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La naturaleza nos enseña que el que sobrevive no es el más fuerte

Vivir la aventura nos hace más humanos, dice la alpinista Wheelock
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de enero de 2011, p. a15

La alpinista Karla Wheelock decidió dejar de hacer todo lo que le dijeron era lo correcto. Dejó su empleo como abogada comercial, con horarios rígidos de ocho horas diarias en una oficina, y perdió la seguridad del salario. De pronto, un día decidió abandonar la zona de confort para emprender una vida repleta de experiencias al límite, de vivir en la aventura permanente, escalando las montañas más altas del mundo.

A partir de entonces, en un departamento sin muebles, con una bolsa de dormir que utilizaba como cama, con apenas los gastos básicos para sobrevivir, Wheelock se dedicó de tiempo completo a buscar el retorno a la naturaleza, a afrontar retos descomunales y a especializarse en un deporte de alto riesgo. La primera montaña importante en su trayectoria la hizo en 1993, cuando alcanzó la cima del Aconcagua; más tarde su carrera fue literalmente en ascenso: fue la primera latinoamericana en conquistar la punta del Everest por la ruta norte, la primera iberoamericana en lograr el Grand Slam, esto es: subir la cima más alta de cada continente.

Esas experiencias te hacen más humano porque te devuelven a una forma de vida muy básica, en contacto con la naturaleza, para sobrevivir con lo mínimo, cuidando el entorno, y con una profunda preocupación por llevar al grupo a una meta, comenta, porque el alpinismo no es un logro individual, sino el resultado de la colaboración y la solidaridad en el equipo.

Con esa inspiración, Wheelock decidió poner al alcance sus experiencias, para confrontar a la gente con ambientes en los que los cargos no importan, donde las jerarquías son un mero asunto subjetivo. Ella aseguró que sólo lleva a los grupos al aula que es la montaña y la cátedra la imparte la naturaleza.

La naturaleza nos pone en nuestro lugar y nos enseña que el que sobrevive no es el más fuerte, sino el que puede adaptarse mejor a las condiciones que le rodean.

Esas experiencias, confesó, cambiaron completamente su visión de la realidad; por eso ahora trata de compartirlas con personas que pueden convertirse en agentes de cambio. Mediante charlas sobre liderazgo, dirigidas a personas que tienen capacidad de hacer eco de esas experiencias en sus propios ambientes, Wheelock comparte su credo.

Hace unas semanas inició un programa de expediciones en los que se acompaña de empresarios y ejecutivos, además de una estudiante de 15 años becada para el viaje, con quienes hace una travesía por la Antártica. La idea de este proyecto es enseñar que hay otras formas de enfrentarse a la vida, lejos de lo que nos impone el consumismo; enseñar a vivir la aventura del otro, porque aprendemos a trabajar con los semejantes.

Además, la estudiante que participó en la expedición, Regina González, significó el arranque de un programa llamado Mi cumbre, mi decisión, en el que buscará becar a 10 jóvenes estudiantes para conmemorar, el próximo 14 de diciembre, el centenario de la primera expedición al Polo Sur. Los requisitos serán que, además de que físicamente estén aptos para realizar un esfuerzo considerable, tengan un proyecto de cambio social en marcha; nosotros nos encargaremos de conseguir 10 patrocinadores, uno para cada participante.