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Elecciones intermedias en EU

El dinero, más que los votos, definió el resultado

Ira contra políticos y la crisis marcan derrota de demócratas
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Votación en San Francisco, CaliforniaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de noviembre de 2010, p. 3

Nueva York, 2 de noviembre. Las elecciones intermedias que culminaron hoy fueron marcadas por el surgimiento de una corriente populista de derecha, la ira contra toda la clase política y la percepción mayoritaria de que el país avanza en una dirección equivocada, y nutriendo todo esto, las consecuencias de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, sobre todo en el desempleo.

Algunos proclaman el triunfo de la derecha, otros señalan que más bien fue resultado del fracaso de los demócratas –sobre todo del presidente Barack Obama– en generar, o comunicar, el cambio que prometieron al electorado.

Otros creen que es un gran triunfo para los intereses más poderosos del país, que invirtieron la mayoría de los aproximadamente 4 mil millones de dólares en la ahora elección intermedia más cara de la historia –es decir, que el dinero, más que los votos, determinó el resultado–. Los maestros del spin se dedicarán a ofrecer variaciones sobre esto tan pronto cierren todas las casillas y durante las próximas semanas.

A lo largo del día, los ciudadanos acudieron a las urnas –en elecciones intermedias suele votar un porcentaje más bajo de votantes, 40 por ciento en promedio– mientras los políticos de ambos lados hacían todo para promover sus bases. Junto con sus aliados, Obama continuó dando entrevistas en vivo a varias estaciones de radio en distritos clave para intentar reducir los daños pronosticados a su partido.

La jornada se realizó en un contexto donde las encuestas continuaron registrando profunda incertidumbre sobre la economía y el empleo, así como la desaprobación de la labor de los políticos en Washington –demócratas y republicanos. Pero ya que los demócratas ocupan tanto la Casa Blanca como las mayorías en ambas cámaras, fueron el blanco del sentimiento anti-Washington y, aparentemente, el electorado les cobró el malestar.

En los sondeos a boca de urna realizados esta noche a escala nacional, se reveló que casi nueve de cada 10 estadunidenses opinan que la economía está en malas condiciones y son pesimistas sobre el futuro; 26 por ciento se declaró enojado y 47 por ciento insatisfecho con el gobierno, mientras 73 por ciento desaprueba la labor del Congreso.

Asimismo, 54 por ciento rechaza la gestión de Obama, 53 por ciento dice desaprobar a los demócratas, pero al mismo tiempo, 53 por ciento desaprueba a los republicanos. Además, está la ironía de que a pesar de que las cosas están tan mal, la mayoría –59 por ciento– cree que el gobierno está haciendo demasiado, reportaron CBS News, ABC News y NBC News.

Aunque más votantes empadronados favorecen a los demócratas, las encuestas registraron que entre los votantes probables (o sea, los que indicaron su intención de participar), los republicanos tienen ventaja. El llamado Tea Party, coalición suelta de votantes ultraconservadores que favorece reducir impuestos y el papel del gobierno en asuntos económicos y sociales, es uno de los más motivados –y hasta 30 por ciento del electorado se identifica como miembro o simpatiza con este movimiento.

Se espera que varios de los candidatos de dicho movimiento ganen hoy, aunque algunos han resultado demasiado raros aun para las bases republicanas conservadoras.

De hecho, entre la gama de abanderados legislativos que compitieron hoy están una ex bruja y activista antimasturbación; la codueña de la Federación Mundial de Lucha Libre; uno al que le gusta disfrazarse de nazi; varios que rechazan la teoría de Darwin y apoyan la bíblica; otros que desean privatizar o desaparecer cosas, como el sistema de seguridad social, el Departamento de Educación, e incluso hacer que este país abandone la Organización de Naciones Unidas. Menos sorprendentes resultan aquellos que han usado la retórica antimigrante o aislacionista.

Ahora tenemos un partido de centro-derecha y una partida de locos. Durante los últimos 30 años, los demócratas se han derechizado y los republicanos se han trasladado a un manicomio, declaró recientemente el comediante y crítico Bill Maher.

No es por nada que las encuestas recientes han registrado una y otra vez la desaprobación universal de la clase política en Washington, sin importar su filiación partidista, con abrumadoras mayorías opinando que los legisladores no merecen la relección, mientras la aceptación de la gestión de Obama se ha desplomado a sólo 45 por ciento.

Michael Moore, cineasta y crítico social, llamó hoy a todos sus seguidores a acudir a las urnas para enfrentar a los republicanos. Hoy tenemos sólo una tarea: detener el retorno de la clase criminal más grande, el partido de la guerra, la gente que (con algunos ayudadores demócratas) fabricó el mismo lío en que nos encontramos, dijo, sin responsabilizar también a los demócratas por su fracaso en hacer más por el cambio. Pero advirtió: la única cosa que da más alegría a los jefes empresariales que no pagar impuestos es lograr que vote la menor cantidad de gente posible. Creen que han comprado esta elección.

Una ironía de todo esto es que a pesar del voto de repudio contra el liderazgo demócrata, en los hechos Obama y sus aliados en el Congreso impulsaron más leyes y cambios políticos que cualquier otra administración desde los años 60, incluyendo una reforma de salud y otra del sistema financiero que algunos consideran históricas. A la vez, este gobierno y sus simpatizantes insisten en que lograron evitar una segunda Gran Depresión. Pero aparentemente no fue suficiente, y ahora el dilema es si fue por un fracaso de comunicar todo esto al electorado, o si los votantes simplemente no perciben que hubo suficiente cambio en sus vidas cotidianas, sobre todo en el aspecto económico.

Pero después de todo esto, nada indica que la situación para las mayorías mejorará a partir de estos comicios. Tal vez por ello es muy probable que menos de la mitad del electorado se molestó en participar en este concurso democrático.