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Ver día anteriorLunes 28 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Trípoli también
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ientras The New York Times, en el artículo publicado el sábado 26 (David D. Kirkpatrick) describe minuciosamente a un Muammar Kadafi preocupado por dar la impresión a los periodistas corresponsales de todo el mundo, en la conferencia de prensa que fue convocada ese día por el propio gobierno, de que todavía controla la situación que se ha desencadenado en Libia, en Egipto la crisis todavía no puede darse por terminada, pero ya produjo resultados concretos, resultado de poco más de dos semanas de disturbios violentos, realizados por multitudes muy enardecidas, que exigieron desde el principio un cambio en el enigmático país, en el que todavía se encuentran museos pletóricos de interesantes colecciones de bellísimos objetos provenientes de los primeros años de la fundación de este imperio cultural al que Napoleón Bonaparte, quien deja al ejército francés encargado del gobierno en el año de 1798, pareciera que agotaba así los testimonios tan valiosos de la cultura proveniente de 3 mil años antes de Cristo, por la cantidad, la importancia, y la belleza de todo lo que acarreó desde Egipto hasta Francia, en un alarde impresionante de su gran capacidad de organización.

Lo cierto es que, siendo tal la apabullante y genial capacidad de producción del pueblo egipcio, desde entonces estuvo Napoleón muy lejos de agotar todas las posibilidades de acabar exhaustivamente, para fortuna nuestra, con los vestigios del fundador de la primera dinastía, el rey Menes, hasta ahora mismo, cuando los mandatarios egipcios se ven más preocupados por salvar su deteriorada imagen actual que por su paso a la otra vida, después de la muerte, así como a la historia de la civilización egipcia.

Efectivamente, el atribulado presidente Hosni Mubarak tuvo que renunciar siguiendo los consejos que públicamente le dio en los momentos más críticos Mohamed el Baradei, aspirante al gobierno de ese país, importante ex funcionario de la ONU y premio Nobel de la Paz, y acceder finalmente a presentar su renuncia al cargo de presidente de la república árabe de Egipto, y de esta manera abrir nuevas posibilidades para que este pueblo vejado y ofendido durante varios milenios pueda alentar algunas esperanzas de que El Baradei abra rutas para ellos de nuevas expectativas de progreso y libertad. En una demostración de infinita paciencia, ese pueblo, el cual ha soportado el saqueo de sus riquezas ancestrales, primero por los franceses, y en seguida por los ingleses, pues unos cuantos años después de haberlo conquistado Napoleón se vio obligado a dejar el paso al ejército británico, que ocupó el país en 1882, hasta 1922, año en el que Gran Bretaña garantiza la independencia nominal de Egipto y luego, en 1948, éste toma parte de las acciones de la Liga Árabe y secunda la invasión a Israel, que la repele. Fue más tarde cuando el presidente Gamal Abdel Nasser, quien nacionaliza el canal de Suez en 1956, provoca la intervención armada de Gran Bretaña, Francia e Israel. Este conflicto fue finalmente resuelto con la participación directa de la Organización de Naciones Unidas, con los cascos azules.

No ha tenido realmente Egipto periodos prolongados de paz y de oportunidades para desarrollarse económicamente, y para ofrecer al pueblo realizaciones concretas de progreso social, de modo que la inquietud para lograrlo ha estado siempre presente, y ha sido hasta ahora, en estos días, que los pueblos árabes del Magreb se han levantado para exigir, sobre todas las cosas, lo más preciado por lo que han luchado en su oportunidad, y que es la verdadera libertad democrática, en un marco de respeto a sus propias tradiciones y a su cultura milenaria. Es decir que aspiran a consolidar sus raíces históricas, lejos de renunciar a ellas, a lo que tienen todo el legítimo derecho de lograr. El mundo entero está obligado a reconocerlo así, después de haberse beneficiado durante varios milenios de la gran aportación cultural de los pueblos árabes a la cultura universal.

Libia es un país de gran importancia dentro del mundo árabe. Desafortunadamente ha tenido que soportar uno de los gobiernos más faltos de cualidades democráticas, lo que ya es mucho decir, entre todos los pueblos árabes, y especialmente de los que configuran el Magreb, en África del Norte y en Medio Oriente. Para hacer esta afirmación basta recordar que los desplantes teatrales de Muammar Kadafi no son nuevos ni recientes. Desde la década de 1970, cuando aspiraba a presidir a los 77 países no alineados, su guardia personal, vestida con mayor propiedad para la filmación de una película a todo color, al estilo de Hollywood, con las fastuosas fiestas celebradas en los harenes pletóricos de bellas princesas secuestradas por los jeques, y luego rescatadas por los héroes morenos y de ojos azules que en luchas inverosímiles, con la colaboración de algún mono amaestrado, se les retornaba a sus propios palacios y luego se casaban en fastuosas bodas con los héroes galanes, decíamos, con mayor propiedad para ello que para dar seguridad funcional a un moderno gobernante deseoso de constituirse en actor de estas películas, más que en un buen gobernante, con la seriedad como norma, que caracteriza a los verdaderos dirigentes de estos países.

Libia merece un mejor destino. Tiene un solo cuerpo legislativo, el Congreso del pueblo general, y tiene un territorio nacional de un millón 759 mil 740 kilómetros cuadrados; su capital es Trípoli y su población total es de 5 millones 36 mil habitantes, que tienen un PIB per cápita de 7 mil 600 dólares, la religión mayoritaria (97 por ciento de la población) es el Islam, y es vecina de Túnez, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Egipto. Su larga costa en el mar Mediterráneo le da una importancia especial en el mundo árabe. El petróleo representa la tercera parte del PIB, y es uno de los miembros más importantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. El solo hecho de que la violencia llegara a tomar mayores proporciones fue ya suficiente para que el combustible fósil de mayor mercado y mejor demanda para los años de 2030 y 2050 subiera de precio, por encima de 100 dólares.