Opinión
Ver día anteriorMartes 5 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La superficie y los abisales
S

egún el informe de enero de la comisión nombrada por el Congreso estadunidense para examinar las causas, nacional y mundial, de la actual crisis financiera y económica en Estados Unidos, la responsabilidad del desastre económico global debe achacarse a los bancos, por sus irresponsables prácticas para lucrar; a las agencias de calificación, por su ineptitud al valorar los pasivos y las operaciones de los bancos; a los supervisores institucionales, por sus blandengues actuaciones, y a los políticos, por la falta de iniciativa para disciplinar al sector financiero.

Poco tiempo después, un informe del FMI, sobre su propia actuación, concluía: las múltiples deficiencias organizativas y los enfrentamientos internos, la mala comunicación, la debilidad y los sesgos analíticos, las presiones políticas que provocaron la autocensura, y la falta de supervisión y control por parte de la dirección del propio FMI, fueron las causas que impidieron prevenir el desastre en curso.

Otras miradas más penetrantes ven con lucidez no la incuria de esos actores para cumplir sus deberes, sino una maraña de intereses entre ellos mismos.

Santiago Navajas, joven filósofo de la Universidad de Granada y de la Università degli Studi di Siena, y crítico de cine y de política, ha hecho una reseña cinematográfica a la que invita a leer, de esta manera: “da igual si eres neoliberal o neokeynesiano, austriaco o de Chicago, reaganiano u obamita, analista financiero o especialista en el tarot... Inside job te interesa porque saca a la palestra el quid de la tormenta financiera perfecta que vivimos: la colusión de intereses entre el mundo financiero, político y académico que cebó la bomba financiera hasta que hizo crash”.  

Inside job es una cinta de Charles Ferguson que ganó el Oscar al mejor documental de este año, que se refiere justamente al cataclismo financiero. El narrador, Matt Damon, fue uno de los principales apoyos hollywoodienses de Obama, y con esta cinta ha hecho público su rechazo del presidente, porque, en su opinión, ha traicionado los ideales que lo llevaron al poder. De acuerdo con la reseña de Navajas sobre Inside job, Ferguson aprovechó su discurso de agradecimiento en la ceremonia de la Academia de Hollywood para pedir que los responsables de la crisis de las finanzas mundiales, con epicentro en Wall Street, acaben en la cárcel. Aunque no lo especificaba, según su documental tendrían que ir a prisión unos cuantos académicos, varios políticos y numerosos financieros.

Dice Navajas: “Los liberales llevan grabado en lo más hondo la indignación contra los que abusan del sistema de libre mercado, ese delicado equilibrio entre propiedad privada y libertad económica. El capitalismo se basa en el valor intangible de la confianza y en el mecanismo frágil de la competencia… El sistema financiero es un oligopolio donde se libra una feroz competición por la supervivencia. Que esta lucha de todas las entidades bancarias contra todas no acabe en un desastre total es responsabilidad de las autoridades estatales, que son las garantes finales de los depósitos; pero, y aquí está a la vez la panacea y la pistola en la sien, las entidades financieras saben que el Estado nunca las dejará caer... si son lo suficientemente grandes.

Obama se muestra en el documental como mero continuista de las políticas de Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush. Sobre todo cuando se repara en los protagonistas de la colusión de intereses entre el mundo financiero de Wall Street, las autoridades gubernamentales encargadas de la regulación y las figuras académicas que teóricamente legitimaron un modelo de falta de control y supervisión. Estos son algunos de los villanos: Alan Greenspan, Robert Rubin, Franklin Raines, Larry Summers, Glen Hubbard, Timothy Geithner, Henry Paulson; junto con compañías privadas y públicas como Moody’s, Citibank, Freddie Mac, Fannie Mae, Merrill Lynch o AIG.

Un vistazo final a las regiones abisales de la crisis. Alex Callinicos es profesor de teoría social en el King’s College de Londres, y autor de libros como Los nuevos mandarines del poder americano o Un manifiesto anticapitalista y miembro destacado del Socialist Workers Party. Dejo aquí una opinión suya, para ocuparme en otra entrega de Callinicos: “Desde finales de la década de los sesenta, el capitalismo, sobre todo en el mismo centro del sistema, ha sufrido una crisis crónica de rentabilidad. Lo que llamamos ‘neoliberalismo’, el giro hacia el mercado, era una manera de intentar recuperar beneficios a través de exprimir a las personas trabajadoras tanto como fuera posible. Pero se trata de una rentabilidad recuperada sólo parcialmente, lo cual podemos ver claramente echando un vistazo a EU… Los que controlan la economía mundial –los banqueros centrales–, han ido confiando en alentar el desarrollo de las burbujas financieras. Esto comenzó a finales de los años ochenta, pero el proceso ha sido más acusado desde finales de los noventa.

“En 2009 la economía mundial se contrajo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Las causas más remotas se remontan a la misma base del capitalismo, que es un sistema de inversiones sin planificación y de crisis…; [debido a ello] el sistema financiero ha jugado un papel dirigente cada vez más importante en las últimas décadas. La crisis la provocó la especulación financiera y la manera en que se han comportado los banqueros para obtener sus enormes bonificaciones. Pero los banqueros son sólo una parte del problema, no son el centro.”