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El ritual también se realiza en el Quiché, Chichicastenango y Joyabaj, Guatemala

Tributo de hombres-pájaro al dios del trueno
 
Periódico La Jornada
Sábado 12 de marzo de 2011, p. 5

Cuenta la leyenda que cuando el mundo era casi nuevo hubo una larga sequía en el señorío de Totonacapan (ubicado en donde ahora se encuentran los límites entre Veracruz y Puebla). Todos morían de sed.

A los ancianos del pueblo se les ocurrió una solución para agradar al dios del trueno y la lluvia: obsequiarle el canto de águilas, búhos, cuervos, guacamayas, quetzales y calandrias.

Como fue imposible juntar a esas aves y hacerlas llegar hasta las nubes, todas, a un tiempo, para alegrar al dios, los sabios propusieron que los jóvenes más bellos del pueblo se disfrazaran con los coloridos plumajes de esos animales.

Ritual arriesgado y solemne

Otro requisito para elegir a quienes debían también bailar fue la castidad. Se pidió a los adolescentes seleccionados que localizaran un árbol alto, recio y recto en el monte, cortarlo y prepararlo para un ritual un tanto arriesgado y solemne.

Colocaron de forma vertical el largo tronco y subieron a la punta, muy cerca del cielo. Ahí, los hombres-pájaro danzaron, tocaron una flauta, expresaron sus oraciones y, finalmente, descendieron girando por los aires ante una sorprendida y esperanzada multitud.

A las pocas horas un fuerte trueno se escuchó en Totonacapan y las primeras gotas de una salvadora lluvia cayeron sobre los rostros alegres.

Debido a la efectividad de la ceremonia, los gobernantes decidieron realizarla de manera periódica. En un principio, se efectuaba al inicio de la primavera, para asegurar la fertilidad de las cosechas. Ahora, cualquier festividad sirve de pretexto para admirar a los voladores de Papantla.

Petición con danzas y oraciones

En la actualidad, el ritual se lleva a cabo en esa región veracruzana casi de la misma manera que como cuenta la leyenda: todo inicia con la selección del tronco por parte del llamado caporal (máxima autoridad del grupo de danzantes).

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Los voladores de Papantla, en imagen de 2009, durante su presentación en el parque Takilsukut, cercano a El TajínFoto Cristina Rodríguez

Al cortar el árbol, se le pide perdón con danzas y oraciones, además de señalar los cuatro puntos cardinales lanzando buches de aguardiente. Está prohibido que las mujeres toquen el palo o pasar por encima de él cuando se encuentra derribado, de lo contrario se cree que algo malo podría pasarle a los voladores durante el ritual.

Antes de colocar el tronco en un pozo para pararlo, se echan al hoyo un gallo o siete pollitos vivos a los que se rocía con aguardiente, además de tabaco y tamales, a manera de ofrenda para que el poste no se cobre la vida de algún danzante.

El aparato giratorio que se encuentra en la punta del mástil se llama tecomate, es el principal punto de apoyo y equilibrio de los voladores, quienes están sujetos únicamente del lazo enrollado en el palo.

La vestimenta de los voladores se ha transformado con los siglos, ya no se disfrazan de aves. Con la influencia española el traje que utilizan hoy es de manta blanca. Cubren la cabeza con un paliacate y un gorro cónico, coronado por un pequeño penacho en forma de abanico, que simula el copete de un ave, además de simbolizar los rayos solares que salen de un espejito redondo.

Las alas de los pájaros están representadas por una pechera de tela adornada con figuras de flores, plantas y aves de distintos colores, bordadas con lentejuela.

La danza de los voladores de Papantla también se practica en Guatemala, en el Quiché, en Chichicastenango y Joyabaj, entre otras zonas.

En el año 2000 el gobierno de México otorgó a la Unión de Danzantes y Voladores de Papantla, Veracruz, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro de artes y tradiciones populares.

En 2009 la arriesgada, solemne y hermosa ceremonia ritual de los hombres-pájaro, en honor al dios del trueno, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).