Cultura
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Seriedad ante el patrimonio
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de marzo de 2011, p. 8

En la época prehispánica, el Sol era una deidad importante, dador de vida. Para este astro se construyeron templos ceremoniales con un diseño que lograba un efecto fantástico, explica José Huchim, director de la zona arqueológica de Uxmal y especialista en arqueoastronomía.

El astro rey era en el México antiguo una deidad a la que se debía rendir tributo, añade, por eso, el mejor momento era el equinoccio, cuando el día y la noche tienen la misma duración; este fenómeno, tiene que ver con las estaciones y el movimiento del Sol, el cual cambia de lugar de manera gradual a lo largo de los 365 días del año. En este lapso, el astro realiza un recorrido que se manifiesta también en los solsticios de verano y de invierno.

Las estructuras (las cuales también fueron observatorios astronómicos) donde se observa este efecto –continúa el especialista– son el templo de las Siete Muñecas y El Castillo, en Chichén Itzá, donde el sol y las mismas edificaciones generan la proyección de imágenes tras al paso de la luz (como la célebre serpiente Kukulkán, que parece descender por la escalinata).

Debemos dar continuidad al respeto que los antiguos guardaban a estos edificios. Si antes acudían con respeto a los zonas prehispánicas, ahora debemos mantener esa seriedad y a la par evitar el deterioro de nuestro patrimonio, concluye.