que sacar adelante, dijo durante una de las guardias que montó afuera del yacimiento en espera de noticias sobre los trabajos para rescatar los restos de su esposo.

Lozano reiteró que las familias de los 14 carboneros serán indemnizadas y recibirán pensión, pero admitió desconocer el trámite que el gobierno federal deberá seguir ante el IMSS para cumplir el compromiso.

De los mineros muertos y los hijos que de ellos dependían, el gobierno municipal elaboró un directorio: Mario Alberto Anguiano Montes, seis hijos; Santos Vallejo Ríos, cinco; Jesús Alberto Sifuentes Ávila y Víctor Hugo Silva Santos, cuatro cada uno; Leobardo Sánchez Santos, Hermilo Pérez Mandujano y Juan Carlos Escobedo Pérez, tres, cada uno; Reyes Francisco García Cruz, Isaías Valero Pérez y Rogelio Robledo Esquivel, dos cada uno; Julio César Reséndiz Domínguez, Néstor Manuel Carmona Martínez y Eleazar López González, uno. El único sin descendencia era Julio Sifuentes.

Este jueves fue recuperado el cadáver de Víctor Hugo Santos Luna. Él y cinco de las 14 víctimas eran originarios de Barroterán, un pueblo de 5 mil personas que parece estar condenado a la tragedia y al luto recurrentes.

A 40 kilómetros del entronque de la carretera federal 57 y la interestatal El Sáuz-Palaú se llega a Minas de Barroterán. A la entrada está el barrio De Madera, un complejo de casas construidas con ese material, que con el tiempo fueron acondicionadas con bloques de concreto, cal, cemento y acero.

El 31 de marzo de 1969 fue escenario de una de las peores tragedias laborales ocurridas en México, cuando 153 mineros perdieron la vida tras una serie de explosiones ocurridas en las minas dos y tres de la Compañía Minera Guadalupe, hoy desaparecida.