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A cien años de la Revolución

Los festejos oficiales han diluido las figuras históricas de Francisco Villa y Emiliano Zapata

El gobierno, sin capacidad para celebrar la gesta de 1910: expertos

El PAN no tiene la retórica manipuladora priísta ni la identidad para acercarse a ese proceso, dice Taibo II

Más que conmemorar hace falta recuperarla como memoria e inspiración para el futuro

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Francisco Villa, uno de los protagonistas de la RevoluciónFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de noviembre de 2010, p. 4

Al panismo le cayó, de sorpresa, el paquete de celebrar la Independencia y la Revolución, sin la retórica manipuladora priísta ni la identidad que les permitiría acercarse a esos procesos.

Por tal motivo, los festejos de 2010 son actos sin contenido, una suerte de goma de borrar, de oropel y confeti, con la que sustituyen a la historia, señalan varios especialistas, quienes critican además el evidente desdén con el que el gobierno federal recordará este 20 de noviembre la gesta iniciada en 1910.

La figura central de los festejos por la Revolución es Francisco I. Madero. En contraste, el recuerdo de Francisco Villa y Emiliano Zapata está diluido.

Hace dos meses, cuando el país se recuperaba de los fastos para conmemorar el bicentenario del inicio de la Independencia, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, prometió que para el centenario de la Revolución se tendría una celebración equiparable, por su belleza y espectacularidad, al que se vio la tarde y noche del 15 de septiembre en el Zócalo capitalino.

Se esperaba, por ejemplo, que las marionetas gigantes de la compañía francesa Royal de Luxe recorrieran la ciudad de México en un desfile colosal como el que paralizó las principales avenidas capitalinas para recordar los hechos ocurridos en 1810. Pero al final se decidió llevarlas a Guadalajara, Jalisco, en aras de la descentralización, explicó posteriormente el funcionario federal.

Comida con deportistas

La megafiesta que para este 20 de noviembre se anunció en la capital del país quedó reducida a una serie de actividades protocolarias encabezadas por el Presidente (entrega de premios a historiadores, condecoraciones y comida con deportistas destacados en Los Pinos), además del desfile militar y el espectáculo multimedia en la Plaza de la Constitución, titulado Yo, México.

Esas dos últimas actividades fueron ya realizadas el año pasado, aunque de manera menos ostentosa, cuando Felipe Calderón decidió volver a presentar el desfile deportivo revolucionario que Vicente Fox canceló en 2006 por considerarlo un viejo ritual, al tiempo que encargó el show de luces y videos México en el corazón a la productora Les petits français.

No obstante, el tradicional recorrido que protagonizaban deportistas de todo el país (instaurado en los años 30 del siglo pasado por el régimen priísta) se transformó en 2009 y además de civiles se incluyeron contingentes militares de infantería y de caballería.

Ahora, para celebrar los cien años del inicio de la Revolución, el gobierno panista decidió que los militares vuelvan a desfilar en las calles de la ciudad de México (como en el desfile del pasado 16 de septiembre).

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) anunció que mañana sábado, a las 11:30 horas, participará un contingente con 24 banderas, 935 caballos, 50 vehículos. En total marcharán 8 mil 806 militares, más una locomotora, 10 piezas de artillería, dos aeronaves históricas de exhibición y 20 más en vuelo, y sólo 183 civiles.

El gobierno federal no tiene capacidad ni interés para celebrar el centenario de la Revolución, no tiene identidad, afirma el escritor Paco Ignacio Taibo II.

Añade que el PRI había creado una especie de didáctica demagógica de la historia de bronce, bajo la cual se presentaban como herederos de todo: hijos de Venustiano Carranza y de Emiliano Zapata, al mismo tiempo y quién sabe cómo, con lo cual llenaban de retórica, discursos oficiales y desfiles de deportistas y de niños las celebraciones revolucionarias.

Pero al PAN, le cayó el paquete de sorpresa, el celebrar la Independencia y la Revolución, y no tienen ni la retórica manipuladora príista ni la identidad que les permitiría acercarse al proceso. Están dando pasos de borracho durante toda la celebración de la Revolución, organizan actos sin contenido..., no pueden. En esa medida están creando una especie de goma de borrar, de oropel y el confeti, con la que sustituyen a la historia, puntualiza el autor de Pancho Villa: una biografía narrativa.

