Cultura
Ver día anteriorViernes 14 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Mario Paoletti recopiló centenares de anécdotas alrededor del autor de El Aleph

Devela experto a un Borges de entrecasa, el más cotidiano, visto por sus amigos

Julio Cortázar aprendió de él a eliminar todos los floripondios, todas las repeticiones

 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de enero de 2011, p. 5

Buenos Aires, 13 de enero. Desde el Borges jocoso y malévolo hasta el tímido y procaz. Y el que cosechó enorme reconocimiento por su obra y fracasos con las mujeres. Todos esos rasgos del escritor argentino se reúnen en los centenares de anécdotas recopiladas en el libro El otro Borges.

Ningún escritor de lengua española protagonizó tantas anécdotas, apunta su autor, Mario Paoletti, quien suma un original aporte a la bibliografía sobre Borges.

En el anecdotario completo publicado recientemente por Emecé, aparece sobre todo el Borges de entrecasa, el más cotidiano, el que conocieron sus amigos más íntimos, explica.

En la primera anécdota, un lector español se indigna porque Borges admite que nunca vio al famoso aleph del cuento homónimo. Y me despreció inmediatamente; se dio cuenta de que yo era un embustero, un mero literato, relata el escritor.

Retrata a Borges de cuerpo entero, porque une su socarronería con cierto complejo de impostor que lo acompañó toda la vida, indica Paoletti.

El cuentista, poeta y ensayista (1899-1986) no pudo evitar reflexionar acerca de su gran pasión, la literatura. Una novela en la que el autor dedica tres páginas, por ejemplo, para describir lo que hay en una mesa, es un error, analiza el autor que trazó un particular universo literario habitado por espejos, laberintos, bibliotecas y tiempos circulares.

Coherencia y honradez

En una de las 333 anécdotas –citadas por amigos y conocidos casuales, colegas, ex novias y periodistas–, Borges señala con picardía que la utilidad de los movimientos literarios es que nos libran de muchos escritores (...) Hay demasiados escritores y debemos suprimir el mayor número posible.

Desde las páginas de El otro Borges, destacados autores latinoamericanos se refieren al escritor que quedó ciego por una enfermedad congénita. Entre ellos, el mexicano Carlos Fuentes, los premios Nobel de Literatura Pablo Neruda (Chile) y Octavio Paz (México), así como el gran amigo de Borges, Adolfo Bioy Casares, y otro gigante de las letras, Julio Cortázar.

Neruda consideraba que Borges no entiende nada de lo que está ocurriendo en el mundo moderno, y creo que yo tampoco. Por tanto, estamos de acuerdo.

Paz opinaba que siempre, en sus aciertos y en sus errores, fue coherente consigo mismo, y honrado. Nunca mintió ni justificó el mal a sabiendas, como lo han hecho muchos de sus amigos y detractores.

En tanto, Fuentes revela que desde que compró por primera vez un libro del autor de El Aleph, su vida cambió. Borges me devolvió todos mis sueños en español con tal intensidad que decidí (...) que sería escritor en lengua española.

Bioy Casares, compañero de Borges en innumerables aventuras literarias, manifestó: Toda colaboración con él equivalía a años de trabajo. El autor de La invención de Morel, importante fuente de las anécdotas, también señala que de alguna manera la vida de su amigo íntimo había sido una larga conversación.

Foto
Jorge Luis Borges (1899-1986)Foto Cultura.UNAM diario digital

Por su parte, Julio Cortázar subrayó que Borges le enseñó a eliminar todos los floripondios, todas las repeticiones, los puntos suspensivos, los signos de exclamación inútiles, y eso que todavía existe en mucha mala literatura y que consiste en decir en una página lo que tan bien se puede decir en una línea.

Indisputable estirpe argentina

La viuda de Borges, María Kodama, reseña un rencuentro entre Borges y Cortázar, en el madrileño Museo del Prado. Pese a que el autor de Ficciones había realizado declaraciones no muy amables sobre la posición política de Cortázar, éste le recordó entonces su generosidad cuando le llevó su primer cuento y Borges rió y replicó: No me equivoqué, fui profético.

La idea del libro nació justamente durante una comida en un congreso de escritores en Murcia, cuando se comenzaron a contar anécdotas de Borges.

Entonces Mario Vargas Llosa dijo que alguien debería sistematizar las anécdotas de Borges en un libro, rememora Paoletti, quien ha publicado novela, relato, poesía y ensayo.

Con su mujer, Pilar Bravo reunió el material durante 10 años de investigación, de la que también surgió la biografía Las novias de Borges, que aparecerá este mismo año. Paoletti publicó previamente, junto con Bravo, Borges verbal (1999), un diccionario de definiciones tomadas de las múltiples entrevistas que el escritor concedió durante sus últimos años.

Su más reciente libro también permite una interesante constatación, afirma el escritor porteño desde Toledo, donde dirige el Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega y Gasset-Marañón. El humor de este hombre, al que muchos cuestionaron su argentinidad por diversas razones, es de una indisputable estirpe argentina, asevera Paoletti.

“Borges practicaba permanentemente lo que se ha dado en llamar entre los porteños la ‘cachada’, que es una forma de burla ingeniosa e irritante, por la cual los habitantes de Buenos Aires son conocidos en todo el mundo hispanohablante.”

Por ejemplo, al preguntársele cómo se llevaba con su cuñado, Guillermo de Torre, Borges respondió: Muy bien. Yo no lo veo y él no me oye.

El ganador del Premio Cervantes en 1979 también refiere que una vez que lo fueron a visitar a su casa unas estudiantes, les explicó que Borges había salido y que él era Manuel Mujica Lainez. Les dije eso porque estaba contento, en un impulso por decir disparates.

Asimismo, el escritor que sufrió diversos amores no correspondidos admitía que siempre se había enamorado de mujeres un poco tontas, porque la inteligencia es siempre comprensible, pero en la estupidez hay un misterio que resulta atrayente.

Borges, quien sabía que sus declaraciones solían causar irritación, también consideraba necesario relativizar sus dichos: Me he burlado de muchas cosas y siempre sin maldad. Lo que pasa es que la gente me toma demasiado en serio.