Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de abril de 2011 Num: 842

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

México, el país y sus miedos
Alejandra Atala

La revolución
somos nosotros

Claudia Gómez Haro entrevista
con Octavio Fernández Barrios

La narrativa mexicana: entre la violencia
y el narcotráfico

Gerardo Bustamante Bermúdez

Erasmo: necedad
y melancolía

Augusto Isla

Un vicio como otro
Vilma Fuentes

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Mario y Zelda suenan en México

Comúnmente existe la preocupación de que niños y jóvenes no se acercan a la música clásica. Esto sobre todo en países como el nuestro, en donde la diversión es más un escape que un pasatiempo, en donde los programas culturales visten de traje a cuadros y la promoción de las agrupaciones y salas de concierto es poco creativa. Aquí la idea de que una orquesta sinfónica se instale en la moda pop o en el submundo del videojuego, parece imposible. Sin embargo, en Estados Unidos han nacido un par de conjuntos que lograron lo inimaginable.

Video Game Orchestra. Fundada en 2008 por Shota Nakama –un guitarrista graduado del Berklee College of Music de Boston y amante de las consolas–, la Orquesta de Videojuegos hace arreglos en los que se mezclan los sonidos de las maderas con los de una banda de rock, aprovechando los colores de la tecnología electrónica y la voz humana. Actual estudiante de un postgrado de guitarra clásica en el Conservatorio de Boston, Nakama apenas tiene tiempo de cumplir con los crecientes compromisos de su peculiar orquesta.

Nacido en Okinawa, al sur de Japón, este joven decidió el rumbo de su carrera tras un concierto de Deep Purple, gracias al cual terminó mudándose a Estados Unidos. Atendiendo a sus pasiones personales, empero, nunca olvidó su gusto por los videojuegos y lo que éstos representaban en su patria. Pasó entonces algo natural: ambos mundos se juntaron. Claro que se necesita estar en el ambiente adecuado para que tales ambiciones germinen. Justo en los últimos cinco años el famoso colegio de Berklee ha abierto sus clases para la composición de videojuegos, que se suman a las típicas de creación para televisión y cine. A ellas asisten actualmente decenas de estudiantes, así como reconocidos maestros del campo: Michael Sweet, Norihiko Hibino y Shiro Hamaguchi, entre otros.

Pues bien, la iniciativa de colaborar con otros músicos para rendir tributo a los videojuegos favoritos del colegio prendió como fuego en yerba seca. Su primer concierto fue nombrado A Night of Symphonic Video Game Music y tuvo lugar en la Capilla Gordon de la Old South Church de Boston, en 2008. En aquel momento sonaron veintiocho músicos, poco más que un conjunto de cámara, para interpretar piezas de los juegos Final Fantasy, Chrono Trigger, Chrono Cross, Legend of Mana, Metal Gear Solid y otros. Pronto tuvieron que organizar un segundo show: Another Night of Symphonic Video Game, ahora en la iglesia de Covenant. Para entonces tenían muchos más miembros, incluidos un coro y una banda de rock.

Al siguiente año, Nakano y sus muchachos se presentaron con boletos agotados en el Berklee Performance Center, para sentar precedentes, pues se trató del primer concierto de este tipo en la historia del Colegio de Música de Berklee. Asimismo, se presentaron en las mayores ferias de Anime (animación japonesa) de la ciudad y están luchando por rebasar sus fronteras. Pero ello no es fácil compitiendo contra Video Games Live.

Video Games Live. (Teatro Metropólitan, DF, 8 de mayo. 2pm y 7pm). Nacida en 2005 a manos de Tommy Tallarico, se trata de la más grande y famosa orquesta de su tipo. Esta es la fuente de inspiración para lo hecho por Nakano en Boston. Sus giras abarcan los cinco continentes y la mayor parte de los boletos se agotan con meses de antelación. Los compradores son, efectivamente, niños, jóvenes y adultos que desean escuchar en vivo las partituras que acompañaron o acompañan a sus desvelados y cansados dedos.

¿Se imagina el lector a decenas de músicos virtuosos interpretando la música de Mario, Zelda, Halo, Final Fantasy, Sonic, Tron, Castlevania, Frogger, Space Invaders, Guitar Hero, Donkey Kong y Harry Potter, entre muchas más, acompañados por pantallas gigantes con imágenes de cada juego y con un montaje millonario? Tal vez estos nombres no digan mucho a algunos, pero baste señalar que Mario (el de Mario Bros.) ya es más conocido en el mundo que Mickey Mouse.

Así las cosas, con una industria musical pobre, con buenos compositores y ejecutantes buscando trabajo, no es difícil que proyectos así gocen de calidad y salud financiera, lo que no sólo los mantiene renovándose con nuevos lanzamientos, sino que está comenzando a llamar la atención de las mayores salas de concierto y de los más exigentes críticos y melómanos. Hijos de Bach y Beethoven tanto como de Trent Reznor y los Beatles, estos grupos están por convertirse en los iconos de la nueva música clásica, la clásica-pop.