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REPORTAJE /50 años de bloqueo

De darse un cambio, prevalecerá el continuismo suave, considera investigador

Con Obama no habrá un replanteo estratégico hacia Cuba: académico

“... la prosperidad de Cuba no depende en lo absoluto de que haya relaciones económicas –buenas o malas– con Estados Unidos, sino de la capacidad de los cubanos de reinventar el país...”: Jorge Mario Sánchez

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A la espera de turistas en una calle de La HabanaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 25 de octubre de 2010, p. 35

La Habana, 24 de octubre. De producirse algún cambio en la aplicación del bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba, bajo el mandato de Barack Obama, “lo más probable es que prevalezca el contexto actual como una variante de ‘continuismo suave’, en lugar de un replanteo estratégico de las relaciones bilaterales, que establezca un escalonamiento de acciones”.

Así examinó el conflicto Jorge Mario Sánchez, investigador y profesor del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, en un ensayo recién publicado en la revista Temas, de ciencias sociales.

En tanto el marco de referencia en las relaciones políticas no se modifique, el potencial de las económicas no pasará de ser una opción hipotética, como en los últimos años, concluyó el especialista. “No obstante, la prosperidad de Cuba no depende en lo absoluto de que haya relaciones económicas –buenas o malas– con Estados Unidos, sino de la capacidad de los cubanos de reinventar el país, de manera que lo positivo de estas relaciones (si las hubiese) sea un complemento bienvenido y sus inconvenientes puedan ser contenidos sin tener que recurrir a sacrificios excepcionales que hipotequen el futuro”.

Los márgenes de maniobra actuales permiten evaluar tres posibles escenarios, según los describió el investigador cubano:

– Obama clintonizado o descafeinado”: el presidente se mueve hacia el centro, buscando su releccción; es posible una modesta recuperación del intercambio académico y cultural, las remesas y los viajes de los cubanos que viven en Estados Unidos; seguirían limitados ventas agrícolas, intercambio científico y viajes de estadunidenses; ocasionales discrepancias, sin recrudecimiento de la confrontación; habría que esperar novedades en un segundo mandato, si lo hubiera.

– Incentivos moderados: flexibilización del intercambio en áreas relevantes como turismo, academia, religión y cultura; puede agudizarse el conflicto de la aplicación de las regulaciones (como la forma de pago de las ventas agrícolas); gana peso el desempeño de actores no institucionales (ONG, académicos, periodistas, artistas); posible concertación en materia de propiedad intelectual, debido a las nuevas corrientes; se requiere modificar el discurso actual de promoción del cambio de régimen por el de apoyo a los intercambios, a pesar de las diferencias.

– Optimista evolutivo (de largo plazo y el menos probable): convivencia sin confrontación sostenida, como en los casos de China y Vietnam; avances graduales hacia un replanteo de la ley Helms-Burton (que condensa la política de bloqueo); desregulación parcial de las relaciones económicas; este proceso desborda en tiempo el margen de una sola administración y puede ser muy vulnerable a cambios políticos en Estados Unidos.

En la misma edición de Temas, el profesor canadiense Archibald R. M. Ritter, de la Universidad de Carlton, Ottawa, estudió dos posibles desarrollos de las relaciones económicas: una, dentro del marco del actual statu quo de la política económica de Cuba y otra en un contexto de liberalización.

Según la investigación, bajo la actual política económica de Cuba (es decir, sin reforma), una normalización del flujo comercial bilateral representaría una expansión de las exportaciones de bienes estadunidenses, pero no de las ventas cubanas, debido a la debilidad de su oferta. Sin embargo, los servicios, como el turismo, podrían crecer significativamente.

Cuba ya puede importar virtualmente todo lo que necesita de fuentes no estadunidenses, señaló el investigador. Pero el cese del embargo tendrá beneficios económicos de envergadura, por la diferencia de precios, calidad, flete, almacenamiento y tiempo de entrega.

El horizonte cambia considerablemente con una liberalización de la política económica cubana, según el estudio de Ritter, al parecer concluido antes de que el gobierno del presidente Raúl Castro empezara a detallar la aplicación de su política de reforma.

El investigador incluyó en este escenario algunas líneas de la reforma (pequeñas y medianas empresas, cooperativas) y agregó otros elementos que, por ahora, rebasan los márgenes conocidos de la política oficial, como una relajación de la carga impositiva para los privados o la libre contratación de personal en las empresas con capital extranjero, entre otros.

Finalmente, en su hipótesis Ritter incluyó piezas que forman parte del discurso oficial cubano, pero tienen un horizonte de mayor plazo, como la unificación del sistema monetario ( no la doble moneda vigente) y una tasa de cambio realista (diferente de la actual, de un peso cubano convertible igual a 1.08 dólares estadunidenses).

La aplicación de estas modificaciones tendría como consecuencia una similitud entre la economía cubana y la china, caracterizada por la liberalización económica en un sistema de partido único, sostuvo el académico. Por ejemplo: con una tasa de cambio realista aumentarían las exportaciones y los servicios locales y en esa forma se estimularían las inversiones en bienes intermedios y la productividad.

El investigador canadiense concluyó que en ese escenario de normalización con Estados Unidos junto con reforma interna cubana, se requerirían medidas cuidadosas de política social para mantener un nivel aceptable de equidad en la distribución de los ingresos. Esto será difícil, porque en cualquier proceso de cambio económico algunos individuos resultan más capaces que otros para aprovechar las nuevas posibilidades de obtener ingresos, de modo que la subida de la marea no alza a todos los botes al mismo ritmo.