Si para los festejos del bicentenario de la Independencia el gobierno federal gastó en un solo día 667 millones de pesos, para este 20 de noviembre la inversión apenas llega a la mitad.

Por el espectáculo multimedia Yo, México, que se presenta desde el 11 de noviembre en el Zócalo, se pagaron 270 millones, según informó hace unos días el secretario Lujambio. El concepto, diseño y puesta en escena del show es del francés Martin Amaud, mismo que el año pasado propuso utilizar como un lienzo al Palacio Nacional, para jugar con el inmueble, y expresar la historia y riqueza de este país a través del edificio, como dándole la palabra y que cobrase vida, según declaró el productor a la revista Sound:Check. Las dos últimas funciones, de 15, de Yo, México, se realizarán este sábado y domingo con las bandas sinfónicas de las secretarías de Marina y la Defensa Nacional.

Diferencia abismal

Del resto de las actividades conmemorativas de la Revolución (exposiciones, ciclos de conferencias, edición de libros, discos y producción de series de televisión) no se precisó el costo.

En conjunto, el gobierno federal ha invertido 2 mil 967 millones de pesos en la celebración de las efemérides patrias, incluida la inconclusa construcción de la Estela de Luz, que presidiría la Plaza del Centenario (en las afueras del Metro Chapultepec). Esa cifra, reconoció Lujambio, podría incrementarse por proyectos que tienen que ver entre otros con el Senado de la República (instancia que construye una nueva sede, también como parte de los festejos).

Existe una diferencia abismal entre lo que se gastó el 15 de septiembre, cuando se derrocharon millones de pesos, y lo que ahora se invirtió para la conmemoración de la Revolución. En esa diferencia radica la importancia que está dando el gobierno a cada uno de los actos, considera el economista Manuel Chávez.

El especialista en la historia del Partido Liberal Mexicano y del magonismo añade que en los festejos patrios oficiales “la Revolución quedó totalmente relegada ante la guerra de Independencia, y esto sucede porque se trata de un movimiento más cercano a nosotros y porque, al final de cuentas, pone de manifiesto muchísimos de los problemas que se plantearon hace cien años y que siguen sin resolverse.

Muchas de las demandas que se enarbolaron en los años previos a 1910 hoy siguen vigentes, los movimientos sociales siguen teniendo las mismas demandas. Entonces, el problema es que el gobierno tiene miedo, está preocupado por la cercanía a la Revolución y, sobre todo, por sus saldos negativos.

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Emiliano ZapataFoto Hugo Brehme/ Fototeca Nacional INAH

El programa de actividades conmemorativas del centenario del inicio la Revolución propuesto por el gobierno de Felipe Calderón para noviembre se conforma de 17 actividades. La primera es un ciclo dedicado a Francisco I. Madero, la única figura que se destaca de la gesta de 1910.

Algunos especialistas extrañan, al menos, mesas de análisis en torno a Zapata o Villa, figuras que, inclusive, no aparecen en imágenes del espectáculo que se presenta en el Zócalo.

El historiador y catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Pedro Salmerón, considera que “desde un principio quedó claro que al PAN, a José Manuel Villalpando (coordinador de las actividades conmemorativas) y a Felipe Calderón no les gusta y no entienden la Revolución.

Quienes por necesidad tenemos la mala fortuna y obligación de leer a Villalpando, sabemos que detesta a Villa y a Zapata, no entiende a Madero. Para él, mejor que no hubiera habido Revolución. ¿Cómo un personaje así puede coordinar los festejos de la esa gesta? Lo sabíamos desde el principio. Tampoco me extraña que los festejos hayan sido dispendiosos, oscuros y nada reflexivos. Ni siquiera es por el PAN, porque ahí hay gente inteligente, pensante. Hay historiadores cercanos al PAN con mucha visión del país. Es el pequeñito grupo de Calderón, tan pequeño como él mismo y su historiador de cabecera, Villalpando.

Aniversario para el rencuentro

Hace meses, cuando el gobierno federal anunció el programa general de actividades patrias para 2010 se dijo que el aniversario del inicio de la Revolución era una oportunidad para invitar a la reflexión sobre lo que hemos construido durante los últimos 100 años en el país. Es un momento ideal para el reconocimiento y el rencuentro entre los mexicanos.

