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Las 30 cintas son de 1920 a 1950, en plena efervescencia religiosa, comenta Rafael Aviña

La Filmoteca de la UNAM resguarda una colección de películas porno silentes

Títulos como Tortillas calientes o Las muchachas exhiben la sexualidad clandestina de la época, afirma

Sólo se han proyectado una vez, en el Festival Internacional de Cine de Morelia

 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de marzo de 2011, p. 8

Uno de los tesoros fílmicos más preciados que resguarda la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una colección de películas mexicanas de cine porno mudo, filmadas entre las décadas de 1920 y 1950.

Las películas, unas 30, fueron descubiertas en el sótano de un viejo cine de la ciudad de México y en mercados de antigüedades, y durante varios años se mantuvieron guardadas en las bóvedas de la Filmoteca.

En la lista de cintas destacan títulos como Las muchachas, El sueño de Fray Vergazo, Las lesbianas calientes, Chema y Juana y Tortillas calientes, las cuales se exhibieron en lugares clandestinos, burdeles o en las llamadas casas de citas, donde se ejercía la prostitución con una clientela muy selecta.

En muchos casos, las referencias históricas sobre el material son mínimas y no aparecen datos sobre el director ni el equipo de rodaje. Otras eran firmadas con seudónimos que tenían doble sentido.

Doble moral

El crítico de cine Rafael Aviña, quien se refiere a estas películas en el libro Filmoteca de la UNAM. 50 años, recientemente editado, explicó en entrevista que las imágenes eran exhibidas a un público reducido y con cierto nivel de ingresos, porque para entrar a verlas se cobraban tres pesos, cuando en los cines se pagaba sólo uno.

Aviña, quien forma parte del equipo de asesores de la Filmoteca, menciona La Tarjeta, librería que existió en el Centro Histórico en la ciudad de México y que varios investigadores señalan como lugar camuflado donde se proyectaba este material con escenas de sexo explícito.

El rodaje y proyección del cine porno en México coincide, en muchos casos, con el movimiento cristero en el país (1926-29), en el cual se enfrentaron en una guerra la Iglesia y el gobierno. La efervescencia religiosa estaba en su apogeo, explicó el crítico de cine.

Foto
Las cintas se exhibían en burdeles o en casas de citasFoto tomada de Álbum erótico. Colección de Francisco Toledo

Que existan estas películas habla de una doble moral del mexicano, de esta idea de la sexualidad clandestina. Me parece admirable que la Filmoteca las tenga bajo resguardo, señaló Aviña.

El cine porno también es un género fílmico y forma parte de la cultura popular. Todo el cine popular es la mayor representación de la cultura, como lo fue la historieta en su momento, y el cine porno es parte de esta manifestación.

Los cortometrajes porno de la Filmoteca se exhibieron por primera y única vez en el Festival Internacional de Cine de Morelia hace unos años, en una función de media noche y bajo el anuncio de un programa de cine erótico de la Filmoteca.

Lo que me gusta es que ahora se les llama como lo que son, cine porno, y no cine erótico, dijo Armando Casas, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, de la UNAM. Son películas mudas y, claro, tampoco es que se requiera de diálogo para saber qué pasa en la pantalla, agregó.

La Filmoteca de la UNAM es una de las más importantes de América Latina. En medio siglo de vida ha acumulado cerca de 40 mil títulos, entre ellos la colección más completa del cine de la Revolución Mexicana, por ejemplo.

Otra posesión altamente estimada por la institución universitaria, dedicada al rescate y conservación de la historia fílmica de México, es el negativo original de Los olvidados, del español Luis Buñuel (1900-1983), quien vivió y murió en México.

La cinta de Buñuel fue declarada Memoria del Mundo por la Oganización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en 2003, y la filmoteca no sólo conserva el negativo original: también se dedica a rescatar el material eliminado en su momento por los productores o el mismo director.