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Guerra a Libia
Rescatan a dos pilotos de EU entre denuncias de lesiones a aldeanos durante la misión, cerca de Bengasi
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de marzo de 2011, p. 27

Una dramática misión para salvar a dos aviadores estadunidenses accidentados se vio empañada la noche del martes por acusaciones de que unos pobladores fueron heridos por metralla durante el rescate.

El escenario de pesadilla que las fuerzas de coalición habían temido desde el principio de la operación Amanecer Odisea comenzó a eso de las 9:30 horas GMT, en la tercera noche de bombardeos, al recibirse reportes sobre un jet derribado.

En la primera pérdida importante de la campaña, el Strike Eagle F-15E estadunidense estaba en misión para destruir un sitio de misiles del gobierno libio, cerca de la ciudad de Bengasi, controlada por rebeldes, cuando sufrió una falla mecánica a gran altitud y se precipitó en espirales hacia el suelo, informó el Comando Africano estadunidense (Africom), el cual insistió en que no pudo haber sido alcanzado por fuego enemigo a semejante altura.

Al estrellarse el aparato en un trigal, en las afueras de la ciudad de Bu Mariem, 39 kilómetros al este de Bengasi, los dos tripulantes lograron eyectarse. “Vi el avión caer dando piruetas –relató Mahdi Amruni, quien junto con otros aldeanos corrió al sitio de la caída–. Estaba en llamas.”

Los dos aviadores se separaron luego de eyectarse y el viento los llevó a lugares distintos, explicó el vocero del Africom, Vince Crawleyo.

El oficial de sistemas de armamento descendió en paracaídas en un terreno rocoso y se ocultó en un corral de ovejas, según refirió el granjero Jamid Moussa Amruni.

“No creímos que fuera un avión estadunidense. Creíamos que era de los de Kadafi. Comenzamos a llamar al piloto, pero sólo hablamos árabe. Lo buscamos y encontramos el paracaídas. Vino un poblador que habla inglés y gritó ‘aquí estamos, estamos con los rebeldes’, y entonces salió el aviador.”

Levantando las manos para dar a entender que estaba bien, el oficial de armas salió al encuentro de una amistosa multitud, que formó fila para estrecharle la mano y abrazarlo, expresando su gratitud hacia los hombres que protegen los cielos.

Sin embargo, por la noche se produjo confusión ante acusaciones de que seis aldeanos habían sido heridos. Usando un viejo palo de escoba como bastón, Mahdi Amruni, quien narró la caída del avión estadunidense, afirmó haber sufrido heridas por esquirlas en la pierna y la espalda cuando un segundo avión ametralló el campo. Otros testigos negaron que hubiera lesiones. Un aldeano sugirió que el segundo avión disparó al aparato caído para destruir el equipo tecnológico a bordo.

El almirante Sam Locklear, comandante de la fuerza de tarea conjunta estadunidense, se negó a comentar sobre los reportes de heridos civiles, y añadió: La misión de rescate se ejecutó como yo lo hubiera esperado, dadas las circunstancias.

El piloto descendió en un campo más lejano y fue rescatado por dos aviones Osprey de la infantería de marina de su país, que según pobladores hicieron disparos antes de recogerlo. Fue llevado de vuelta al barco estadunidense de asalto anfibio Kearsarge, frente a la costa de Libia.

El rescate ocurrió después que aviones espías británicos fueron enviados de urgencia para ayudar en la tarea. Un avión de reconocimiento aéreo E-3D Sentry, así como un Sentinel R1, con radar de indicación de objetivos, del Ala Expedicionaria en Chipre, recibieron el encargo de buscar a los dos aviadores.

Por la noche, mientras el Africom señalaba que ambos militares –normalmente asignados a la base de la RFA Lakenheath, en Suffolk, Inglaterra, pero que partieron de la base aérea Aviano, en Italia– sufrieron sólo heridas leves, las imágenes del avión caído ofrecían una vista desoladora. Quedaba poco fuera de las alas y las aletas de la cola, y el metal carbonizado era arrancado por los pobladores para llevárselo de recuerdo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya