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El cubano Arturo Sandoval impartió una clase magistral en el Gran Fórum del SUTM

La trompeta es esclavizante; exige estar con ella noche y día

Yo no puedo abandonarla ni componer en la cantidad que quisiera por aprovechar más el tiempo de ejecución y análisis, dijo uno de los fundadores de Irakere, quien también ofreció un concierto

Foto
Arturo Sandoval durante su cátedraFoto Diego Bravo
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de diciembre de 2010, p. 9

Estimulante y aleccionadora fue la presencia del trompetista Arturo Sandoval en la ciudad de México en días recientes, cuyos dones musicales mostró en un regio concierto en la sala Ollin Yoliztli. El cubano sumó a eso su vocación pedagógica para beneplácito de cientos de estudiantes de trompeta que asistieron a la clase magistral que impartió durante tres días en el salón Gran Forum del Sindicato Único de Trabajadores de la Música (SUTM).

Invitado, junto a otros grandes músicos, a participar en el tercer Encuentro Internacional de la Trompeta Rafael Méndez, organizado por Armando Cedillo, director del Ensamble de Alientos de la Ciudad de México, Arturo Sandoval no sólo confirmó que es uno de los instrumentistas más destacados del momento, sino que desempeña su vocación pedagógica con rigor y dedicación.

Momentos de su vida

Comentó varios momentos de su vida (desde su infancia en Artemisa, Cuba), su paso por la orquesta Moderna de Música Cubana, en la que conoció a Chucho Valdés y a Paquito D’ Rivera, con quienes integró después el grupo Irakere; su amistad con Dizzy Gillespie, a quien considera su segundo padre; el respeto que se profesaban Maynard Ferguson y él; su desempeño en varias corrientes musicales; su pasión por el piano, y hasta algunos de sus secretos profesionales.

Habló de la trompeta: su historia, su estructura, las diversas técnicas de ejecución y maneras de ataque; dio consejos prácticos de afinación, respiración y embocadura. Confesó que a diario realiza una serie de ejercicios de calistenia y auscultación en la trompeta que le permite descubrir nuevos registros sonoros y, por ende, mayor capacidad interpretativa.

“La trompeta –señaló– es esclavizante. Exige estar con ella noche y día. Yo, al menos, no puedo abandonarla, ni siquiera puedo componer en la cantidad que quisiera por aprovechar más el tiempo de ejecución y análisis.”

El cubano se refirió a los tres principios que según el teórico de la trompeta Herbert Lincoln Clark todo músico debe tener: estudio, tenacidad y paciencia.

Y es que uno nunca termina de aprender. Aunque ya se tenga un diploma que lo acredite. Este instrumento obliga a graduarse a diario. Todos los días hay un examen; Lincoln decía que dejar de estudiar un día es como suicidarse.

Sin embargo, aclaró que no todo está en el estudio y el rigor: también se deben tomar en cuenta cuidados generales de salud: Fumar y beber nos hace más daño a nosotros que a cualquiera. En lo personal me estropea el estómago y me reseca la garganta. Bebo y fumo muy poco. Nunca he tocado una droga y me ejercito a diario. La digestión hay que vigilarla mucho, así como el funcionamiento de las mucosas. Las glándulas, la circulación sanguínea, porque todo eso entra en relación con el funcionamiento de los músculos y hay que tomar en cuenta que cuando uno toca la trompeta entran en funcionamiento alrededor de 200 músculos. Por eso el organismo debe estar en perfecto estado de salud, pues de ello depende la vida activa de un trompetista.

Fueron muchos los consejos que el viejo Sandoval dio a los jóvenes trompetistas: practicar mucho y de distintas maneras, con los libros, con disciplina, con mucho entusiasmo.

Escuchar toda la música posible, sobre todo la buena, fue otra de sus recomendaciones. Es muy importante tener la mente abierta y enriquecer el conocimiento, señaló y dio el consejo de no ser petulantes: Una de las peores cosas que les pueden suceder es pretender que ya lo saben todo. Cuando se piensa así es mejor retirarse antes de convertirse en imbécil.

Sandoval, quien es conocido en el mundo entero por las notas sobreagudas que alcanza en su instrumento, recomendó ser mesurados en ese ejercicio. Puede ser peligroso y perjudicial si se utilizan de manera arbitraria. Tocar atemperado, con un ataque suave, delicado, en notas medias, es mucho más difícil que tocar duro o agudo.

Todos los comentarios fueron ejemplificados por Sandoval con pasajes musicales sacados de la trompeta y el flugelhorn, de los que brotaban notas encendidas, melodiosas, largas, picadas, en staccato… Los estudiantes de música, jóvenes en su mayoría, lo veían arrobado. Y no era para menos: estaban ante una de las leyendas vivas de ese instrumento. Nadie quería perder detalle, todos querían llevarse un golpe del maestro.

Calidad y color del sonido

Un niño, promesa de trompetista, le preguntó: ¿cómo hacía para tocar tan bonito? Arturo, que no se lo esperaba, respondió, entre risillas de la concurrencia, que tocar bonito es tocar con expresión. “Muchas veces nos confundimos y pensamos que la expresión es tocar alto, fuerte… cientos de notas de manera vertiginosa, y no. Hay que tener un poquito de cuidado en eso y pensar siempre en la calidad y color del sonido. El vibrato, la dinámica, el control del aire, los diferentes matices y toda esa serie de cosas tienen que ver, pero sobre todo la delicadeza, la frescura, el gusto y la pasión con que se haga la música. Eso es la expresión.”

Otro alumno más quiso saber acerca de la improvisación en el jazz. El cuatro veces ganador del premio Grammy en esa disciplina dijo que es algo inexplicable, ya que tiene que ver con el talento, la originalidad, la velocidad mental y la capacidad de reaccionar ante ciertos estímulos en fracciones de segundos para hilvanar ideas, armonías y expresar lo que uno desea, con el sentimiento necesario, en concordancia con la idea que se quiera plantear. Desde luego que debe coincidir la musicalidad innata del individuo.

Y así, como un río desbordado de sabiduría musical y trompeteril, Arturo Sandoval se prodigó ante los cientos de asistentes a su clase magistral. Ya para concluir, y antes de tomarse la foto con todos los trompetas que formaron una larga fila, el maestro Sandoval insistió en la disciplina y seriedad que deben tener en la profesión. Recomendó estar siempre atentos a todo lo que se mueva en su entorno. Deben tener siempre la boca cerrada y las orejas bien abiertas, les dijo.