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Era frío, no le corría sangre por las venas, describe ex cautiva

Empezó como mensajero en la guerrilla a los 6 años y llegó a dirigir el bloque más poderoso
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de septiembre de 2010, p. 29

Bogotá, 23 de septiembre. Hijo de una colaboradora de las guerrillas liberales que en 1964 fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Jorge Briceño, cuyo verdadero nombre era Víctor Julio Suárez Rojas, se incorporó como mensajero a las filas rebeldes desde los seis años, según relató alguna vez a un periodista colombiano que lo entrevistó en 1985.

Miembro de una familia pobre del centro de Colombia, Briceño se unió desde los niveles más bajos a las filas rebeldes, junto a su madre y su hermano Noé (conocido como Granobles), y fue en combate donde El Mono –término que los colombianos usan para referirse a los güeros– adquirió la segunda parte de su nombre de guerra, Jojoy, en alusión a un animal selvático de rápida movilidad.

Los colombianos vieron por primera vez en medios de comunicación al Mono Jojoy cuando apareció su robusta figura al lado de Marulanda (Pedro Antonio Marín), entonces líder de las FARC, durante las tentativas de diálogo convocadas por el presidente Belisario Betancourt (1982-1986).

Las fotografías más conocidas de Briceño –por quien el gobierno ofrecía cinco millones de pesos colombianos– lo mostraron siempre en uniforme de fatiga y con pistola a la cintura, de gesto duro.

Este individuo alto y corpulento, sin embargo, no pudo enfrentar los embates de la diabetes que lo afectaba desde 2007, según la versión de fuentes de la inteligencia militar colombiana, que en febrero de 2009 dijeron haber obtenido esa información de un desertor de las FARC, su lugarteniente de seguridad, cuyo nombre de combate era Abraham 43.

A raíz de la muerte del Mono Jojoy –a quien los colombianos ven como sanguinario e iletrado– quedaron pendientes unas 60 órdenes de captura y una solicitud de extradición del gobierno estadunidense por cargos de narcotráfico y secuestro. Se le imputaron, entre otros, los delitos de homicidio múltiple, terrorismo, sedición, rebelión, homicidio con fines terroristas, concierto para delinquir, secuestro extorsivo, portación ilegal de armas, robo y lesiones personales.

Comandante del bloque oriental desde 1990 –el más poderoso de los sectores en los que se dividen las FARC–, Briceño se caracterizó por sus decisiones implacables. En febrero de 1999 capturó a tres estadunidenses que trabajaban para la ONG Pacific Cultural Conservancy International, de Hawai, a quienes acusó de ser presuntos miembros de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense. En marzo, sus cuerpos fueron hallados en la vecina Venezuela.

Hombre frío, muy calculador, al que no le corre sangre por las venas. Llanamente y sin rodeos, la política colombiana Gloria Polanco sintetizó con estas palabras su visión del guerrillero que la tuvo siete años en cautiverio (2001-2007), el Mono Jojoy, cuya muerte ocurrió en las primeras horas de este jueves en un bombardeo en la selva de La Macarena, departamento del Meta, donde pasó la mayor parte de sus 57 años.