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Con Los agachados rindió homenaje a Tin Tan, su gran influencia espiritual

Maldita Vecindad suscitó gran festejo con recorrido musical por 25 años de trayectoria
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de octubre de 2010, p. a17

Sol, no entiendes lo que pasa aquí, esto es la noche, y de la noche son las cosas del amor, corearon todos con enorme sentimiento durante la última canción de la noche. Culminaba el concierto de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, durante el cual provocaron gran festejo con algunas de las piezas que son parte de la memoria sentimental de generaciones de mexicanos.

En el Salón José Cuervo, sin duda, había quien alguna vez se enamoró con Kumbala, o salió harto de la chamba y se fue de reventón a escuchar Bailando, o quiso cantar Pachuco a sus padres.

Tres elegantes y serios jóvenes pachucos, con larga pluma en el sombrero, andaban entre el público.

En homenaje a su gran influencia espiritual: Tin Tan, el grupo interpretó Los agachados.

Luego de un colectivo sacudir de manos, para sacudirnos la negatividad, el vocalista Roco ofreció: Como decía mi abuelita, ya lo pasado, pasado, para dar paso a su popular versión de la canción de José José.

Había niños bailando, entre ellos los hijos de Sax, el saxofonista de la Maldita. Por ahí andaba Misael, de Panteón Rococó, uno de tantos grupos que se nutrió con la música de la banda en el escenario.

El grupo (Aldo, Pato, Sax y Roco), que este año cumple 25 años, estuvo acompañado por Johnny Molina (batería), Jesús Méndez (percusiones) y Kino Domínguez (teclados), con los invitados Yocupitzio Arellano (baterista de Los de Abajo), Pelusa Rivarola (cajón), Miguel Ordónez (guitarra) y Salvador Moreno, de La Casta, entre otros. Hubo pastel cumpleañero con mañanitas y soplada de velitas, del guitarrista Pato y Roco.

Para la resistencia zapatista, en Oaxaca, de los Sin Tierra, en Bolivia... para que no se siga derramando ni una gota de sangre..., convocó Roco al comienzo de Un poco de sangre, que dio lugar a un baile frenético.

Durante la primera parte del concierto, el grupo tocó de corrido su más reciente disco, Circular colectivo. Después de un intermedio con música de Mano Negra, banda muy querida por la Maldita, interpretaron las piezas más votadas por sus seguidores en su sitio de Internet. Y fue ahí cuando, comenzando por Solín, se armó en serio la fiesta.

Ritual

La segunda parte del concierto comenzó con un ritual: Roco, el vocalista, dijo: Paz y respeto a los corazones reunidos. Con las manos formó un triángulo por arriba de su cabeza. En el público hubo quienes hicieron la misma seña. Salam alaikum, culminó el cantante, para dar paso a la catarsis colectiva con Solín.

Foto
Hay que sacudirnos la negatividad, dijo RocoFoto José Antonio López

Le siguió Apañón, otra de sus crónicas urbanas: “En la noche, en la ciudad, los vatos miran pasar, las patrullas sin dudar, buscando a quién apañar.

No a la criminalización de los jóvenes, dijo Roco al presentar esa canción.

Durante Pachuco, Sax hizo su tradicional clavado sobre la gente, mientras Roco bailaba alrededor del micrófono y grupitos slameaban. Sax salió de entre la gente y le dio con renovada energía a su instrumento.

Por medio de la discografía de la Maldita, de rock bien mexicano, con ska, cumbia, son jarocho y más ritmos, además del retrato de la vida del barrio, se puede hacer una especie de recuento de los temas fundamentales del país y de sus luchas sociales: ahí están retratados la migración, la desigualdad, el movimiento estudiantil del 68, los asesinatos de defensores de derechos humanos y la ecología...

Antes del Corrido de Digna Ochoa, Roco dijo: seguimos esperando justicia, por el caso de defensora de los derechos humanos, asesinada el 19 de octubre de 2001.

Otra de las canciones arrancó con Santo llamando a Blue Demon, seguido de un mensaje por el peligro que corre el planeta por el cambio climático; los gobiernos y las grandes empresas contaminan; hay que defender a la madre tierra.

El arte del video corrió a cargo de la chilena Moyenei, y durante Chacahua (el grito de luz), pasaron fotografías de Sebastián Belaustegui.

Recordaron su participación, hace meses en el zócalo capitalino, en un concierto masivo organizado contra la ley Arizona, en el que cantaron, entre otras, Sur del sur, dedicada a todos los trabajadores de América Latina que buscan un empleo en Estados Unidos: No sé por qué me llaman criminal, es mi derecho poder trabajar, no hay ser humano que sea ilegal, la Tierra entera es mi hogar.

Música y pasión... Puro paz y baile, fueron las últimas palabras que se escucharon desde el escenario.