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Es la región que más ha avanzado en los últimos años, destaca en su informe anual

América Latina, con los mayores avances en materia de educación en el mundo: UNESCO
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de marzo de 2011, p. 34

Santiago, 1° de marzo. América Latina registra los mayores avances en materia de educación en el mundo, pero mantiene la desigualdad en cuanto a su calidad y acceso y la violencia social figura como obstáculo para superar sus metas, según el capítulo latinoamericano del informe anual dado a conocer hoy por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Es la región que más ha avanzado en los últimos años. En educación primaria universal, en 2008 hay 95 por ciento de cobertura, que es muy alto, señaló el director para América Latina de la UNESCO, Jorge Sequeira. Además, el número de niños escolarizados en educación prescolar aumentó, y en la mayoría de los países se logró la paridad entre los sexos en la escuela primaria.

Con todo, América Latina sigue siendo la región más desigual, no sólo entre países sino también dentro de los países, aseguró. A pesar de todos los logros, 2.9 millones de niños siguen sin escolarizarse y 36 millones de adultos son analfabetos, 14 millones de ellos en Brasil.

Se suman además unos 73 millones de analfabetos funcionales, personas que no son capaces de aplicar sus conocimientos básicos de lectura, escritura y cálculo en su vida cotidiana.

En el informe se analiza el impacto de los conflictos armados en la educación mundial, considerando en América Latina a Colombia y sus niños desplazados.

Asimismo, el atraso educativo por la violencia está ligado a la delincuencia; en países de América Central y México, muy ligado a la droga; y en otros el tema es el hostigamiento, más ligado a América del Sur, dijo Sequeiras.

Sin embargo, en el texto también se advierte que la ayuda de los donantes a la educación se canaliza cada vez más por conducto de operaciones que guardan relación con las estrategias militares, lo que borra la línea divisoria entre la ayuda y la seguridad, cuya política más explícita es impulsada por Estados Unidos, pero también por Australia, Canadá, Holanda y Reino Unido.

“Pocos donantes son tan explícitos como Estados Unidos al presentar la ayuda como parte de un esfuerzo por suscitar lealtades políticas ‘ganándose el corazón y la mente’ de las poblaciones, en el contexto de una estrategia contra la insurrección”. Se trata del llamado plan 3D (desarrollo, diplomacia y defensa), aplicado en Afganistán, Irak y Pakistán.