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Hizo posible el tratamiento de la infertilidad, que afecta a más de 10% de las parejas del mundo

El Nobel de Medicina, a Robert Edwards, padre de los niños de probeta

Fui tratado de loco; nadie quería correr riesgos éticos; me dijeron que los bebés no serían normales, expresó una vez el británico de 85 años

El Vaticano critica este premio

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Robert Edwards observa a Louise Brown con sus hijos Antonia y Henry, durante las celebraciones por el 25 aniversario de la fertilización in vitro, en julio de 2003Foto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de octubre de 2010, p. 2

Estocolmo, 4 de octubre. El científico británico Robert Edwards obtuvo hoy el premio Nobel de medicina “por el desarrollo de la fecundación in vitro” (FIV), más de 30 años después del nacimiento del primer bebé de probeta, informó el Instituto Karolinska en Estocolmo.

El profesor Edwards, de 85 años, fue recompensado “por el desarrollo del tratamiento de la fecundación in vitro. Sus descubrimientos hicieron posible el tratamiento de la esterilidad, que afecta a una gran proporción de la humanidad y a más de 10 por ciento de las parejas en el mundo”, explicó el Comité Nobel.

El laureado hace algunos años relató que había sido tratado de loco. Nadie quería tomar riesgos éticos. Me dijeron que los niños no serían normales.

Edwards vive en un hogar de ancianos en el Reino Unido. Debido a su precario estado de salud, está en duda si podrá asistir el 10 de diciembre a la ceremonia de entrega del premio, dijo un portavoz del Comité Nobel. El investigador le dijo a su esposa que estaba muy contento por la distinción.

Edwards está demasiado débil para conceder entrevistas. A lo largo de su carrera defendió que lo más importante en la vida es tener un hijo, dijo el portavoz del galardonado.

La esposa del médico, Ruth Edwards, dijo que la familia estaba emocionada por el premio. El éxito de esta investigación afectó las vidas de millones de personas en el mundo, agregó en un comunicado.

Más de cuatro millones de personas han nacido gracias a la fecundación in vitro desde 1978, cuando nació Louise Brown, la primera bebé de probeta.

Decepción y problema sicológico

Su contribución constituye un hito en el desarrollo de la medicina moderna, subrayó el Comité Nobel. Para muchas parejas la infertilidad es una gran decepción, para algunas hasta se transforma en un trauma sicológico de por vida.

Edwards comenzó sus investigaciones en el campo de la biología de la fertilización en la década de los años 50 del siglo pasado. Pronto comprendió que la fecundación en el laboratorio podría convertirse en un tratamiento posible para la infertilidad.

Trabajó sistemáticamente para alcanzar su objetivo; descubrió principios importantes de la fecundación humana y logró fecundar un óvulo en un tubo de ensayo, indicó la Asamblea Nobel.

El éxito de sus investigaciones se vio coronado con el nacimiento de Louise Brown, el 25 de julio de 1978. La mujer vive en el Reino Unido y concibió hijos de manera natural.

En un comunicado, junto con su madre, Lesley Brown, Louise expresó: “Es una noticia fantástica; mi madre y yo estamos encantadas de que uno de los pioneros de la fecundación in vitro reciba el reconocimientro que merece. Tenemos un gran afecto por Bob y nos complace enviarle nuestra felicitación”.

Junto con el ginecólogo Patrick Steptoe, fallecido en 1988, Edwards fundó el primer centro de fecundación in vitro, la Clínica Bourn Hall, en Cambridge.

Su director, Mike Macnamme, rindió homenaje este lunes a uno de nuestros más grandes científicos, cuyo trabajo inspirador a principios de los 60 llevó a un gran avance que ha mejorado las vidas de millones de personas en todo el mundo.

Toda la gente que trabajó con él y fue tratada por él le tiene un gran afecto. Estoy muy contento de que mi gran mentor, compañero de trabajo y amigo haya sido reconocido de esta manera, agregó Macnamee en un comunicado.

El director médico de la clínica, Tom Mathews, recordó que lo que más le impresionó cuando conoció a Edwards fue su pasión y entusiasmo. Se regocijaba con cada nacimiento.

Los primeros intentos de fecundación artificial fueron realizados en conejos. Edwards intentó extrapolar esta experiencia en los humanos. Sus descubrimientos revolucionarios incluyen la determinación de cómo maduran los óvulos humanos, cómo las diferentes hormonas regulan la maduración de los óvulos y cuándo éstos son más susceptibles a la fecundación.

Por otra parte, Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, criticó que se le haya otrogado el premio a Robert Edwards.

Sin Edwards no existirían congeladores en todo el mundo llenos de embriones que en el mejor de los casos serán trasladados a úteros, pero lo más probable es que sean abandonados u olvidadados.

En la declaración, más moderada que la difundida poco antes a la prensa italiana, en la que tachaba el premio de fuera de lugar, Carrasco de Paula evita acusar al nuevo Nobel de ser el responsable directo del olvido de millones de embriones.

El religioso, designado en junio pasado para dirigir la institución del Vaticano encargada de los problemas de biomedicina y de la defensa de la vida, considera que Edwards es sobre todo el responsable del mercado mundial de gametos femeninos (ovocitos).

Salvar obstáculos

Steptoe ayudó a Edwards a llevar la técnica experimental a la práctica.

El ginecólogo era uno de los pioneros de la laparoscopía, técnica con la que se puden examinar las trompas de Falopio, detectar óvulos maduros y aspirarlos. Edwards, por su parte, reunió los óvulos con espermatozoides en un cultivo celular.

Pero el equipo se enfrentó a una fuerte oposición. Pese a que se logró un embrión de ocho células a partir de un óvulo fecundado, el consejo británico de investigaciones médicas se negó a fomentar la investigación.

Sólo con una inyección de fondos privados Edwards y Steptoe pudieron continuar con sus experimentos.

La técnica desató una fuerte discusión entre líderes religiosos, expertos en ética y científicos.

“Edwards superó con su trabajo un desafío monumental. También tuvo que enfrentarse a una fuerte resistencia del establishment”, dijo Christer Höög, miembro del Comité Nobel.

El Premio Nobel de Medicina está dotado con 10 millones de coronas suecas (alrededor de 1.48 millones de dólares).

La ceremonia de entrega de los galardones se realizará el 10 de diciembre, el aniversario de muerte de Alfred Nobel, creador de estos premios.