Opinión
Ver día anteriorMartes 19 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ecuador: inestabilidad interminable
E

n la historia de un subcontinente marcado por la inestabilidad política continua, Ecuador destaca entre las repúblicas más inestables. Por el Poder Ejecutivo han desfilado todas las formas que en el mundo latinoamericano han sido. Liberales, conservadores, derechas extremas, militares mediante golpes de Estado, civiles llegados del mismo modo, probablemente un récord en el cambio de sus constituciones políticas. Los diversos intereses privados y los diversos intereses populares, no han encontrado un arreglo de construcción política que dé estabilidad a esa pequeña república continuamente azotada por los sucesos políticos más extremos.

Las estatizaciones y privatizaciones van y vienen según los aires que zumban por el Palacio de Corondelet, sede de la presidencia de la República, llamado de ese modo por todos los ecuatorianos, aunque tal nombre no figura en los documentos oficiales.

En 1997, en ocasión de uno más de tantos resquebrajamientos de una normalidad institucional que nadie podría decir en qué puede consistir, Ecuador se convierte probablemente en la única república en el mundo cuyo primer mandatario, Abdalá Bucaram, es defenestrado por el Congreso por incapacidad mental.

Ecuador posee un peculiar sistema monetario por el cual la moneda oficial es el dólar estadunidense, cuyas monedas fraccionarias –en un marco decimal–, son de cuño y significados ecuatorianos: centavos ecuatorianos del dólar estadunidense.

En noviembre de 2006, el actual mandatario, Rafael Correa, fue elegido para el periodo 2007-2011. Algunos observadores de Ecuador opinan que lo ocurrido el 15 de abril de 2007 era perfectamente previsible, dado el discurso que al día siguiente de su toma de posesión comenzó a emitir Correa, a imagen y semejanza de Hugo Chávez y de su propio antecesor Lucio Gutiérrez. En efecto, en esa fecha se eligió una Asamblea Constituyente, que promulgó la enésima Carta Magna, vigente desde octubre de 2008.

Dado lo previsto por la novísima Constitución, hubo de llamarse a elecciones generales para designar a las autoridades, y naturalmente surgió como vencedor el presidente Correa en 2009, aunque se trató de una relección para una sola vuelta, cargo que desempeña desde el 10 de agosto de ese año. Nadie podría jurar que Correa terminará su periodo y llamará a elecciones democráticas. Los negros nubarrones que se ciernen sobre Ecuador son muy grandes.

A estas alturas, desde luego no existe en Ecuador ningún consenso respecto del intento de golpe de Estado por la policía. El gobierno aporta lo que, dice, son pruebas que proceden de Miami que apuntan a un intento planeado por fuerzas del ingeniero civil, ex militar, y ex presidente Lucio Gutiérrez; político que llegó al poder tras haber participado primero en un golpe de Estado contra Jamil Mahuad; formado un triunvirato que resultó inaceptable para la comunidad internacional, hecho en el que se apoyó el ejército para reconstituir el orden constitucional. Lucio fue dado de baja por el ejército, pero, al estilo Chávez, como civil llegó por las urnas nuevamente al poder con un discurso populista, de derechas, aliado con grupos indígenas y con grupos de izquierda. Y ahora, de acuerdo con Correa, conspira contra su gobierno.

Al día siguiente del intento y los hechos del hospital, corría por diversos sectores de la sociedad ecuatoriana la versión de un fingimiento armado por Correa cuyo propósito es la disolución de la asamblea legislativa, para gobernar por decreto (se supone que en beneficio de las mayorías). En ese día siguiente Correa recibió el apoyo de UNASUR y de la OEA. Pero en los días siguientes estos apoyos quedaron congelados, a la expectativa. En medio del rebumbio político, casi nadie tomó nota, pese a las protestas estudiantiles en algunas ciudades, de que Correa hizo aprobar una nueva ley de educación.

Una fuente del órgano parlamentario confirmó a algunos diarios ecuatorianos que, en efecto, las reformas educativas fueron aprobadas sin debate, tras finalizar el plazo máximo para su consideración; la ley entró en vigor el 12 de octubre.

La reforma legal ha sido criticada duramente por alumnos, profesores y trabajadores de varias universidades del país, por considerar que eliminó la autonomía universitaria y abre las puertas para el mayor control gubernamental sobre los centros académicos que haya existido.

Pero Correa ha defendido las reformas, con las que dice llevará adelante una transformación de la educación, que responda a los intereses nacionales. Esta nueva ley, aparece como la probable forma en que se desenvolverá en adelante Correa, decidiendo por sí que es lo conveniente para la educación, incluida la superior, y para los intereses nacionales.

La nueva Ley de Educación de Ecuador muestra que sus autores todo lo desconocen sobre la educación, especialmente los contenidos educativos y los métodos de enseñanza del presente y sus formas de organización. Es difícil imaginar que sus disposiciones puedan ponerse en práctica.

El artículo 32 dice: La Autoridad Educativa Nacional ejerce la rectoría del sistema educativo a nivel nacional. Adiós autonomía universitaria. El artículo 27: La Autoridad Educativa Nacional determinará los estándares y los ejes curriculares, basados en los principios de esta ley para todos los niveles del sistema educativo nacional. Adiós autonomía. El artículo 30: La Autoridad Educativa Nacional, como órgano rector del Sistema Nacional de Educación, tiene competencias exclusivas sobre la definición de las políticas nacionales del sector.

De no creerse. Parece haber sido redactada por El Loco Abdalá Bucaram.