Cultura
Ver día anteriorViernes 6 de mayo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El artista inauguró nueva creación sonora en el Cárcamo de Dolores, en Chapultepec

Ariel Guzik subraya el valor del arte para atajar la violencia y el desdén a la cultura

Su instalación, titulada Cámara Lambdoma, se integra a dos obras del muralista Diego Rivera

 
Periódico La Jornada
Viernes 6 de mayo de 2011, p. 4

El artista, investigador y creador de instrumentos Ariel Guzik inauguró, hace unos días, su más reciente obra sonora.

Se trata de la monumental Cámara Lambdoma, instalada en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, en el antiguo edificio del Cárcamo de Dolores, donde ahora se integra con el mural El origen de la vida y, afuera, la Fuente de Tláloc, ambos creados por Diego Rivera.

Cámara Lambdoma sale a la luz en un momento en que el país transita por una situación difícil. Ante el miedo como un sentimiento que se torna cotidiano y el sistemático desprecio de sectores dominantes hacia la cultura; ante la creciente crueldad y violencia, resultan valiosas las obras que resalten los valores de la contemplación y la conciencia.”

Como director de la asociación civil Laboratorio de Investigación en Resonancia y Expresión de la Naturaleza, Guzik expresa que “nos sumamos a las propuestas pacíficas por la restauración de nuestra sociedad y nuestra cultura y deseamos aportar elementos y acciones que contribuyan de alguna forma al rencantamiento del mundo, y la Cámara Lambdoma es ejemplo de ello”.

Caos y oasis

Con 25 años de investigación en un universo que oscila entre el arte y la ciencia, el creador cuenta con obras sonoras como el Espejo Plasmaht, el Resonador espectral armónico y los Resonadores armónicos de cuarzo.

Es una aventura que busca crear instrumentos cuya esencia radica en dar voz a la vida y a las fuerzas naturales, la cual ha implicado una rigurosa investigación y una exhaustiva experimentación, que surgen de la necesidad de crear herramientas de carácter subjetivo, al margen del mundo científico especializado que se asocia a la generación de tecnología rentable.

Antes de llegar al cárcamo, el visitante puede enfrentar el caos sabatino y la corrupción de las cuotas de estacionamiento en vialidades de la segunda sección del bosque. Pero al llegar al lugar es resarcido por un oasis mediante la armonía de la naturaleza, el arte y la ciencia.

–¿Cúal es su búsqueda?

–Recobrar el asombro, el encanto de las cosas, redescubrir su simpleza, los fenómenos que no tienen testigos y que son sutiles. La contemplación y el rencantamiento son muy importantes en estos tiempos de horror que vivimos.

La naturaleza de mis instrumentos busca una conexión, dar voz a ciertos fenómenos de la manera más analógica o directa posible. Es decir, hacer una música, una sonoridad que se derive de fenómenos naturales, principalmente mediante la resonancia.

Foto
Ariel Guzik, durante la entrevista con La Jornada. Al fondo, una parte de su Cámara LambdomaFoto María Luisa Severiano

La Cámara Lambdoma, creada a partir del modelo pitagórico del mismo nombre, consta de cuatro partes. Afuera del edificio del cárcamo: de una torre de sensores meteorológicos en cuya parte superior hay un reloj de sol; unos sensores que apuntan al norte, sur, este, oeste y cenit; un sensor de viento y un detector del campo eléctrico de la atmósfera, en contraste con el campo magnético de la tierra

Junto a la torre hay cuatro placas de bronce instaladas en el suelo, con pictogramas grabados y diseñados por Guzik, que parecen árabes pero no lo son, sino más bien símbolos que representan el cielo, las nubes, el viento, las posiciones del sol y la tierra, y el agua.

Deleite de sonidos

Dentro del edificio hay una caja o consola exenta de informática y de memoria, pues no es una computadora, sino un gran dispositivo electromagnético. Es, dice, “‘el sistema de neuronas que maneja el instrumento, desde los elementos que vienen de afuera”.

Agrega Guzik: “La estética de este instrumento obedece mucho a la física de su funcionamiento. Por eso los órganos de la iglesia pueden ser bellos.

“De alguna manera es como una máquina del tiempo. Mis máquinas son inspiradas en la ciencia ficción antigua. Más que decó, es una visión futurista de aquella época. Me gusta imaginar que yo hubiera podido concebir este instrumento de esta época, desde aquella”.

Y finalmente, a un lado y al frente de la consola, flanqueando el cárcamo y el mural de Rivera: dos grupos de tubos parecidos a los órganos monumentales, pero que funcionan no con circulación de aire sino con vibración de aire.

El resultado, un deleite de sonidos surgidos del fenómeno de la resonancia, ese gran secreto de la física que nos explica las leyes de la empatía.

“La Cámara Lambdoma es una instalación fija que consiste en un resonador armónico de 16 voces y un recíproco geométrico que se le llama razonador subarmónico, que es una especie de espejo de armonía que no es tan evidente en la naturaleza, pero que sin embargo se correlaciona geométricamente desde el modelo Lambdoma de Pitágoras, creado hace 2 mil 500 años.”

Por otra parte, dijo Guzik, la esencia del movimiento social contra la violencia alrededor del poeta Javier Sicilia tras el asesinato de su hijo y otras seis personas, es clara, directa y natural. Es un fenómeno natural y espero que conserve esa raíz. Es bien importante cerrar filas en ese sentido.