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Subsidios

Cómo ahorrar 300 mil mdd
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Los subsidios a combustibles fósiles estimulan el uso ineficiente de la energía, aseguran especialistasFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 7 de diciembre de 2010, p. 26

En su reunión pasada, en 2009, el G-20 se pronunció contra un problema poco discutido en el cual coinciden ambientalistas y economistas: los subsidios a los combustibles fósiles. En el curso del año siguiente las naciones formaron una lista de los subsidios ineficientes que concedían y de lo que planeaban hacer al respecto. Hasta ahora, la lista es poco impresionante.

Según un análisis de los documentos del G-20 realizado por Doug Koplow, quien colabora con una organización ambiental llamada Oil Change International, muchos países presentan informes superficiales, y las normas que utilizan para medir su desempeño distan de ser uniformes. Lo más condenable es que ninguna ha puesto sobre la mesa una nueva política para recortar subsidios.

Para una visión más objetiva de la magnitud de las subvenciones a los consumidores de combustibles fósiles (los subsidios a la producción son otra historia), consúltese el Panorama energético mundial, de la Agencia Internacional de Energía (AIE). En la edición de 2010, dada a conocer la semana pasada, la AIE estima un total de 312 mil mdd al año en el planeta. Y calcula que si se abolieran esos subsidios se tendría una reducción de 5% en la demanda energética mundial, equivalente al consumo actual de Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda juntos.

Algunos ambientalistas tratan de sacar partido de esta situación comparando estas cifras con el nivel mucho menor de los subsidios que se conceden a las energías renovables. Es un error en términos de lógica, y tal vez también de táctica. Es plausible alegar que el monto de los subsidios en competencia debe medirse en términos de la cantidad de energía que se aporta. Como los renovables aportan mucho menos de la energía mundial que los fósiles, los subsidios a los primeros (57 mil mdd en 2009) son ya mayores de los que reciben los segundos, medidos por kilovatio/hora o por tonelada de petróleo equivalente. Es probable que los impulsores de energías renovables no quieran que los gobiernos se enfoquen demasiado en los beneficios de recortar subsidios, no sea que le tomen gusto.

Más vale olvidarse de comparaciones y concentrarse en los abrumadores argumentos en contra de subsidiar combustibles fósiles. Estimulan el uso ineficiente de energía y representan muchos ingresos de exportación perdidos en países que producen petróleo y gas y al mismo tiempo subsidian su mercado interno (un caso frecuente: Irán, Arabia Saudita y Rusia son los tres países que más invierten en subsidios). Aunque a menudo se justifican como ayuda a los pobres, la parte del león de los beneficios –de 85 a 95%– se la llevan típicamente los de medianos ingresos y los ricos; los pobres por lo regular no consumen mucha energía y rara vez tienen automóvil. El dinero que podría invertirse en servicios que los pobres sí necesitan y usan se gasta en subsidiar energía para los demás.

Como indican Koplow y su colega Steve Kretzmann, subsidiar combustibles fósiles para los pobres del campo puede inclinar la balanza en contra de las fuentes renovables, como la solar, en aplicaciones para las cuales son particularmente apropiadas y en las que serían más competitivas.

Si los gobiernos están dispuestos a gastar lo suficiente, los subsidios pueden mantener los precios estables dentro de un país aunque se eleven en el mercado internacional, la cual es otra justificación que a veces se maneja. Pero es injusto: cuando se protege a algunos consumidores de una señal de precios, ésta se tiene que hacer más fuerte para que quienes la enfrentan tomen medidas más drásticas de las que se necesitarían en situaciones normales. Aminorar la volatilidad en mercados protegidos la eleva en mercados abiertos.

Fatih Birol, jefe de economistas en la AIE, señala que 95% del actual crecimiento de la demanda de petróleo procede de países donde el precio está subsidiado.

Luego está el asunto del clima. La AIE calcula que retirar todos los subsidios al consumo de combustibles fósiles reduciría las emisiones globales de dióxido de carbono entre mil 500 y 2 mil millones de toneladas de aquí a 2020. Las emisiones actuales por combustibles fósiles suman unos 30 mil millones de toneladas, pero esa reducción potencial de mil 500 millones es más de un tercio de la diferencia entre las emisiones actuales y el nivel necesario para tener una probabilidad de 50:50 de limitar el calentamiento global a dos grados centígrados.

Uno de los aspectos impactantes de la cifra de 312 mil mdd de la AIE es que más de la quinta parte proviene de un solo país: Irán. Tener precios de 10 centavos de dólar por litro de gasolina (dos centavos el diesel) costó al gobierno iraní unos 66 mil mdd en 2009, según la AIE: 895 dólares por persona, o 20% del PIB. El subsidio en Arabia Saudita es mayor per cápita, pero menor en total y no llega a 10% del PIB. El de Uzbekistán representa 32% del PIB, pero sólo 11 mil mdd en total.

El costo de la energía por unidad del PIB en Irán se ha elevado 1.6% al año de 1990 a la fecha; el país gastó 5 mil mdd en 2009 en gasolina y diesel importados. Consciente del problema, el gobierno ha adoptado una nueva ley de reforma a los subsidios, orientada a llevar al país a precios de mercado en 2015.

En otros lados ha habido algunos avances. El descenso de precios del petróleo luego de los altos niveles de 2008 dio a las naciones una oportunidad de reducir subsidios, y algunas, como China, la aprovecharon. Aunque el subsidio en China sigue siendo muy alto en términos absolutos (18 mil mdd), los consumidores pagan ya 96% del precio del mercado. En Rusia caen las subvenciones, e Indonesia planea ponerles fin en 2014.

Queda mucho por hacer. Como expresa Koplow, una acción concertada del G-20 requerirá definiciones en común de lo que es un subsidio y cómo tasarlo, así como mayor transparencia de las naciones involucradas. Los argumentos a favor de retirar subsidios son evidentes para todos. La acción política necesaria para quitar cada uno será difícil, pero hay mucho dinero por ahorrar y mucho bien por lograr si las naciones lo hacen de manera apropiada.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya