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Noche de Caifanes
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Alfonso AndréFoto Notimex
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Alejandro Markovitch y Saúl Hernández,Foto Notimex
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Diego HerreraFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de abril de 2011, p. a17

Después de 16 años el sueño largamente anhelado se concretó: Caifanes –Saúl Hernández, Alfonso André, Diego Herrera, Sabo Romo y Alejandro Markovitch– se reunieron para satisfacer a 75 mil personas en la segunda jornada del Vive Latino, y protagonizar uno de los conciertos más impresionantes en la historia del Foro Sol.

Saúl Hernández, al ver colmado el graderío y el interminable mar de gente que se extendía en la plancha, dijo: Raza, Caifanes a tus pies.

Nadie lo decía abiertamente, pero desde que comenzó la jornada del sábado la sensación era de un deseo generalizado por ver a Caifanes. Algunos portaban orgullosos sus playeras con el nombre de la banda mexicana. Hubo uno que llamó la atención: Jaime llevaba estampado en su playera el nombre del disco El Silencio, pues lucía casi transparente; tenía 20 años con la prenda, dijo. Asistió con su hijo y su esposa: Nos trajo a fuerzas, dijo su cónyuge.

A lo largo de la jornada se rumoraba: Habrá una nueva gira, Carlos Markovitch hará el documental de Caifanes, está grabando, harán un nuevo disco para EMI Music, “el ambiente en backstage está enrarecido entre los miembros de la banda” y su mánager, Marusa Reyes, no dejó hacer conferencia de prensa porque el aforo se superó por mucho y quería mayor retribución económica...

La espera terminó, se zanjaron viejos rencores y todo lo que se había dicho desapareció cuando la cámara panorámica reveló el rostro de Diego Herrera en los teclados, posteriormente cada integrante de la banda con su instrumento fueron apareciendo: Alfonso André en la batería, Saúl Hernández en la voz y la guitarra, Sabo Romo en el bajo y la estrella de la noche, Alejandro Markovitch, con su guitarra para tocar Será por eso, que no cayó bien al público, pues al parecer esperaba un tema más exitoso.

La explosión llegó con Mátenme porque me muero. El Foro Sol se volvió un impresionante karaoke de 75 mil juegos de cuerdas vocales; Saúl replicado en 75 mil gargantas; el teclado de Diego, en 150 mil palmas; los tambores de Alfonso sonaban al compás del ritmo cardiaco; las notas del bajo de Sabo anidadaban en la dermis de los presentes y los acordes de la guitarra de Alejandro taladreban la corteza cerebral.

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Sabo Romo (en duelo con Markovitch)Foto Roberto García Ortiz

Miles de fanáticos de ayer, hoy y siempre expresaron el inmenso amor que profesan a Hernández y a la banda.

El concierto despegaba y comenzaron los desmayos; cinco fueron desalojadas.

Llegaron Viento y Antes de que nos olviden, que elevó el ánimo a niveles estratosféricos, que se mantuvieron con Los dioses ocultos y la festiva Voy detrás de ti. Alejandro se acercaba a Saúl como para que se dieran cuenta de que las asperezas habían desaparecido.

Los Caifanes, dueños de la situación, interpretaron Nubes y Piedra. Saúl hizo un pausa y soltó: “Ésta es para una persona que echó a andar hacia un camino de luz, para una guerrera, Rita Guerrero, quien anduvo en el camino de la resistencia. ¡Estamos contigo, Rita!... ¡Contra los feminicidios en Ciudad Juárez! ¡Paz para los mexicanos!”, los que provocó la gritería, y cantó Ayer me dijo un ave, prolongada por Aquí no es así y Miedo, triada que vino a reforzar la noche.

Por momentos, ante la insistencia de Markovitch, el repetido acercamiento con Saúl se vio forzado, aunque los dos se veían gozosos, incluso la guitarra de Markovitch lució como nunca.

Afuera fue la siguiente canción que provocó palmas a lo alto, ad infinitum. Sabo tomó el micrófono y lanzó: Hace 24 años Caifanes tocó por primera vez en Rockotitlán.

Cuando todos pensaban que el concierto no podía estar mejor, llegó Nos vamos juntos, con la cual se despidieron por primera vez. Pero, inexplicablemente, el público no pidió otra. No obstante, Caifanes regresó para cantar Negro cósmico y Amanece: Nunca nadie nos podrá parar/ sólo muertos nos podrán callar.

Llegó Hasta morir, en la que Saúl leyó la letra, al igual que en otros tres momentos: No dejes, en la que soltó: Parece que han pasado 15 minutos, no 15 años, para ustedes que no quitaron el dedo del renglón. Después llegó el mega hit La célula, con lo que el karaoke volvió a manifestarse de manera impresionante.

Y así, con La negra Tomasa, los Caifanes, en medio de un ambiente de satisfacción de 75 mil fanáticos.