Sociedad y Justicia
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El proyecto universidad de clase mundial deja en segundo plano al estudiante: Ordorika

La generación actual toma pocas decisiones porque tiene menos opciones: Pérez Islas

Simposio Adolescentes y juventud: de hoy a mañana, organizado por la UNAM

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de abril de 2011, p. 45

El proyecto de vida de los jóvenes de hoy se basa en el presente, pues no muestran interés por planificar su futuro, tampoco toman decisiones ni acción y sólo esperan a que les sucedan las cosas, aseguró José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante el simposio Adolescentes y juventud: de hoy a mañana, organizado por la institución como parte del ciclo Las ciencias en la UNAM, informó que un reciente estudio aplicado a jóvenes mexicanos mostró que éstos sólo ven su futuro en meses. No piensan a 10, cinco o siquiera a un año de distancia, lo más que logran es programar su vida a uno o tres meses.

Esto contrasta con lo que pasaba hace apenas una década, cuando tenían al menos tres objetivos: una casa, un trabajo y formar una familia. Agregó que la actual generación cada vez toma memos decisiones, porque cada vez tiene menos opciones. Hoy a los jóvenes les pasan cosas, no las construyen.

Otra de las características de la juventud en nuestros días –señaló– es que la escuela no los marca, debido a que no hay relatos sobre esta institución. Las narraciones en torno a su vida escolar se reducen a frases como: Me fue bien, Tuve muchos amigos o “reventones”.

No hay algo de la escuela que los haya marcado. Para ellos no tiene sentido haber pasado por las aulas. Y esto medio se compone cuando ingresan a la universidad (a la que no todos acceden).

Por su parte, Imanol Ordorika, del Instituto de Investigaciones Económicas y director de Evaluación Institucional de la UNAM, advirtió que el proyecto de universidad de clase mundial –adoptado por las instituciones mexicanas, incluida la máxima casa de estudios– ha dejado en segundo plano la formación de los jóvenes y ha mercantilizado el conocimiento.

Con el tema Globalización y educación superior, Ordorika subrayó que este planteamiento (que comenzó a aplicarse en México entre los años 80 y 90) viene de la universidad estadunidense elitista de investigación, vinculada estrechamente con la iniciativa privada, productora de patentes y conocimientos que se puedan transformar rápido en mercancías.

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Imagen captada en la plaza de Santo Domingo del Centro Histórico de la ciudad de MéxicoFoto Roberto García Ortiz

Nos encontramos en un proceso que lleva más de de 20 años, en el que la prioridad de las políticas públicas ha puesto el acento de la vida universitaria en el tema de la producción de investigación que rápidamente se traduzca en mercancías o patentes que se puedan vender en el mercado.

Esto ha generado que los presupuestos para la investigación sean mucho mayores que para la docencia.

En el sector de investigación, al cual pertenezco, vivimos en condiciones privilegiadas comparadas con las que tienen las actividades de docencia.

Según Ordorika, dicho modelo no tiene razón de ser en México, donde no existe un mercado para la producción de conocimientos universitarios. Las instituciones superiores de nuestro país han seguido un sistema interno para adoptar las reglas del mercado, en el que existen programas de estímulos a los científicos, como el Sistema Nacional de Investigadores.

“Lo que hacen es montar grupos de académicos que le asignan valor a un bien y con eso se le convierte en mercancía. Aquí asignamos valor a los artículos y libros que publicamos, a las clases que damos, a las tesis que dirigimos, y se supone que por ello nos pagan una parte adicional a nuestro salario.

Todo eso está orientado a la investigación. Entonces, en facultades e institutos estamos mucho más preocupados por producir artículos y libros, publicarlos en el extranjero, porque nos dan más puntos, y el punto menos importante para la universidad son, en la vía de los hechos, los estudiantes. Tanto de directivos como de académicos, salvo honrosas excepciones.

Confió en que los alumnos recuperen y corrijan el rumbo de las universidades, para que una vez más sus objetivos centrales sean los jóvenes y la formación profesional. No somos un instituto de investigación: somos la UNAM.