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Luis Hernández Navarro participó en el homenaje al filósofo recientemente fallecido

Bolívar Echeverría forjó una de las versiones del marxismo más fecundas

Recurrió a “múltiples intentos discursivos para rescatar El Capital, como la semiología”

 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de noviembre de 2010, p. 4

Una de las versiones del marxismo latinoamericano más ricas, fecundas e imaginativas de cuantas se han parido en el continente americano fue construida por el filósofo y economista Bolívar Echeverría.

“Para él, El Capital, de Marx, fue una especie de reto teórico. Le fascinó su estado de obra inconclusa. Bolívar Echeverría se propuso rescatarla para ver qué cosas estaban por hacerse, encontrar su estructura lógica y ver qué posibilidades había para ese discurso. En el empeño puso a prueba múltiples intentos discursivos, de manera central la semiología”, explicó el periodista y coordinador de Opinión de La Jornada, Luis Hernández Navarro, durante su participación en las mesas de reflexión en homenaje al también escritor y ensayista, quien falleció el pasado 5 de junio.

Hernández Navarro, entre otras muchas cuestiones, recordó y explicó el origen y la vocación filosófica de Bolívar Echeverría, su deseo de ser alumno del filósofo alemán Martin Heidegger, anhelo que lo impulsó a viajar a Alemania.

Detalló también el contexto en el que se llevaron a cabo las primeras protestas sociales en las que participó Bolívar Echeverría como estudiante universitario. Su filiación y militancia en la SDS, sección estudiantil del Partido Socialdemócrata, que se convertiría en una fuerza autónoma, socialista, antiautoritaria y extraparlamentaria, cuyos integrantes, entre ellos Echeverría, se dedicaron entre 1961 y 1965 a desarrollar un elaborado marco conceptual para analizar la realidad. Una teoría socialista que materializara un objetivo utópico concreto en una nueva sociedad, apuntó Hernández.

El pensamiento crítico antiautoritario de Bolívar Echeverría, de aquellos años, se puede encontrar en La universidad en la democracia, considerado uno de sus textos teóricos esenciales.

De Europa a México

De acuerdo con Luis Hernández Navarro, “la obra de Bolívar Echeverría sería gestada a partir de la formación de esos años. Bolívar sería uno de los más brillantes y consecuentes retoños del ambiente intelectual de esa época.

“Fue una especie de trasterrado. Al dejar Europa en 1968 sin poder regresar a Ecuador (su país natal) por razones políticas, decidió venir a México. Aquí se estableció, vivió y desarrolló su obra hasta su fallecimiento hace unos meses.

“Aquí hizo amistad con el filósofo Carlos Pereyra, interesado al igual que Bolívar en la ontología, el existencialismo y el marxismo. Con él siguió los avatares del movimiento estudiantil. A finales de 1968, reprimido el movimiento y con muchos de sus dirigentes prófugos o encarcelados, Bolívar regreso a Berlín a promover la solidaridad con los estudiantes mexicanos presos, mientras lee la Crítica de la razón dialéctica, de Sartre, y mucha estética y literatura.

“No en balde, tiempo después, consideró que la literaturaha sido la forma por excelencia de reflexionar en Latinoamérica.

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Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, durante su disertación acerca de Bolívar EcheverríaFoto Guillermo Sologuren

“Bolívar Echeverría se fundió creativamente con la generación del 68 –destacó Hernández Navarro–, y desde allí construyó una de las versiones más ricas, fecundas e imaginativas de cuantas se han parido en el continente.

La izquierda socialista mexicana existente en aquel año, era en lo esencial, un conglomerado de fuerzas grupusculares, aislada de amplios sectores de la población, derrotado políticamente y, salvo excepciones notables, con grandes limitaciones teóricas y atada a los vaivenes de la política estatal.

En ese contexto, “a Bolívar le pareció indispensable mostrar que Marx no era un economista más sino algo distinto, que no hacía economía política sino su crítica.

El Capital, reto teórico

“Para Echeverría –prosiguió Luis Hernández Navarro– El Capital fue una especie de reto teórico. Le fascinó su estado de obra inconclusa. Se propuso rescatarla para ver qué cosas estaban por hacerse, encontrar su estructura lógica y ver qué posibilidades había para ese discurso. En el empeño puso a prueba múltiples intentos discursivos, de manera central la semiología.

Constató cómo la economía política se ha vuelto menos pura, más compleja, cómo está intervenida por otros niveles de la vida social. Para Bolívar eso implicaba hacer la crítica de la vida social, echar mano de otros marxismos, para avanzar en la generación de una modernidad no capitalista.

Época de desencanto

En una época de desilusión y desencanto, explicó Luis Hernández, su crítica de la política y lo político está en estrecha sintonía con el nuevo imaginario anticapitalista que se ha ido formando a partir de la insurrección zapatista.

Para concluir, Hernández Navarro citó una reflexión de Bolívar Echeverría, que contiene palabras claves sin las cuales no hay una definición de izquierda.

“Comunidad y fraternidad, no solamente libertad e igualdad, son las palabras claves de esa definición, antes que programas y proyectos políticos, que éstos vienen después (…)

Fraternidad, solidaridad, lealtad y respeto a sí mismo, son las condiciones necesarias para quien se proponga ser parte de la tarea interminable que define a la izquierda: organizar a los explotados, los oprimidos, los despojados, los humillados, los subalternos de todos los regímenes donde manda la riqueza y la violencia.

Esa reflexión, como el conjunto de su obra, concluyó Hernández Navarro, muestran a Bolívar como un pensador fértil y original, extraordinariamente actual para enfrentar los retos del presente y del futuro. Será sin duda una estrella polar para la nueva generación que hoy emprende el camino de la lucha por la emancipación y una modernidad alternativa al capitalismo.