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Se reunieron en Cumbre Tajín expresiones incluidas en la lista de patrimonio inmaterial

Analizan gestionar declaratoria de Unesco para el son jarocho

También buscarán el reconocimiento para el mariachi

El encuentro terminó con propuestas para salvaguardar los bienes inscritos sin autoridades que nos digan lo que necesitamos

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Parachicos se despiden del pueblo totonaco, al concluir el Encuentro del Patrimonio InmaterialFoto Roberto García
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Periódico La Jornada
Martes 22 de marzo de 2011, p. 9

Papantla, Ver., 21 de marzo. En el contexto de la 12 versión de Cumbre Tajín Festival de Identidad, se realizó el Encuentro de Patrimonio Inmaterial, donde se creó un espacio de convivencia, conocimiento e intercambio de las expresiones consideradas patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); además, se compartieron sus valores y significados, al igual que experiencias de conservación, gestión y trasmisión cultural.

Las expresiones vivas del patrimonio inmaterial que estuvieron representadas fueron la ceremonia ritual de voladores; lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán, como la peña de Bernal; la cocina tradicional mexicana; la pirekua de los pueblos purépechas y los parachicos, fiesta tradicional de Chiapa de Corzo.

Asimismo, estuvieron como invitados especiales del encuentro el proyecto Umalali, de Belice, representantes del canto garífuna; también se realizó una conferencia sobre son jarocho y mariachi, y se abordaron sus posibilidades de que ambos sean gestionados como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Recalcaron que el son jarocho es un movimiento contracultural. La gestión de la declaratoria de este bien debe lograr su rescate en forma integral, a partir de promover la participación de la comunidad, donde están las raíces y los personajes poseedores de las riquezas culturales.

Labor colectiva

Sobre la ceremonia ritual de los voladores se recordó que en septiembre de 2009 fue reconocido como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, inscripción que se logró con el esfuerzo de los voladores, de sus organizaciones, del Consejo Ritual de Voladores, así como del apoyo de los municipios, del gobierno estatal y de instancias como el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ante este reconocimiento se desarrolló un plan de salvaguarda del que se hizo partícipe a las comunidades de voladores: totonacas, quichés, mayas, ñañús, teenek y nahuas.

Con relación a esta exposición, Narciso Hernández, representante estatal del consejo de voladores, enfatizó: Para el desarrollo del plan se requirió de un trabajo colectivo, aquí no cabe el individualismo ni la mezquindad.

Es importante señalar que el reconocimiento de la cocina mexicana como patrimonio inmaterial ha sido un verdadero reto, porque tradicionalmente no se ha querido tomar como expresión compleja, ritual y espiritual, esencia de toda cultura y factor de cohesión social. Sin embargo, existe la perspectiva de promover que se construyan políticas culturales que favorezcan su preservación y difusión a escala nacional.

La doctora Gloria López, directora del Conservatorio de Gastronomía Mexicana, enfatizó: No esperaremos iniciativas de los gobiernos, sino generar desde la comunidad la defensa de la comida, pero sobre todo la forma de vida.

Actualmente se gesta un plan de salvaguarda en virtud del rescate de la autenticidad de los parachicos como símbolo esencial e indisoluble de Chiapa de Corzo y tradición viva que conforma una identidad cultural, por lo que se ha generado una conexión de apoyo con el municipio y el gobierno del estado. El profesor Guadalupe Gómez, patrón de los parachicos, mencionó que con el desarrollo de la tecnología estamos expuestos a perder la identidad, por lo que podemos olvidar nuestras culturas en poco tiempo; por tanto, es necesario conformar un equipo de trabajo de todos los patrimonios.

La experiencia de conservación de la pirekua, dijo Osvaldo Campos Hernández, del Dueto Zacán, refleja la importancia que ha tenido el gobierno de Michoacán en la integración del expediente, así como en el desarrollo del plan de salvaguarda.

Sobre los significados de las tradiciones de los pueblos otomí-chichimeca de Tolimán, en Querétaro, nombrados patrimonio inmaterial por aclamación, en 2009, se planteó que ha sido una experiencia soportada en la participación de los otomíes en un proceso de legitimidad social.

Manuel Suárez, quien ha coordinado la elaboración del expediente de esta tradición, expresó que su salvaguarda se desglosa en tres ejes fundamentales: la cultura otomí, la conservación de 260 capillas familiares y en la preservación ecológica de Peña de Bernal.

Para finalizar esta fase del encuentro, se presentó al Centro de las Artes Indígenas, a cargo del maestro Francisco Acosta, quien explicó los propósitos y las estrategias metodológicas que lograron estructurar el centro, a partir de ser una experiencia sustentada en la visión de los abuelos, abuelas, maestros de arte y en general de la cultura totonaca.

Las exposiciones se hicieron en forma vivencial, ceremonial, oral y se presentaron también audiovisuales que generaron las siguientes propuestas: se citó a que del 20 al 24 de junio de 2011 se realice una reunión de los bienes inscritos en la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad de México, en el Parque Takilhsukut. Además, que se realice una amplia difusión de la Convención de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, con el fin de divulgar adecuadamente sus principios, así como para promover la intervención de los diferentes niveles de gobierno en la preservación del patrimonio inmaterial; es decir, que se haga desde abajo, de los preservadores de las tradiciones a los gobiernos, y que no venga ninguna autoridad a decir lo que necesitan nuestros planes de salvaguarda.