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El Ejecutivo censura a autoridades que al ver el crimen se agachan y se van de lado

Michoacán: reprochan a Calderón la politización de la justicia

Choque con diputado

Censura el Presidente que en AL exista entusiasmo por el populismo

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El presidente Felipe Calderón y el diputado local Raúl Morón, quien habló a nombre del Congreso de Michoacán en el acto conmemorativo de la promulgación de la Constitución de Apatzingán. Atrás, el gobernador Leonel Godoy. El titular del Ejecutivo rechazó pactar con los enemigos de la naciónFoto La Jornada Michoacán
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Periódico La Jornada
Sábado 23 de octubre de 2010, p. 5

Apatzingán, Mich., 22 de octubre. Como evidencia de que las heridas del michoacanazo siguen presentes, en el acto conmemorativo de la promulgación de la Constitución de Apatzingán el perredismo local reprochó al presidente Felipe Calderón la politización de la justicia, aun en sesión solemne del Congreso. El reclamo del diputado Raúl Morón encontró respuesta del titular del Ejecutivo, quien justificó la defensa de la libertad frente a aquellos que la amenazan desde la ilegalidad y la franca criminalidad que asesina, extorsiona y secuestra.

Ambos ampararon sus discursos en José María Morelos, cuya figura lo mismo sirvió al legislador local que a Calderón para descalificar y reivindicar la gestión presidencial, ante el gobernador Leonel Godoy, que atestiguó el desencuentro.

La sesión solemne del Congreso local fue celebrada en este municipio. Estuvo presente el alcalde de Apatzingán, Gerardo Guízar, liberado hace unos días tras ser recluido durante la oleada de aprehensiones de funcionarios locales conocida como el michoacanazo.

Fue una visita incómoda, la cual incluyó un desfile posterior, que desde el balcón del palacio municipal observaron Calderón, Godoy y el propio Guízar, quien hasta hace unos días era para el gobierno federal un presunto delincuente. Fue más molesta aún tras el discurso de Calderón que, sin mencionar al alcalde, le lanzó mensajes claros, evocando al generalísimo:

Nunca pactó con los enemigos de la nación. Hoy los enemigos de la nación son otros, pero nuestro deber es hacer respetar las leyes, agregó antes de asociarlos directamente con quienes están ligados a la criminalidad y que atentan directamente contra los valores emanados de la Constitución.

Discursos sin tregua

La sesión solemne comenzó con la formalidad que corresponde, y sólo se tornó estridente a la hora de los discursos que, casi sin tregua, se prodigaron Calderón y Morón, quien preparó una larguísima exposición que combinó el recuerdo de Morelos con la realidad actual. Se refirió, también sin mencionarlos, a los funcionarios detenidos y el proceso que enfrenta el diputado Julio César Godoy.

Ubicado como el más lopezobradorista de los legisladores, Morón habló a nombre del Congreso del estado, y en ese carácter sacó a relucir el agravio, al reivindicar la libertad para elegir a nuestros representantes populares sin el temor de ser víctimas de la politización de la justicia.

Fue el preámbulo de un acre discurso en el que además criticó el modelo económico. No escapa al juicio de la ciudadanía que es enteramente contradictorio exigir la estricta aplicación de la ley para algunos y otorgar para otros el privilegio de la impunidad. No escapa al juicio de la ciudadanía decir en el discurso que el gobierno defiende el federalismo como sistema de gobierno y, a la vez, decide invadir competencias locales, que la Constitución reserva para otros órdenes.

Mensaje cifrado con alusiones directas al gobierno de Calderón, con énfasis en una necesaria reforma del Estado que imponga una ética del bien común y de la equidad a instituciones de procuración de justicia, que desaparezca esas figuras injustificadas del arraigo y testigos protegidos, que sólo han propiciado la sistemática violación de derechos humanos.

Cuestionó el rumbo económico del país; exigió una reforma de Estado que contenga las formas actuales que favorecen la intervención extranjera en la explotación de los recursos estratégicos que sólo a los mexicanos pertenecen, demandando al mismo tiempo la libertad para promover un proyecto alternativo de nación.

