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Jorge Juanes y Julio Quesada presentaron sendos libros sobre el alemán, en Casa del Poeta

Filósofos se confrontan ante el tema Heidegger y el nacionalsocialismo

Adriana Menassé y el investigador Lorenzo León Diez, participaron en la velada del martes pasado

 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de abril de 2011, p. 5

El controvertido pensador Martin Heidegger no pudo quedar eximido de su responsabilidad por la cercanía y colaboración con el nacionalsocialismo hitleriano, desde su posición como rector de la Universidad de Salzburgo.

La noche del martes, en una velada intensa y maratónica, en la que el público también hizo aportes en forma de preguntas y comentarios, el filósofo mexicano Jorge Juanes dijo en el bar Las Hormigas de la Casa del Poeta: Los intelectuales tenemos que responsabilizarnos por nuestra propia experiencia existencial. Antes había dicho: Heidegger no es filósofo. Lo que trata es de desarticular la filosofía. Todo su esfuerzo es por poner en crisis la filosofía y construir otra cosa.

Aunque con algunas diferencias respecto de Juanes en cuestiones teóricas y de puntos de vista sobre varios temas heideggerianos, Julio Quesada, filósofo español radicado en México, señaló: ¡Heidegger decía que sólo se puede pensar en alemán! Sí, hay que leerlo, pero poniendo su obra en contexto y sitio político. Sin embargo, el siglo XX no se entiende al margen de Heidegger.

Antes, Quesada había sintetizado, en referencia a las diversas maneras, lenguas y tradiciones intelectuales desde las que se puede observar y explicar la sociedad y su devenir: Finalmente, de lo que se trata es de compartir un mundo común.

Era la parte última de más de dos horas de bordar sobre la vida y la obra del pensador alemán, durante una velada que se pudo organizar para que Juanes y Quesada, además de plantear e intercambiar reflexiones, presentaran sus libros, con sus coincidencias y divergencias. Juanes, Los años funestos. Heidegger y el nacionalsocialismo (Itaca). Y de Quesada, Heidegger de camino al Holocausto (Nueva Biblioteca).

Heidegger es un pensador de lo político, pero diversos sectores intelectuales lo quieren ver sólo como un académico aséptico, dijo Juanes, y llamó: Aceptémoslo como lo que es, un pensador político, interesado en la praxis, un activista.

Aclaró que la dialéctica de la Ilustración no tiene nada que ver con el nacionalsocialismo, que es un producto de Alemania.  Para el pensador alemán el individuo no importaba, sino un proyecto político totalizador.

Juanes hizo un llamado: Hay que ir desarmando toda esta argumentación hipnótica. Advirtió acerca de el intelectual fascinado por los hombres del poder. Entre más poderosos, más dispuestos a ponerles todo en bandeja de plata. Luego comentó que el antisemitismo de Heidegger es más sofisticado, ya que se trata de un antisemitismo del espíritu.

Quesada comentó por su parte que no estaba de acuerdo en que se planteara la existencia de un nacionalsocialismo privado en Heidegger, pues éste no necesitaba de Hitler para ser antisemita.

Consideró que el antisemitismo de Heidegger es más profundo de lo que asume Juanes, ya que era muy inteligente y elaboraba un pensamiento en el que, por ejemplo, descartaba la idea de la evolución de Darwin, los pensamientos surgidos del mundo grecolatino o de la modernidad y la Ilustración (hacerse cada quien de su propio entendimiento), en una actitud totalitaria y autoritaria.

¿Dedica Heidegger una sola coma a la democracia ateniense?, preguntó Quesada, y agregó que deja el rectorado porque lo nombran uno de los sabios que tienen que fundar la nueva legalidad alemana. Y en 1935 hace un elogio filosófico-metafísico del partido nazi.

Fue una velada en la que también participaron –aparte del público, que tal vez se incluya entre los que Quesada observa en México como “muchos fans de Heidegger”– la poeta y filósofa Adriana Menassé y el investigador y escritor Lorenzo León Diez, quien dijo que en sus libros  Juanes y Quesada andan con soltura por los complejos territorios de la filosofía y su historia.

Dijo que Heidegger, el pastor del ser, comenzó una escuela que llega hasta nosotros en las voces de Juanes y Quesada, serios conocedores de su obra y el contexto en que sus ideas influyeron en la academia y en la cultura del siglo XX.

Por su parte, Menassé recordó que Heidegger nunca se desdijo ni dio explicación alguna, y agregó que después de la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, el pensador alemán salió ileso y se le consideró el gran filósofo del siglo XX. Y aseguró: La obra y la vida no se pueden separar. ¡Y de pronto, Heidegger aparece como el gran salvador del presente!