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Revuelta en Magreb y Medio Oriente
Ataques aéreos elevan el terror entre pobladores y rebeldes libios
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La fuerza aérea de Libia lanzó una serie de bombardeos en Ras Lanuf y otras ciudades tomadas por los opositores. En la imagen, un misil que no alcanzó a estallarFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de marzo de 2011, p. 34

Costa de Libia, 8 de marzo. El ataque aéreo lanzó la pickup Toyota dando volteretas fuera del camino, hacia el campo polvoriento. Sus ocupantes –una familia de cuatro– fueron sacados y subidos a una ambulancia, pero era demasiado tarde: ya estaban muertos.

Este martes, el vehículo yacía abandonado a un lado de la carretera, unos 13 kilómetros al este de la ciudad de Ras Lanuf. Tenía las portezuelas salpicadas de sangre y hoyos de metralla; el parabrisas estaba destrozado y las llantas reventadas.

Estas muertes fueron apenas unas cuantas entre los números crecientes de bajas en este conflicto, cada vez más encarnizado. Pero podrían contribuir a que se adopte la primera acción militar de la comunidad internacional contra el régimen del coronel Kadafi, con la imposición de una zona de exclusión aérea.

La fuerza aérea del gobierno lanzó seis ataques este martes, entre ellos uno al lado de un conjunto de departamentos en Ras Lanuf, en el que no hubo víctimas. Una segunda bomba no detonó y quedó en el pavimento, por donde pasan los transeúntes. Los rebeldes, o Shaabab, no cuentan con especialistas en retiro de bombas.

El uso de aviones de combate por el régimen se ha vuelto un asunto altamente emotivo, pero, contra lo que afirman algunos en el movimiento opositor, hay pocas pruebas de que los civiles sean tomados como blancos en forma deliberada. Todos los bombardeos y ataques con misiles –con excepción del que cayó cerca de los departamentos en Ras Lanuf– se han lanzado hacia puntos alejados de congregaciones grandes de personas.

El domingo pasado, dos aviones de combate Sukhoi dejaron caer bombas a unos seis metros de este corresponsal y un colega, las cuales no detonaron, pero nos cubrieron de polvo y cascajo en lugar de metralla.

Las tácticas empleadas por el régimen siguen siendo poco claras. Si el poderío aéreo se usa sólo como arma sicológica, está teniendo efecto: pone sumamente nerviosos a los rebeldes.

Si el objetivo es evitar una zona de exclusión aérea minimizando las bajas desde el aire, es poco probable que dé resultado.

Los rebeldes aducen diversas razones para que los pilotos no los hayan bombardeado. El coronel Abdul Jawad Misari, a cargo de la defensa aérea en Ras Lanuf, lo atribuyó a la efectividad de sus misiles antiaéreos. Pero éstos son SAM 7 y similares, de uso limitado contra aviones modernos.

Otro oficial de los Shabaab, Yunis al-Elwai, ofreció una explicación más emotiva: Es porque son pilotos libios y preferirían lanzarse en paracaídas y estrellar los aviones antes que bombardear. Kadafi también usa pilotos mercenarios y ésos sí matan gente.

Sin embargo, el liderazgo rebelde, adepto a dar noticias a los medios internacionales, aún no ha presentado a ninguno de esos pilotos desertores. El único avión que ha sido derribado hasta ahora era tripulado por un tunecino y un sudanés.

También las tácticas de los rebeldes causan perplejidad. Luego de repeler el intento del régimen por retomar Brega –importante centro petroquímico–, las envalentonadas milicias opositoras habían capturado el puerto petrolero de Ras Lanuf. Delante de ellos, Bin Jawad, punto estratégico del camino hacia Sirte –lugar natal de Kadali y bastión del régimen–, así como la capital, Trípoli, estaban abiertas, y las tropas del régimen retrocedían.

The Independent llegó a Bin Jawad el sábado y no encontró fuerzas gubernamentales, sino sólo unos hombres que aguardaban con paciencia a la entrada para dar la bienvenida a los insurgentes.

Al ser enterado de la situación, el mayor Selim Idris, de las fuerzas rebeldes, comentó: Los hombres de Kadafi están desmoralizados. Muchos de los libios entre ellos se unirán a nosotros. Esta noche nos consolidaremos en Bin Jawad.

En lugar de eso, luego de entrar en la ciudad y celebrar con la población local –con muchos disparos al aire–, los combatientes rebeldes decidieron regresar a Ras Lanuf.

No había mucha comida buena en Bin Jawad ni buenos lugares para dormir, así que se decidió que regresáramos, explicó Alí Abdulai, uno de los combatientes. Nadie nos detuvo.

A la mañana siguiente los Shabaab regresaron a Bin Jawad, cayeron en una bien tendida emboscada y perdieron 60 hombres. Desde entonces han sido incapaces de volver a esa ciudad, y ahora se encuentran defendiendo con desesperación Ras Lanuf, de espaldas contra la pared.

Al preguntarle por qué se permitió que se deslizara la ventaja táctica, el coronel rebelde Bashir Abdul Gadir respondió: No usamos tácticas militares. Nuestras tácticas son revolucionarias. Ésta es la naturaleza de la revolución del pueblo; no se puede controlar. Sólo 10 por ciento de nosotros somos soldados profesionales.

Otro ex oficial del ejército que ha desertado, el capitán Yussuf Karim, se mostró menos optimista sobre el estado de cosas. En referencia al arresto de un equipo de las fuerzas especiales británicas en Bengasi, el fin de semana pasado, comentó: Hubiera sido mejor que su sentencia fuera quedarse aquí y tratar de entrenar a esta gente. Habría tenido algún beneficio. Pero eso no era políticamente aceptable para los líderes en Bengasi. Es una pena.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya