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El caricaturista dio a conocer Ni Independencia ni Revolución

Rius, presente en la Feria Alternativa del Libro en la Alameda Central
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En México no hay nada que celebrar, sostuvo Eduardo de RíoFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de octubre de 2010, p. 6

En México no hay nada que celebrar, pues aún no somos una nación independiente y la justicia social que buscaba la Revolución todavía no ha llegado al país, que hoy tiene a más de la mitad de su población en la pobreza.

De ese modo lo planteó el caricaturista Eduardo del Río, Rius, quien sólo y su alma presentó su libro Ni Independencia ni Revolución, el cual, dijo, ha sido considerado por los editores como el mejor del bicentenario.

Rius participó así en el penúltimo día de la Feria Alternativa del Libro en la Alameda Central, de la que Paloma Sáiz adelantó que ha sobrepasado las expectativas de asistencia, con unas 15 mil personas diarias.

Además, Sáiz, coordinadora de la feria junto con el escritor Paco Ignacio Taibo II, ambos cabezas de la organización civil Para Leer en Libertad, destacó el alto nivel de los escritores participantes y su generosidad al acudir, pues la fiesta editorial se realizó con muy escasos recursos.

Entre los apoyos recibidos, Sáiz mencionó en entrevista a la cooperativa refresquera Pascual y al Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal, además del Circo Atayde, entre otros.

Podría decirse, agregó, que se ha descubierto un espacio ideal para difundir la lectura, tan concurrido como el Zócalo, donde por estos días también se realiza la feria del libro de la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino, que años atrás ella y Taibo II impulsaran junto con otros programas como Para leer de boleto en el Metro, Letras en Guardia, Letras en Rebeldía y Sana sana, leyendo una plana.

Rius llegó dispuesto a disfrutar junto con las decenas de espectadores, muchos de ellos jóvenes. De entrada les dijo que si ya se habían enterado de la prosperidad del país a través de la televisión. Porque quienes leen La Jornada, agregó, ni se enteran.

Luego hizo una crítica a los libros de texto gratuito, que no dicen la verdad a los niños ni cómo pensaba y cuáles eran los ideales, por ejemplo, de Miguel Hidalgo. El fue padre de la Iglesia, pero también de familia, con tres esposas y cinco hijos. Era un ser humano, un hombre de carne y hueso, a veces más de carne que de hueso. Y no podía vivir con la hipocresía de los demás curas. El cura Morelos también tuvo dos hijos.

La lucha de Hidalgo, continuó el caricaturista, era por una independencia inferior. El quería que se hiciera justicia a los indios, aunque en Dolores gritó vivas a Fernando VII.

Hidalgo quería que se les regresara a los indios lo que se les había robado durante la Conquista y la Colonia. Quería independizar al país por dentro, terminar con la esclavitud, de la que eran víctimas los pobres, entre ellos, los indios.

Rius lamentó que se diera la maldita coincidencia de que los festejos por el bicentenario y el centenario le tocara a un gobierno panista.

Pero cómo van a festejar si ellos están del lado contrario de Hidalgo, Morelos, Guerrero y otros insurgentes. Los panistas de antes mataron a Madero, a Zapata, a Villa. No se llamaban panistas, pero eran la gente de derecha. De todos los héroes que tenemos no hay uno sólo que haya sido de derecha.

¿Iturbide?, preguntó al público. Respondió que él fue uno de los más feroces perseguidores de los insurgentes. Tras mencionar la invasión de España por parte de Francia y al rey que impuso Napoleón Bonaparte, su hermano José, conocido como Pepe Botella, dijo que el presidente Felipe Calderón no es un peligro, sino una desgracia para México.

El problema de fondo, agregó, es que los franceses eran liberales y había elaborado una Constitución ídem para gobernar España y sus colonias. Por eso los curas jerarcas se asustaron, pues ello implicaba igualdad de clases sociales y derechos humanos. Los españoles ricos de México también se pusieron sobre aviso. Al igual que los criollos, que querían quedarse con el poder cuando se expulsara a los españoles peninsulares.

El país, ¿de quién es?

Por eso a los curas jerarcas, dijo, se les ocurrió conchabarse a Iturbide, que no tenía simpatías con el pueblo, y a Vicente Guerrero. “De ahí el abrazo de Acatempan, que no existió, pero de algún modo fue la primera alianza entre panistas y perredistas –risas del público. Guerrrero se la creyó y con él encabezaron una farsa de lucha por la independencia de México.”

Luego de mencionar que casi todas manufacturas y alimentos que consumen los mexicanos son fabricados por empresas extranjeras, sobre todo estadunidenses, las cuales promueven la obesidad y la diabetes infantil sin que el gobierno haga nada, y que los bancos también se han desnacionalizado, Rius preguntó: ¿Y el gobierno y la economía mexicana, de quién son? Entonces, ¿cómo celebrar una Independencia, si somos un país dependiente del extranjero, sobre todo de Estados Unidos? ¿Es digno de celebración que tengamos más de 60 millones de pobres, de un total de 110 millones de mexicanos? ¿Y que 60 por ciento de la población esté desnutrida porque hemos dejado de comer como antes? Hay muchas cosas que me da mucha vergüenza recordar.