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Penultimátum

Inodoro cívico

L

eonard van Munster todavía no figura en la lista de los grandes inventores. Pero puede que antes de que finalice este sexenio sea reconocido en México por su importante contribución a la vida cívica y política. En otros campos ya lo hicieron en Ámsterdam, donde vive Munster. Y es que los ciudadanos de esta bella e innovadora ciudad pueden beneficiarse de los sabios consejos de un inodoro parlante que advierten sobre los peligros de fumar, lo inútil de la guerra, a la vez que instruyen sobre temas relacionados con la limpieza y la higiene.

Los primeros inodoros parlantes, equipados con sensores para detectar exactamente lo que el visitante de un baño está haciendo y hacer comentarios adecuados, se instalaron exitosamente en una cafetería del centro de Ámsterdam. El último visitante no observó las reglas básicas de higiene, dice el inodoro al próximo usuario. Dependiendo de las circunstancias, también puede recordarle a quien va a utilizarlo que se lave las manos o levante la cubierta del asiento, algo muy importante si se trata de baños unisex, tan frecuentes en Europa.

Como señala su inventor, el inodoro parlante podría comenzar a toser súbitamente y advertirle a un usuario determinado sobre los peligros del tabaquismo o de fumar mariguana más allá de lo aconsejable. También, nombrar a todas las estrellas de cine que fuman, refiriéndose Munster  claramente a la gente que entra en los baños de restaurantes, bares y otros lugares públicos para fumar a escondidas. En Holanda está prohibido fumar en todos esos sitios, así como en las oficinas públicas, centros educativos, comerciales, de salud.

Munster tiene un competidor, el alemán Helmut Stonker, inventor del WC Ghost, que regaña a los hombres que no utilizan correctamente el inodoro y lo dejan sucio. Ha vendido más de 2 millones de unidades, pero no pasa de ser un inodoro regañón. En cambio, el creador holandés ha definido su proyecto como una aventura artística unida a una necesidad social y con posibilidades de ampliar su benéfica influencia de acuerdo con cada país.

Precisamente eso es lo que Leonard van Munster (grabe, lector, en su memoria este nombre) pretende hacer en México, donde, gracias a mejoras que ahora están en fase de experimentación, el inodoro parlante cumpliría una misión que la ciudadanía sabrá agradecer.

Ayer nos enteramos de que quienes deciden los presupuestos para el mejor funcionamiento de las instalaciones del H. Congreso de la Unión y de la futura sede del Senado someterán al pleno la propuesta de instalar los inodoros parlantes en ambos sitios. La condición sería que, además de mensajes cívicos, motivaran a los legisladores a legislar en beneficio de las mayorías. No como acostumbran hacerlo. Seguiremos informando.