Cultura
Ver día anteriorSábado 29 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La ganadora de dos premios Óscar viajó a la capital de ese estado para inaugurar la muestra

Exhiben en Oaxaca fotografías tomadas por la actriz Jessica Lange en México

Reúne más de medio centenar de imágenes en blanco y negro de escenas cotidianas

Foto
Una de las imágenes captadas por Jessica Lange en México, que forma parte de la muestra de Oaxaca.
Foto
Jessica Lange, la actriz estadunidenseFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de enero de 2011, p. 5

La actriz Jessica Lange es asidua visitante del país, al menos así se desprende de la exposición Jessica Lange in Mexico, que reúne cerca de 56 imágenes tomadas entre 1998 y 2008.

La muestra fue inaugurada la noche del jueves en el Centro Fotográfico Álvarez Bravo, en la ciudad de Oaxaca.

Ayer se presentó el libro con el mismo nombre, coeditado por la Editorial RM y la Rose Gallery, de Santa Mónica, California, la cual, por cierto, cuenta entre sus artistas a Francisco Toledo.

Lange, ganadora de dos premios Óscar, viajó a Oaxaca para la ocasión, así como Rose Shoshana, directora de la galería. La actriz/fotógrafa firmó copias del volumen.

La muestra se integra con una serie de imágenes en blanco y negro de escenas cotidianas capturadas mediante la vista de una extranjera, pero que resultan muy familiares. En su trabajo se percibe la rutina de la vida común y el paso de sus actores a lo largo de ésta. Se muestran cafés, calles, ferias y parques, es decir, espacios que motivan conjeturas de lo que en ellos ocurre, sin olvidar el lado humano.

En su texto Un lugar llamado Para siempre, Julio Trujillo escribe: Jessica Lange ve el mundo a través de la mirilla de su asombro, que no es exactamente lo mismo que verlo después, a través del objetivo de su cámara. Primero hay que saber ver. El primer encuadre es instintivo.

Antes de alzar la cámara a la altura de los ojos, continúa Trujillo, la fotógrafa ya está editando lo que ve, apropiándoselo. De allí la extranjería de todo artista: transforma lo que toca, lo hace suyo, ya sea en un confín del orbe o en la cocina de su casa. Es por ello que el México de Lange, lejos de uniformarse en la estética de la postal o del folclore (un turista es un turista), adquiere una poderosa relevancia al presentársenos tan cercano y tan lejano, tan verosímil pero tan irrepetible, tan nuestro pero tan de ella. Las parejas que una y otra vez protagonizan sus fotografías las hemos visto mil veces.