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Legales, sólo 8% de las empresas privadas que brindan seguridad

Auge de cursos para evitar ser secuestrado

Ahora los delincuentes buscan dinero y causar dolor: experto

 
Periódico La Jornada
Martes 7 de diciembre de 2010, p. 11

El incremento de la violencia en el país trajo consigo un auge en la demanda de servicios de empresas de seguridad, sobre todo de aquellos que ofrecen cursos y talleres para evitar secuestros.

Quienes se sienten vulnerables contratan compañías dedicadas al ramo de la protección y la seguridad personales, que brindan desde servicios de custodia, localización vía satélite, protección y traslado de valores, hasta seminarios y talleres antisecuestro y supervivencia a secuestros.

Algunas de estas empresas surgen y desaparecen de la noche a la mañana. Sus servicios están dirigidos tanto a empresarios y ejecutivos como a comerciantes, estudiantes y profesionistas.

El costo de los cursos va desde 200 pesos hasta los 2 mil dólares y la duración de los mismos es de horas, días o semanas, dependiendo del plan a contratar.

Para las empresas de seguridad privada la demanda de servicios se acrecentó en 2010 en 33 por ciento en los estados fronterizos del país y en 11 por ciento en el resto de la República, según cifras del Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP).

Actualmente, agrega, funcionan alrededor de 8 mil empresas. Sólo 8.2 por ciento de ellas están registradas ante la Secretaría de Seguridad Pública federal; otro 8 por ciento carece de registro o sólo tiene un permiso local para operar, y únicamente 2.5 por ciento de ellas cuentan con alguna certificación de calidad. El resto opera con permisos estatales o está fuera de la ley.

Para el público en general, las empresas brindan el servicio de taller de seguridad personal, donde adiestran en métodos y técnicas para reducir el perfil de riesgo personal. De acuerdo con sus temarios, instruyen en riesgos y seguridad, seguridad doméstica, en la vía pública y en sitios públicos, así como técnicas e instrumentos de protección personal.

Otras enlistan en sus servicios seminarios de prevención y autoprotección ciudadana contra secuestro, que comprenden acciones para reducir el perfil de riesgo. Para ello abordan la fenomenología de ese delito y medidas de disuasión y supervivencia en raptos.

Algunas empresas, por un desembolso de mil 200 pesos también enseñan estrategias para prevenir el secuestro. En estos cursos los usuarios aprenden a bajar su perfil y dejar de ser ostentosos; cuidar la información que proporciona; investigar a empleados que tengan en el negocio y en casa; evitar intimar con personas que recientemente se acaba de conocer; no exponerse en lugares públicos, y cambiar constantemente de ruta para trasladarse al trabajo o a la escuela.

De igual forma, aleccionan en prevención de robos de infantes; tips de seguridad en el antro, cine, teatro, colegio y automóvil; delitos más cometidos contra los jóvenes, y manejo de información familiar, laboral, sentimental y de amistad, entre otros.

En Internet también se pueden consultar cursos sin costo alguno, como el de antisecuestro en automóvil, donde se ofrecen recomendaciones de maniobras evasivas en vehículos, como giros en L, que se aplican para escapar en vías principales ante un bloqueo, giros en J, que son ejercicios de adiestramiento en bocacalles o para actuar en caso de bloqueo de media pista o calle.

En esas páginas se pide tomar en cuenta que los lugares más propicios para que los delincuentes cometan delitos son las carreteras y los momentos más vulnerables para un conductor son cinco minutos después de salir de su trabajo o casa y cinco minutos antes de llegar a esos lugares.

De acuerdo con estimaciones oficiales y de organizaciones civiles, en 1997 los secuestros se dispararon en México, al alcanzar mil 45, después de una década en que este delito iba a la baja. A diferencia de los primeros secuestros ocurridos en el país, en que los delincuentes centraban su atención en personas de alto poder adquisitivo o con algún propósito político, en años recientes ese delito afecta a sectores más amplios de la sociedad.

En octubre pasado, el Sistema Nacional de Seguridad Pública informó que la tasa de secuestros en 2010 aumentó 78.8 por ciento con respecto a 2008. Pero con relación a 2006 se elevó 200 por ciento y con respecto a 2000 su incremento fue de 129 por ciento.

Alejandro Desfassiaux, presidente del CNSP (que agrupa a 200 empresas del sector), advierte que en el país se ha desarrollado una nueva tendencia en secuestros y extorsiones: se elige como víctima a empleados de niveles bajos y medios para obtener de ellos información de directivos y dueños.

Apunta que hace una década el secuestro tenía un móvil económico en más de 85 por ciento de los casos. “Esto generó que se desarrollara el llamado secuestro exprés, que realizaban ya no delincuentes organizados sino criminales comunes. Se trataba de pillos que al azar elegían a sus víctimas para despojarlos de cantidades que oscilaban entre 500 y 5 mil pesos.

Ahora se detecta que el móvil para secuestrar no es simplemente económico sino (también) para causar dolor. Se presenta un modo de operación en el que a las víctimas de secuestro (incluso) se les tortura y asesina. Esto es independientemente de si se paga el rescate, subraya.