La respuesta presidencial se hizo en el mismo tono e incluso con descalificaciones directas al diputado. Al reivindicar la vigencia de los anhelos de la Constitución de Apaztingán, habló de que el país requiere avances sociales en materia de salud y de educación para crear un México donde la ignorancia que atrapa a los mexicanos pueda ser vencida, precisamente, liberando al país de quienes secuestran la educación en mérito de intereses parciales, en alusión al diputado y ex líder de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Michoacán, quien estuvo detenido durante el salinismo.

Con Morelos como pretexto, el Presidente lanzó un discurso con recurrentes alusiones a la inseguridad, pero con claros destinatarios. Hoy lo que amenaza a la propiedad, a la libertad, la seguridad de los mexicanos es la criminalidad. Por eso trabajamos para que haya en México y en Michoacán una seguridad que permita trabajar en paz y sin temor a la criminalidad.

Describió a Morelos como protector del Congreso de Apatzingán y volvió a las referencias entre el ayer y el hoy. El enemigo amenazaba al Congreso y, en lugar de escapar, en lugar de ocultarse, de huir, Morelos enfrentó, a riesgo de su vida, la seguridad del Congreso.

Al final su discurso sólo fue aplaudido por los diputados de la oposición local ante el desdén de los perredistas.

Alonso Urrutia y Susana González Enviados

Morelia, Mich., 22 de octubre. Con el respaldo de la Coparmex a su política en materia de seguridad e incentivado por la presencia del ex mandatario de Colombia Álvaro Uribe, el presidente Felipe Calderón lanzó una arenga encendida a favor de sus empeños contra la delincuencia organizada como fórmula para no dejarse someter por la criminalidad. Sé que es mejor pagar los costos y asumir los riesgos de corto plazo de conquistar y defender la libertad que vivir resignado y someterse a la esclavitud de la criminalidad.

Durante la clausura del Encuentro Empresarial 2010 del organismo patronal, Calderón no escatimó elogios a su muy admirado Uribe, de quien dijo que acaba apenas de dejar la presidencia y ya lo extrañamos tanto, y lo extrañamos porque existe una América Latina exacerbada, o si quieren entusiasmada, con el retorno y el renuevo del populismo, de la demagogia, de la autocracia y de la invencibilidad del crimen. Antes Calderón se reunió en privado con Uribe y con el ex presidente costarricense Óscar Arias.

Al refrendar el apoyo del sector privado al Presidente por sus acciones en materia de seguridad y otros ámbitos, como el sector eléctrico, Gerardo Gutiérrez, presidente de la Coparmex, advirtió: la clase política tiene que reaccionar al descontento y al clamor de cambio de la población. Urge un cambio de actitud, acompañada de una reforma del Estado que refuerce la representatividad, la productividad, la rendición de cuentas y la corresponsabilidad en el sistema político.

El líder patronal exigió una reforma de Estado que permita las candidaturas ciudadanas y la relección de legisladores y presidentes municipales.

Calderón apeló lo mismo a Pedro Infante que a Martin Luther King y a T.S. Eliot en su discurso.

Aseveró: “queremos policías y gobiernos que respondan y que no vuelva nunca más esa realidad de autoridades que ven el problema, ven el crimen, ven la extorsión, el secuestro y simplemente, como dice la canción de Pedro Infante, lo ven, se agachan y se van de lado.

Se requieren policías que sean capaces de atender emergencias y servir a los ciudadanos, no a los delincuentes, que sean capaces de responder eficazmente a una llamada de emergencia, que sean capaces de enfrentar a quien comete el crimen en su propio territorio.

Agregó que hay millones que quieren un México libre de la criminalidad, y aunque reconoció que veía un país adolorido por la delincuencia, aseguró que saldrá adelante, como lo hizo Colombia. Entonces citó a Luther King acerca de que el mayor arrepentimiento de una sociedad no es tanto el crimen de los perversos como el estremecedor silencio de los bondadosos.

Continuó parafraseando al líder negro, al asegurar que la mayor tragedia de una transición social no es el clamor estridente de la gente mala, sino el deleznable silencio de la gente buena. Insistió en que se requiere decisión para que México pueda ver la luz, no sé si para nosotros, pero sí para los millones de mexicanos que vienen.