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Héctor Bonilla reinicia temporada de la puesta; la obra ganó un Pulitzer en 2004

En Yo soy mi propia esposa uso el bagaje que me han dado 126 obras

En el Foro Cultural Chapultepec ofrecerá 36 funciones

El actor interpreta a un homosexual: Tengo la mente abierta acerca de lo que trata el montaje: la diversidad, señaló

 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de enero de 2011, p. 8

Para desarrollar las 35 diferentes identidades que aparecen en la obra de teatro Yo soy mi propia esposa, escrita por Doug Wright, Héctor Bonilla hizo un arduo trabajo de mesa. La puesta reinició funciones el pasado viernes 21 de enero en el Foro Cultural Chapultepec, por 12 semanas.

La primera temporada se efectuó en el teatro Rafael Solana del Centro Cultural Veracruzano, donde estuvo 15 meses, con un total de 296 representaciones.

Mañana 24 de enero se develará la placa por las primeras 300 funciones, en un acto que apadrinarán María Rojo y Demián Bichir.

La obra Yo soy mi propia esposa ha ganado 20 premios internacionales, cinco de los cuales se le han otorgado en México. La actuación de Bonilla está dirigida por Lorena Maza. En 2004, esta obra recibió los premios Tony y Pulitzer. Los productores Juan Torres y Guillermo Wiechers informaron, en conferencia de prensa, que sólo habrá 36 funciones más de esta pieza, hecho que provoca tristeza y nostalgia a Héctor Bonilla, según expresó el actor, “porque es muy importante para mí, aunque sea muy agotadora. Yo soy mi propia esposa me permite aprovechar el bagaje que he acumulado en 126 obras de teatro”.

Nada que demostrar

Esta obra es un subterfugio creado por Doug Wright para que con un solo vestuario se interpreten 35 personajes. No tengo que dar la imagen verosímil de un niño de seis años, sino que la gente sabe que ese personaje depende de mi gestualidad y de la inflexión de mi voz para que sea creíble.

Además de teatro, Bonilla ha trabajado en cine y televisión. Yo no sólo actúo, también produzco y dirijo, y a veces escribo. Su sueño es desarrollar el mayor número de presentaciones posible de su proyecto itinerante Museo vivo, el cual consiste en llevar el teatro de época al lugar real donde ocurrió algún suceso histórico.

“Ahora ya no debo demostrar nada, sino disfrutar; además, nunca he dependido de mi físico. Soy un primer actor desde que tenía 18 años. Es decir, no soy primero galán y después primer actor, como se llama al que ya está viejito. Yo me tuve que caracterizar como galán, porque no lo soy.

Vivo de interpretar, de despersonalizarme, lo cual se debe a la amplitud de mi trabajo, y lo seguiré haciendo hasta que muera.

En la obra, el personaje central es un homosexual, lo cual para él no ha cambiado su idea sobre la condición sexual. “No creo en la concepción de Stanislavsky de que la emoción es interna y aplicable y que de pronto se sufren abstracciones. No, soy un ser más corriente que común. Voy al cine, al teatro, al futbol; trago palomitas, viajo, convivo con mi familia. Tengo una concepción muy clara: soy feminista… pregúntenle a mi mujer.

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Ahora ya no debo demostrar nada, sino disfrutar, afirma Héctor Bonilla sobre su trayectoria actoral

“Tengo una mente abierta acerca de lo que trata esta obra, que es la diversidad sexual y de la aceptación que debe haber sobre las preferencias. En todas las funciones he repetido que la aberración del ser humano son los Ku Klux Klan. En México tenemos kukluxklancitos, los conservadores, quienes votan contra el derecho de una mujer a elegir su destino. Yo no bateo de ese lado. Mi posición ha sido bastante clara desde hace muchos años: yo voto por la izquierda desde que tenía 18 años.

“El personaje central de esta obra, Lothar Berfelde, nació en 1928 y murió en 2002. Hay que ver el contexto: de niño le tocó vivir la Segunda Guerra Mundial. Los nazis trataban igual a judíos y homosexuales: los mataban; luego vinieron los rusos y el Muro. La homofobia aún ocurre en México; vean lo que pasa en Guanajuato.

“El personaje que represento es, sobre todo, un sobreviviente. Carece de figura paterna, por eso la busca en su mamá. El papá los golpeaba sistemáticamente, a él desde los siete años: lo arrojó a una laguna para que aprendiera a nadar y se hiciera hombre.”

A contracorriente

Sobre la ley conteniendo el artículo 226 bis, aprobada para apoyar la producción teatral, Bonilla opinó: “En el Distrito Federal hacemos teatro a contracorriente; es decir, tenemos muchos impedimentos. Estamos rodeados de futbol: diario se juegan siete partidos y estamos pendientes de lo que pasa en las ligas del mundo.

“Es abrumador, y todos vemos al Barcelona o los partidos de la NFL, y todo eso le pega al teatro, amén de la inseguridad en que vivimos, del congestionamiento vial que ha acabado con la primera función de los viernes, porque es imposible que el público llegue a tiempo, a las siete de la noche. Hacen falta taquillas en los hoteles, y taxis seguros; todo le pega al teatro, y a pesar de eso tenemos una cartelera enorme, más grande que la de Broadway o Londres.

Creo que hay gente que no le da su justa dimensión al 226 bis, pues no se considera la carencia de recursos para emprender la aventura teatral. Mediante esta ley se podrá apoyar la producción mediante la deducción de impuestos.

El teatro Foro Cultural Chapultepec está en avenida Mariano Escobedo 665, colonia Anzures. Las funciones de Yo soy mi propia esposa son: viernes, 20:30, sábados, 19 y domingos 18 horas. Boletos, 350 pesos.