Se anunció entonces el montaje en la ciudad de México de un espectáculo excepcional, de un teatro urbano que en tres días inolvidables permitiría viajar en el tiempo, ir hacia atrás para poder comprender de mejor manera nuestra lucha por la construcción de un país mejor. Este viaje temporal nos invita a superar lo inmediato, y nos recuerda que no podemos permitir que nuestro pasado se disipe, que es fundamental dar sentido a la lucha y al esfuerzo cotidiano de todos los mexicanos.

Serían más de 200 actores y actrices quienes acompañarían en la capital del país el trayecto de una niña en su búsqueda por los valores y principios que le den certeza, rumbo y esperanza; ese espectáculo brindaría, decía la información oficial, una extraordinaria oportunidad para formar a nuestros hijos en los valores patrios. Nos ayudarán a difundir la necesidad de construir en paz nuevos caminos, nuevos puentes, nuevos motivos para tener esperanza, al tiempo de reconocer también los avances, los logros, y las muchas respuestas que se construyen día a día y que nos permiten sentirnos orgullosos de esta tierra y de su gente.

Tal iniciativa, a cargo del grupo francés Royal de Luxe, se realizará del 23 al 28 de noviembre en Guadalajara, con una inversión de 76 millones de pesos.

Para el historiador Francisco Pérez Arce, los festejos del bicentenario del 16 de septiembre fueron simplemente ridículos y lamentó que, pese al costo, no se hubiera aprovechado la oportunidad de difundir el significado de la guerra de Independencia y de la gesta de Hidalgo.

La cereza del pastel fue ese festival olímpico en Reforma, como para una antología del absurdo. Con respecto a lo que se está haciendo para la Revolución, seguramente harán un númerito de luces, menos ostentoso que el del bicentenario, pero lo que quiere el gobierno panista es no pensar en la Revolución, festejar el centenario como una fecha más. Ellos hubieran preferido que la Revolución no hubiera existido, en el fondo siguen teniendo un pensamiento parecido al porfirista, puntualizó el autor de la novela Septiembre.

Reinauguración en Bellas Artes

Como parte de los festejos oficiales se incluye también la reinauguración del teatro del Palacio de Bellas Artes (que ocurrirá esta tarde), cerrado desde hace dos años para su remozamiento con la idea original de que quedara listo para el bicentenario de la Independencia, así como el estreno en el país de la cinta Revolución, coproducción de 30 millones de pesos a cargo de por Canana Films, el Instituto Mexicano de Cinematografía y una empresa tequilera.

Si para conmemorar la Independencia Calderón mandó editar 25 millones de ejemplares del libro Viaje por la historia de México, de Luis González y González, para distribuirlo de manera gratuita a todos los mexicanos, para recordar la Revolución publicó el libro Infancia en la memoria: 100 años de educación básica en imágenes (editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), que tendrá un costo de 215 pesos.

En cuanto a proyectos editoriales conmemorativos de la Revolución, también se incluye el que preparó el Colegio de México en el contexto de su 70 aniversario: la colección Grandes problemas de México, con un tiraje de 3 mil ejemplares. Además de 100 mil copias de la coleción musical Los años de la Revolución, la cual se distribuirá, principalmente en bibliotecas públicas y de aula.

En televisión, por Canal 22, se podrán ver a partir del 20 de noviembre las series Revolucionarias (cuatro capítulos dedicados a las mujeres desconocidas de esa gesta: Sara Pérez, Hermila Galindo, Elena Arizmendi y Carmen Serdán) y Los pueblos indígenas hoy (semanal, a partir del día 26).

César Navarro, investigador del Instituto Mora, opina que esos procesos conmemorativos “hechos con todo el boato, lujo y dispendio poco tienen que ver con el sentido histórico de la Revolución que algunas vez tuvo el pueblo de México.

“Como dicen los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la Revolución murió enterrada bajo los monumentos y discursos de la clase gobernante. Resulta un contresentido que un país en el que fueron desmontados uno a uno los proyectos sociales más importantes de esa gesta, cuando la contrarrevolución se convirtió más bien en el periodo histórico de 1940 al presente, quienes contribuyeron a desmontarla hoy la conmemoran, pero lo hacen como una forma de usar ese acontecimiento histórico para esconder el deterioro social y político.

Parece más, en estricto sentido, una burla frente a la realidad del pueblo mexicano. Festejos tipo hollywoodense poco le dicen a la población. Más que conmemorar la Revolución habría que recuperarla como memoria y como un hecho de inspiración para el futuro.