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Cambio climático

Destacan mayor inversión china en energías renovables

EU llega con menos influencia a la Conferencia de las Partes
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Elementos del Ejército Mexicano montaron un operativo de vigilancia en la carretera Cancún-Playa del Carmen, lo que provocó enorme caos vialFoto Carlos Ramos Mamahua
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Caos vial en la carretera Cancún-Playa del CarmenFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 30 de noviembre de 2010, p. 42

Washington, 29 de noviembre. Un año después de que el presidente Barack Obama trabajó personalmente para salvar la cumbre del clima en Copenhague, cambios políticos dejan a Estados Unidos con mucha menos influencia al tiempo que China avanza.

Los negociadores de las conversaciones de la ONU en Cancún, México, enfrentan la dura tarea de persuadir a China y a otras economías emergentes de que acuerden un tratado vinculante, sin ofrecer concesiones que podrían causar reacciones en Washington.

El Partido Demócrata de Obama sufrió una dolorosa derrota en las elecciones legislativas del 2 de noviembre ante el Partido Republicano, que ha prometido oponerse a un plan nacional que busque restringir las emisiones de bióxido de carbono, que se consideran responsables del calentamiento global.

Estados Unidos tiene el poder de cualquier país grande, pero su capacidad para prometer mucho más está bastante limitada por la situación interna, dijo Alden Meyer, director de estrategia y política de la Unión de Científicos Preocupados.

Es bastante claro que en estos próximos años no habrá una legislación general sobre el clima en Estados Unidos, dijo.

El gobierno tiene que ser cuidadoso sobre cómo juega la partida aquí, porque no puede permitirse alimentar ninguna retórica escéptica respecto del clima, dijo Meyer refiriéndose a la cumbre de Cancún, que se inauguró este lunes.

Un cerdo que se mira al espejo

El año pasado Obama fue a Copenhague para unirse a otros líderes mundiales en la negociación de un acuerdo que estableció como objetivo limitar el calentamiento global a dos grados Celsius, pero sin detallar los medios para lograrlo.

Durante esa cumbre, la secretaria de Estado Hillary Clinton prometió que Estados Unidos contribuiría con un fondo internacional de 100 mil millones de dólares anuales hasta 2020 para ayudar a los países pobres más afectados por el cambio climático, siempre que se llegara a un acuerdo fuerte.

Estados Unidos y otros países desarrollados han insistido en que China, el mayor emisor mundial de anhídrido carbónico, acuerde reducir sus emisiones bajo un tratado legalmente vinculante, pero muy pocos esperan que esto se logre en Cancún.

La disputa ha sido tensa por momentos. En una reunión en octubre auspiciada por la ONU, el jefe de las negociaciones sobre el clima en China, Su Wei, dijo que Estados Unidos es como un cerdo que se mira al espejo y se halla hermoso.

China no ha mostrado señales de cambiar su postura de rechazo a un tratado, pero ha aumentado la inversión en energías renovables, como la solar y la eólica. Dos estudios recientes hallaron que la inversión china en tecnologías verdes ha superado la de Estados Unidos.

Ailun Yang, jefa de clima y energía de Greenpeace en el este asiático, dijo que China está actuando básicamente por impulsos internos. Su uso desenfrenado de carbón está causando serios problemas medioambientales y teme por su seguridad energética, dado que su acelerada economía depende de las importaciones de petróleo.

Pero Yang dijo que China no está dispuesta a jugar un papel más activo en las negociaciones internacionales, a pesar del llamado de alerta en Copenhague.

China está tan impactada como, probablemente, cualquier otro por los cambios en las expectativas internacionales del país. Pero el gobierno simplemente no parece capaz de estar a la altura de esas expectativas, dijo.

Pienso que la situación actual significa que Estados Unidos tendrá menos influencia en las negociaciones internacionales y que China enfrentará más presión, señaló.

Para algunos, las nuevas negociaciones parecen un dejá vu. Estados Unidos ayudó a esbozar el primer protocolo, de Kyoto, pero no ratificó el tratado, cuyas obligaciones expiran al término de 2012.

Legisladores estadunidenses dicen que Kyoto fue injusto al incluir demandas sólo a las naciones ricas y no a las economías emergentes, como China. Y algunos republicanos del nuevo Congreso además cuestionan la base científica del cambio climático.