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Revuelta en Magreb y medio oriente

La protesta, ahora un conflicto militar

Movilizan rebeldes a los desertores libios
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Simpatizantes de Kadafi llegan a una manifestación organizada en la Plaza Verde de TrípoliFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 5 de marzo de 2011, p. 3

Bengasi, 4 de marzo. Rebeldes libios movilizan a soldados que han desertado del ejército del país, desbandado en su mayor parte, ante temores de que el coronel Muammar Kadafi recapture ciudades del este que cayeron hace tres semanas en manos de la oposición.

Esta acción marca un cambio dramático en la estrategia, al pasar de un levantamiento popular a un conflicto militar que podría hundir al país en una guerra civil prolongada y sangrienta.

Kadafi no tiene legitimidad, viola el derecho internacional y comete crímenes de lesa humanidad, adujo Jaled Sa’ayá, vocero del recién formado consejo militar de la oposición en Bengasi, base de la insurgencia. Ya no podemos protestar pacíficamente contra él. Tenemos que tomar las armas para defender al pueblo.

Los consejos provisionales parecen haber tenido disputas en cuanto a usar al ejército para defender las ganancias de la revuelta popular que estalló a mediados de febrero. Muchos soldados del gobierno se unieron a los insurgentes, en tanto que otros se limitaron a deponer las armas. Algunos viajaron vía aérea a Trípoli poco después de que inició la sublevación. La discusión parece haberse resuelto en favor de quienes se inclinan por una respuesta militar, luego que tropas leales a Kadafi montaron una contraofensiva sorpresa a territorio rebelde a principios de esa semana.

Como institución, el ejército se ha hecho a un lado mientras combatientes voluntarios –muchos sin armas o que levantaban un arma por primera vez– corren a enfrentar el avance de las tropas del régimen. Con su entusiasmo compensaban su falta de pericia en el combate y su inferioridad en armas, y hasta ahora habían repelido los avances del gobierno.

Sin embargo, al parecer los rebeldes no están dispuestos a confiar en la suerte mucho tiempo más, ante indicaciones de que las fuerzas de Kadafi combatirán con dureza para controlar la ciudad estratégica de Brega, asiento de una importante terminal petrolera y un aeropuerto, que serviría para lanzar un asalto a Bengasi, ubicada a sólo 200 kilómetros de allí.

Estamos movilizando al ejército porque queremos soldados profesionales. Los voluntarios tuvieron que luchar en los últimos dos o tres días, indicó Ahmed Jibril, portavoz del Consejo Nacional Libio, órgano de gobierno de la oposición. Sin embargo, aún no decidimos si avanzaremos hacia el oeste y a Trípoli.

Los rebeldes libios también formarán un alto mando militar, paso esencial para integrar una genuina estructura de liderazgo, el cual incluiría ex oficiales de alto rango y experimentados, añadió el vocero militar Sa’ayá.

No estaba claro cuántos de los soldados dispersados se reintegrarían a una fuerza armada leal a la oposición, pero el oficial sugirió que podrían contar con más de 6 mil efectivos. Descartó utilizar los jets de combate estacionados en la base aérea de Bengasi, ya que los ataques aéreos deben evitarse a toda costa. Sin embargo, los rebeldes han solicitado ataques aéreos de Naciones Unidas contra bastiones del régimen.

Al preguntarle si movilizar a los militares podrían empujar el país hacia una guerra civil, Sa’ayá respondió: no, en lo absoluto. Pero se puede decir que la guerra ya está aquí, con grandes porciones del territorio levantadas en armas contra el gobierno de 42 años del coronel Kadafi. El asalto del gobernante a Brega esta semana ha alarmado a los libios, muchos de los cuales estaban seguros de que no lograría aferrarse al poder una vez que la rebelión se extendiera más allá del este del país.

En Trípoli, asiento del poder de Kadafi, las milicias leales al dictador han logrado contener a los disidentes en gran medida, a diferencia de lo que ocurre en Bengasi, donde varias unidades del ejército se pasaron a la oposición luego de atestiguar una brutal represión que dejó cientos de manifestantes muertos.

Sin embargo, muchos se mostrarán renuentes a dar demasiado poder a los militares, pese a que los oficiales han intentado subrayar que se encuentran subordinados al mando civil. “Tratamos de mantener al ejército dentro de un marco civil –expresó Iman Bugaigis, vocera de los rebeldes–. No queremos un golpe militar; ya hemos intentado eso antes.”

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya