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El cine de Hollywood apostó a viejos formatos e historias

Avatar mostró en 2010 el camino a 3D, pero no dio éxito a otros
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La tarde de ayer cayó una fuerte lluvia en HollywoodFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de diciembre de 2010, p. 9

Los Ángeles, 21 de diciembre. El año que está por terminar no ha sido precisamente uno que se recordará con agrado. Fueron 365 días de crisis económica, de conflictos sociales, de desconfianza ante el futuro, de incertidumbre internacional... Demasiados problemas para esbozar una sonrisa. Ni siquiera el cine, eterna fábrica de sueños e ilusiones, fue capaz de cambiar el gesto a los espectadores.

En el séptimo arte también fue un año complejo, lleno de dudas y de vacilaciones, de búsqueda de nuevos caminos. Por una parte se consolidaba la transición hacia una nueva era en el mundo de la exhibición pero, por otra, la industria de Hollywood se mostró más que nunca conservadora, apostando por viejos formatos e historias que en su día tuvieron éxito. Nada para lanzar cohetes.

Ir al cine con unas gafas para ver una película en 3D dejó de ser noticia. La película de James Cameron Avatar mostró, al convertirse en el filme más taquillero de la historia del cine, un camino que en 2010 siguieron películas como Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton, o Furia de titanes, de Louis Leterrier.

La película de Tim Burton es la segunda en recaudación en Estados Unidos, mientras la aventura mitológica, que protagonizó Sam Worthington, no cumplió las expectativas que se habían depositado en ella y quedó relegada al puesto 11 de la lista de más taquilleras.

Por el contrario, Toy Story 3, también en 3D, cerraba de forma magistral la trilogía de los juguetes que cobran vida. Su secreto no fue otro que dar al espectador aquello que siempre espera cuando se sienta en una butaca frente a una pantalla: un par de horas de emoción, diversión y mil y una sorpresas tanto para grandes como para chicos.

No es extraño que haya sido la preferida por el público este 2010 recaudando en todo el mundo más de mil millones de dólares.

Shrek, decepcionó

El ogro Shrek, en cambio, que también cerraba ciclo con Shrek Forever After, decepcionó profundamente. Para muchos críticos, comentaristas y espectadores el entrañable monstruo no debió haber salido una vez más de su maloliente ciénaga.

Tampoco entusiasmó Iron man 2, aunque el tirón y el éxito de la primera parte, protagonizada también por Robert Downey Junior, hizo que ocupará el segundo puesto de la lista de películas que más han recaudado este año. También estaba cantado, como así ha sido, que las aventuras de amores adolescentes, vampiros y hombres lobo de The Twilight Saga: Eclipse iban a seguir dando mordiscos en la taquilla.

Otro viejo conocido, Harry Potter, consiguió en la primera entrega de su despedida –al parecer– definitiva de las pantallas, que en las cuentas de su productora, la Warner Bros, aparezcan cerca de 800 millones de dólares de recaudación. Está claro que las aventuras del ya adolescente Daniel Radcliffe y sus amigos siguen multiplicando beneficios.

Las grandes producciones de Hollywood están cada vez más orientadas al público infantil y juvenil y queda poco espacio para un cine más para adultos. Inception puede que sea la excepción que confirma la regla. La película de Christopher Nolan y su original y a veces confusa incursión en el mundo de los sueños es, sin duda, uno de los títulos más interesantes que deja para el recuerdo este 2010.

También lo es Shutter Island, de Martin Scorsese, con la que Inception guarda, por cierto, alguna que otra similitud en cuanto a estilo y argumento, al margen claro del protagonista de ambas, Leonardo DiCaprio.

Ritmo y tensión

La otra gran película adulta del año es sin duda Red social, de David Fincher. La controvertida crónica del nacimiento de Facebook y de su creador, Mark Zuckerberg, mezcla el trhiller y el drama judicial con la fascinante descripción sociológica del nacimiento de un nuevo tiempo en el mundo de la comunicación. Y todo con un ritmo y tensión admirables.

Además, 2010 no fue un buen año para las tradicionales estrellas hollywoodienses. A la película protagonizada por Julia Roberts Comer, rezar, amar se le podría añadir sin miedo otro verbo: fracasar.