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Intento crear ansiedad en el lector al momento de cerrar mi libro El profesor, asevera

Katzenbach explora el oscuro mundo de la pornografía ilegal

En su novela más reciente, el escritor estadunidense también aborda la tortura sicológica

Latinoamericanos y españoles aportan mucha inteligencia a la lectura, dice a La Jornada

Foto
John Katzenbach durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de octubre de 2010, p. 3

El oscuro mundo de la pornografía ilegal por Internet y la tortura sicológica son las principales cuestiones que se abordan en la novela más reciente del escritor estadunidense John Katzenbach, titulada originalmente What goes next y que en español es El profesor.

Katzenbach es autor de 11 novelas y de algunas ha realizado el guión para cine, como Al calor del verano, con la participación de Kurt Russell y Andy García; La guerra de Hart, con Bruce Willis y Collin Farrell, y Juicio final, protagonizada por Sean Connery y Lawrence Fishburne, historia esta última que ha impactado de tal manera que, a decir del propio escritor, en la realidad algunos prisioneros de una cárcel pusieron en práctica lo que ocurre en el libro: intercambiar crímenes por favores.

De visita por primera vez en México, Katzenbach, en charla con La Jornada, habla de su más reciente trabajo literario What goes next (El profesor), publicado por Suma de Letras-Santillana Ediciones. En la ficción What goes next (Qué viene ahora) es un sitio ilegal en Internet, donde los abonados con suficiente dinero pueden ver en tiempo real una singular dramatización.

En Estados Unidos se calcula que se producen más de 2 mil videos de pornografía legal al año, lo que la convierte en una industria muy próspera. Respecto de esa temática, comienza la plática con el autor de El sicoanalista.

“Estados Unidos –indica– se divide en dos: está la sociedad que es muy conservadora y piensa que todo es malo y demoniaco, y la sociedad que simplemente se encoge de hombros y dice: ‘no importa, no hay problema’.

“Sin embargo, en términos legales, lo más importante en ese país es la primera enmienda, que garantiza sin ninguna restricción la libertad de expresión.

“En esa libertad de expresión –subraya Katzenbach– existe un gran peligro, pues puede hacer gran daño, pero se sostiene que es más importante la libertad de expresar las ideas que el daño que realmente se pueda llegar a hacer. Es una cuestión muy complicada.”

En su novela El profesor, los protagonistas Michael y Linda, no se ven como secuestradores ni delincuentes, tampoco se identifican como asesinos. No consideran que lo que hacen sea una perversión. Ellos se creen artistas y empresarios modernos que proveen de un servicio especial.

En la historia aparece un profesor universitario al que acaban de diagnosticar demencia degenerativa, un pervertido sexual de nombre Mark Wolfe, una adolescente de 16 años, quien es secuestrada por Michael y Linda, y los clientes por Internet.

“Como escritor fue muy interesante construir el carácter de cada uno de los personajes. Tuve que pensar, por ejemplo, qué tipo de personas en todo el mundo podrían ser atraídas a ese tipo de ‘actos’ por Internet. Y consideré que los personajes más viles son los estudiantes universitarios estadunidenses, porque tendrían que haberse preocupando por la chica violada y torturada sicológicamente a la que estaban viendo, en vez de estar más interesados por sus apuestas para ver qué le ocurría.”

Cómo procesar lo aprendido

Para John Katzenbach, el libro tiene que ver con la manera en que procesamos todo lo que aprendemos. El profesor tiene que aprender acerca de la pornografía por Internet; la joven Jennifer tuvo que aprender cómo ser víctima para poder huir por segunda ocasión.

En Estados Unidos, continúa el autor, “un interrogatorio (como el que se practica a Jennifer en la novela) no lo quieren ver como lo que es, como tortura; eso es lo que trato de explorar en el libro: lo difícil que es ver la verdad acerca de nosotros mismos.

“Intento crear –al momento de que el lector cierre el libro– un sentimiento de ansiedad.”

De manera personal, “espero que no exista algo que se llame whatgoesnext.com, ya que me preocupa mucho, como ocurrió con la novela El juicio final, que los prisioneros de una cárcel (en Estados Unidos) pusieron en práctica lo que ocurre en ese libro: intercambiar crímenes por favores. En tres ocasiones la policía encontró que ciertos asesinos en serie poseían esa novela. Yo prefiero tener otro tipo de fans.

Entre mis lectores, toda vez que mis libros han sido traducidos a 20 idiomas, considero a los de habla hispana entre los más complejos de todo el mundo. El lector latinoamericano y el español aportan mucha inteligencia a la lectura.

El profesor, concluye el autor, se sumerge en el oscuro mundo de la pornografía ilegal por Internet, un mundo perverso que pone en juego las certezas y conocimientos de cada uno de los protagonistas.