Sociedad y Justicia
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Cambio climático

Son 650 y provienen de 15 entidades del país y 11 naciones

Arriban caravaneros a Cancún; exhibirán la grave devastación ambiental en México
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de diciembre de 2010, p. 39

Al filo de la medianoche arribaron a Cancún los 650 integrantes de las Caravanas Internacionales de Resistencia y Denuncia. Participarán en el Foro global por la vida, la justicia ambiental y social y en las jornadas de lucha alrededor de la COP-16. Su meta es mostrar la grave devastación ambiental que existe en México y emitir un claro mensaje en contra de los mercados de carbón y de programas como RED+, que buscan privatizar los bosques y el aire.

Sin recursos y en plena crisis económica se movilizaron de apartadas comunidades de México, así como desde diferentes lugares del mundo, para expresar su certeza de que la vida de todos no sólo se enfrenta al problema climático del calentamiento global. Según los participantes, en México y en el mundo se está frente a peligrosos procesos de destrucción ambiental generalizada y de destrucción social y comunitaria que requieren soluciones verdaderas, urgentes, profundas y complejas. La destrucción de las condiciones ambientales y sociales ya ha comenzado a producir anualmente decenas de miles de muertos, pero como van las cosas, no tardarán mucho en agravarse aún más.

Las caravanas estuvieron integradas por trabajadores electricistas y de la educación, campesinos, indígenas, afectados ambientales, estudiantes y ciudadanos de los estados de México, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Distrito Federal. Participaron también 62 personas provenientes de Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Brasil, Argentina, Guatemala, Francia, Italia, Alemania, España y Bélgica. Se trasladaron en 16 camiones y decenas de automóviles y camionetas.

Los caravaneros salieron de Jalisco, San Luis Potosí y Guerrero rumbo a la ciudad de México. De allí siguieron su marcha hacia Cancún, y en el trayecto se les unieron contingentes provenientes de Oaxaca y Chiapas. Hicieron escala en puntos claves de la devastación ambiental. Recorrieron distintos lugares donde hay afectación ecológica e injusticia social, recopilando testimonios de organizaciones sociales que han sido golpeadas o agraviadas por las políticas del gobierno mexicano y por empresas trasnacionales, admitidas después del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Su recorrido dibujó un mapa de la profunda degradación del medio ambiente existente en el centro y sur del país.

En Puebla los recibió un variopinto conglomerado de organizaciones sociales que luchan básicamente en contra de la urbanización salvaje (libramientos, despojo de tierras y de aguas subterráneas), de las maquiladoras de Kamel Nacif y de la industria de agroquímicos de Izúcar de Matamoros. Fue significativa la participación de los grupos ciudadanos que buscan regenerar la cuenca del río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.

En Veracruz fueron cobijados por la Asamblea Veracruzana de Iniciativa y Defensa Ambiental, que agrupa a más de 20 luchas ambientales, entre las que se encuentran quienes se enfrentan con Granjas Carroll, los colectivos que ven por la defensa de los ríos Sedeño, Nautla, Bobos, Papaloapan, y quienes protestan contra el establecimiento de un proyecto minero en Actopan, al lado de la nucleoeléctrica de Laguna Verde. Participaron también en el encuentro los promotores de la movilización contra la construcción de 13 microhidroeléctricas que quieren instalar en todo el estado, así como los afectados en su salud por la contaminación del río Blanco, en Tierra Blanca.

En Ixhuatlán del Sureste, municipio vecino con Coatzacoalcos, las caravanas recibieron la hospitalidad de 12 comunidades que luchan contra la destrucción y contaminación de sus aguas y territorios por parte de la industria petrolera. Allí, los afectados por el vertido de deshechos de Pemex en el río Coatzacoalcos, y por la acción contaminante de los complejos petroquímicos de Pajaritos, La Cangrejera y Madero, y de la refinería de Minatitlán, ofrecieron un testimonio sobrecogedor. Los niveles de cáncer entre toda la población rural y urbana de la región están entre los peores de todo el país.

Frente a la COP-16, los caravaneros viajaron a Cancún para decirle a los pueblos del mundo y a la Organización de las Naciones Unidas, que el gobierno de México, el anfitrión de esa reunión, no sólo es el doloso responsable de la devastación ambiental, sino que además es un actor internacional que empeora cada día más el problema del calentamiento global.

El mensaje de las caravanas fue claro: para sus integrantes, el gobierno de México no está haciendo nada para atacar las causas reales de la devastación ni para detener la ambición de las empresas trasnacionales. Al contrario, los basureros que pudren a la población en vida, la enorme cantidad de estiércol de los millones de criaderos industriales de cerdos que envenenan la tierra, el aire y el agua del valle de Perote; las plantaciones industriales de palma africana y piñón para agrocombustibles que devastan las selvas y comunidades de Chiapas; las plantaciones experimentales de maíz transgénico de Chihuahua, Tamaulipas y Sinaloa; las grandes represas que expulsan a indígenas y campesinos de sus tierras ancestrales en Nayarit, Jalisco, Guerrero y Oaxaca. Todas estas fuerzas destructivas son para el gobierno mexicano una nueva oportunidad para emprender negocios verdes, no para defender el medio ambiente.

Finalmente, las caravanas expresaron su apoyo al Acuerdo de los Pueblos surgido de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra que se tomó en Cochabamba, Bolivia, en abril pasado, y exigieron que sea base de las negociaciones y acuerdos a tomar en Cancún.