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Carmen Gaitán subraya el quehacer de los intelectuales del Ateneo de la Juventud

Explora una muestra el puente entre la plástica, la literatura y la filosofía

Buscaban recuperar valores del pensamiento de Aristóteles y Platón, explica la directora del Museo Mural Diego Rivera

Los personajes estaban cansados de 30 años de porfiriato

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Acervo documental incluidos en la exposición de recinto cultural de la avenida Balderas y Colón, Centro HistóricoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de diciembre de 2010, p. 6

La intersección entre literatura, filosofía y artes visuales se documenta mediante la exposición El Ateneo de la Juventud y la plástica mexicana, informa Carmen Gaitán, directora del Museo Mural Diego Rivera.

El reto al abordar a ese grupo de jóvenes intelectuales, cuyos antecedentes se remontan a 1906, consiste en ver con qué obra íbamos a resolver el puente entre la plástica, la literatura y la filosofía.

La muestra montada en el recinto cultural de Balderas y Colón, Centro Histórico, abarca también un acervo documental –fotogra-fías, caricaturas del periódico El hijo del Ahuizote, catálogos, poemas y libros– procedente de instituciones públicas y privadas.

Raíces en el modernismo

El Ateneo de la Juventud tuvo sus raíces en el modernismo, una corriente de principios literarios, pero que en la última década del siglo XIX penetró en las artes plásticas, primero en las obras del escultor Jesús F. Contreras y luego en las de Julio Ruelas y Germán Gedovius.

Los jóvenes ateneístas, sin embargo, se rebelaron contra la ideología modernista mediante de polémicas y discusiones en veladas literarias. También organizaban actividades culturales, como la exposición de pintura efectuada en 1906, en las oficinas de la revista Savia Moderna, en la que participaron artistas como Diego Rivera, Joaquín Clausell, Sóstenes Ortega, Alberto Garduño y Rafael Ponce de León, algunos de ellos integrantes de esa asociación civil fundada formalmente el 28 de octubre de 1909.

Entre los asociados más célebres del Ateneo figuraban Alfonso Reyes, José Vaconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, Enrique González Martínez, Carlos González Peña, Alberto J. Pani, Jesús T. Acevedo, Luis Castillo Ledón, Alfonso Cravioto y Ricardo Gómez Robelo, junto con una larga lista de poetas, filósofos, artistas, músicos y escritores que supera los 60 miembros.

Para Gaitán, el movimiento es fascinante, porque busca recuperar valores que se daban en la filosofía griega, con Aristóteles y Platón, sobre todo el honor, hacer bien las cosas, crear una nueva filosofía en la política y en la cultura nacionales, un México que hiciera las cosas como se debe, con rigor, conocimiento, ética. Claro, hablamos de una serie de personajes que ya estaban muy cansados de 30 años de gobierno porfirista.

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Obras incluidas en la exposición de recinto cultural de la avenida Balderas y Colón, Centro HistóricoFoto Carlos Ramos Mamahua

Los ateneístas tuvieron el apoyo de algunos docentes de la Escuela Nacional Preparatoria, como Ezequiel A. Chávez, Porfirio Parra, José María Vigil, Pablo Macedo, así como de Justo Sierra, ministro de Educación Pública, quien incorporó las humanidades a los programas de estudio, ya que el positivismo las había retirado.

Julián González Martínez, investigador de la exposición –junto con Ariadna Patiño Guadarrama–, apunta que después de la escuela los ateneístas se iban a casa del arquitecto Jesús T. Acevedo (la exposición incluye el retrato que en 1915 le hizo Diego Rivera) o a la de Antonio Caso, cuyo padre tenía una biblioteca impresionante, o a la de Alfonso Reyes, a realizar las famosas tertulias literarias.

A Gaitán le llama la atención la ausencia de mujeres en las fotos de los miembros del Ateneo, a pesar de que en una tomada en la Academia de San Carlos sí hay estudiantes del sexo femenino.

González Martínez asevera que más bien no se registraron mujeres, aunque menciona a una poeta y docente, la señora María Enriqueta, quien fue muy importante, sobre todo en la educación. También se encontró el dato de dos pianistas, que más bien ambientaban la Sociedad de Conferencias, antecedente del Ateneo.

La Revolución de 1910 puso fin a una primera etapa de la asociación civil, ya que dividió a sus integrantes en lo político. La agrupación revivió de 1912 a 1914 con el nombre Ateneo de México, sin embargo, la irrupción de Victoriano Huerta en el poder los fragmentó de nuevo.

Una de las herencias intelectuales del Ateneo de la Juventud fue la Sociedad de Conferencias y Conciertos, fundada en 1916, llamada de Los siete sabios, y la serie de jóvenes intelectuales agrupados alrededor de la revista Contemporáneos, que se empezó a publicar en 1928.

Carmen Gaitán quisiera pensar que hoy día en las escuelas, las universidades, hay filósofos, escritores, pintores, que formulan propuestas como las de esos muchachos de 18, 19, 20 años que, por amor a la nación, al servicio público, a los otros, plantean una propuesta diferente para un sistema mejor.